¿Quién no ha olido alguna vez el olor inconfundible y agradable de la lluvia? Es algo que principalmente llega a nuestros sentidos en la época de otoño con las primeras lluvias del ciclo hidrológico tras el caluroso verano. Se trata de un aroma muy conocido por todo el mundo y considerado como de los más agradables y portador de buenas sensaciones que existen. Por ello, se le ha puesto nombre y todo: se llama petricor.
En este artículo vamos a comentarte las características del petricor y el por qué huele de esta forma. Si quieres saber más sobre esto, no te pierdas este artículo.
Olor de las nubes
Desde siempre nos hemos preguntado a qué huelen las nubes. Las vemos en el cielo, tan esponjosas y bellas que se nos viene a la cabeza poder tocarlas y sentirlas. Entre los diferentes tipos de nubes hay algunas que parecen algodón puro y nos gustaría depositarnos en ellas y navegar por ese mar de nubes. Sin embargo, en la realidad, no podemos ni tocarlas, dado que no dejan de ser gotitas de agua en el cielo.
Dado que el agua de la que están compuestas las nubes es insípida, incolora e inodora, no podemos esperar gran cosa de su olor tan agradable. Sin embargo, cuando llueve, nos llega ese olor inconfundible que nos trae recuerdos, nostalgia y lo asociamos con el paso del tiempo. Normalmente, es un olor más acentuado en otoño, dado que la tierra está más seca por las escasas o nulas precipitaciones los meses de verano.
Está claro que las nubes propiamente dichas no huelen a nada. Como mucho, por la cantidad de partículas de agua aglomeradas que hay, podríamos notar un leve olor a humedad, pero muy leve, al no estar en un lugar cerrado donde se concentre dicho olor. Sin embargo, la lluvia si desprende olor. ¿Por qué ocurre esto?
La razón del petricor
El hecho de que las nubes no huelan a nada y la lluvia sí es una cuestión química. Lo que huele realmente no es la lluvia, sino la tierra húmeda por la lluvia. Conforme caen las primeras gotas de lluvia tras mucho tiempo de tierra seca, el olor petricor es más fuerte que nunca. Por ello, es un olor más característico del otoño. Si llueve más a menudo, no percibiremos el olor tan intenso ni con tanta frecuencia. Es más, si la tierra aún sigue húmeda desde las últimas lluvias, ni siquiera olerá.
Son muchos los perfumistas que, a lo largo de la historia, han intentado captarlo sin éxito para poder embriagar distintas zonas con este maravilloso olor. Sin embargo, hay que dejarle esta característica a la naturaleza y valorarlo por lo que es y no por lo que puede ser. Si este olor se consigue sacar artificialmente no evocaría esa mezcla de sentimientos ni satisfacción que lo hace ahora.
El petricor nace de la unión de varias sustancias que dan lugar a este olor cuando se mezclan entre ellas. Son varios olores los que forman el petricor, pero el principal componente presente es la geosmina. Se trata de una sustancia que es fabricada por las actinobacterias presentes en el suelo.
Posee principalmente tres componentes. Dos de ellos se encuentran en la tierra y otro en la atmósfera. Cuando estos tres componentes se sitúan juntos, da lugar al olor de la lluvia.
Olor del cielo y de la tierra
También hay un olor muy característico que se da durante las tormentas eléctricas. Es producido a causa de la división de las moléculas de oxígeno cuando inciden los rayos sobre ellos. Estas moléculas de oxígeno se reagrupan entre ellas dando lugar a la formación de gas ozono. Aunque individualmente este olor no es demasiado agradable, cuando se combina con los de la lluvia, componen el olor de la lluvia.
El componente terrestre se trata de una especie de aceite aromática que se libera cuando las gotas de lluvia entran en contacto con ellas. Son las actinobacterias las que más influyen en la producción del olor de lluvia. Estas bacterias habitan en el suelo de las zonas tanto rurales como urbanas. Incluso en las zonas marinas o ambientes costeros, también nos podemos encontrar estas bacterias, ya que tienen una gran área de distribución.
La función de estas bacterias es principalmente la de degradar y descomponer la materia orgánica en otras sustancias más sencillas. Estas sustancias transformadas sirven de alimento a las plantas y otros microorganismos. La presencia de estas bacterias en los suelos se hace entonces imprescindible para que la vida y el desarrollo de la biota se pueda llevar a cabo. Cuando las actinobacterias degradan la materia orgánica, se liberan varios subproductos. Entre ellos se encuentra la geosmina, mencionada anteriormente. Se trata de un compuesto alcohólico de olor característico y que es responsable del sabor a tierra de algunos vegetales.
¿Por qué es más pronunciado en otoño?
Cuando llueve menos en la época de verano, las actinobacterias están menos activas. Tanto el calor como la sequía las debilitan. Por ello, conforme el suelo se empieza a humedecer con las primeras gotas de lluvia, comienza a proliferar de nuevo la actividad de las bacterias degradadoras de materia orgánica. Conforme más actividad tienen, más subproductos se desechan en la degradación, por lo que más geosmina se libera. Todo ello hace que, cuando las gotas de lluvia entran en contacto con el suelo dé lugar al petricor.
Si el suelo es de tipo poroso, este olor se verá intensificador por una mayo aireación y circulación de más cantidad de geosmina. El petricor es liberado a la atmósfera y recirculado por la acción del viento hasta llevarlos a nuestras narices y activar todos los sentidos.
El por qué nos gusta tanto este olor es algo complicado de explicar. No se ha encontrado la respuesta a esta incógnita, pero se deduce que es cosa de nuestro cerebro. Se trata de una especie de evolución del cerebro que respondía positivamente ante este olor porque significaba que las cosechas podrían prosperar y habría alimentos para todos.
Espero que con esta información puedan saber más sobre el olor de lluvia.