La biodiversidad de un ecosistema es fundamental para la resistencia a cualquier tipo de impacto ambiental. Ecosistemas con gran intercambio genético son menos vulnerables a eventos como las sequías. Esto se ha confirmado gracias al estudio realizado por un equipo internacional de investigadores que ha determinado que los bosques con más biodiversidad son los que mejor resisten el estrés hídrico causado por las sequías, uno de los principales efectos del cambio climático.
Estudio sobre la biodiversidad y la sequía
El estudio, que se publica en la revista Nature Ecology & Evolution, ha sido elaborado por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con investigadores del Danum Valley Field Centre y el Forest Research Centre de Malasia, así como de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido.
Los científicos han empleado plántulas de árboles tropicales de las selvas de Borneo en su fase inicial de crecimiento. Para el estudio, se realizó un experimento en el que se plantaron estas plántulas en diferentes condiciones: en monocultivo y en mezclas de diversas especies. Se utilizaron láminas de plástico para aislar las plantas de la lluvia y simular episodios de sequías que son comunes durante el fenómeno de El Niño.
Respuesta de las plántulas a la sequía
Las plántulas respondieron a la sequía severa en todas las condiciones, pero cuando la diversidad era mayor, se observó una reducción en el estrés hídrico en comparación con aquellas en monocultivo. Esta menor competencia por el agua entre las plantas más diversas permite que se mantenga un crecimiento más estable durante los periodos de sequía. En el caso de plantaciones con una sola especie, la competencia por los recursos es mayor y agotan antes el agua disponible.
Los resultados del estudio subrayan que la biodiversidad promueve la resistencia de las distintas especies de árboles a la sequía, un dato relevante dado que las sequías se pronostican más frecuentes en los próximos años, en el contexto del cambio climático. Se refuerza aún más la necesidad de conservar la biodiversidad de los bosques tropicales frente a estos escenarios.
La importancia de la diversidad en la salud de los ecosistemas
La biodiversidad no solo es crucial para la resistencia a la sequía, sino que también juega un papel clave en el mantenimiento de la salud del ecosistema en su conjunto. Esta riqueza biológica permite que los ecosistemas se adapten mejor a los cambios ambientales y a las perturbaciones.
Por ejemplo, los bosques tropicales albergan más del 50% de la biodiversidad terrestre, a pesar de que solo cubren aproximadamente el 2% de la superficie del planeta. Son ecosistemas altamente productivos que realizan funciones vitales, como la producción de oxígeno y el secuestro de carbono, ayudando a combatir el cambio climático. La pérdida de biodiversidad en estos bosques podría significar no solo la muerte de ciertas especies, sino un colapso del ecosistema en su totalidad.
Además, la diversidad genética dentro de las especies permite que algunas de ellas se adapten mejor a condiciones cambiantes, como el aumento de las temperaturas y la aridez, que están directamente relacionadas con el cambio climático. En este contexto, la conservación y gestión de los bosques tropicales se vuelve crucial para asegurar la resiliencia de estos ecosistemas ante eventos climáticos extremos, como sequías prolongadas.
Estrategias de gestión y conservación
Las conclusiones del estudio sugieren que se deben desarrollar estrategias de gestión y conservación que prioricen la biodiversidad en los bosques tropicales. Entre estas estrategias se incluyen:
- Realizar una tala selectiva que respete la diversidad de especies presentes en los bosques.
- Implementar prácticas de reforestación que aumenten la diversidad de especies, en lugar de replantar monocultivos.
- Fomentar la investigación sobre las interacciones entre especies y la forma en que estas pueden verse afectadas por cambios en el clima.
La sequía como reto para los ecosistemas
La aridez que sufren muchos bosques debido al cambio climático es un desafío significativo. La sequía provoca una reducción en la disponibilidad de agua, lo que afecta tanto a la supervivencia de los árboles como a la salud general del bosque. Esta situación es particularmente preocupante en los bosques mediterráneos, donde la frecuencia e intensidad de las sequías ha aumentado en los últimos años.
Los estudios muestran que la sequía no solo afecta el crecimiento de los árboles, sino que también impacta la polinización y los ciclos reproductivos de las plantas. La falta de agua durante los periodos críticos de crecimiento puede llevar a la disminución de las poblaciones de especies, lo que a su vez reduce la biodiversidad y la capacidad de los ecosistemas para recuperarse de futuras perturbaciones.
Es importante destacar que los bosques más diversos son más capaces de soportar estas condiciones adversas. La interacción entre diferentes especies de plantas puede ayudar a retardar el impacto de la sequía. Por ejemplo, algunas especies pueden acceder a agua más profunda, mientras que otras pueden utilizar el agua de manera más eficiente, contribuyendo así a la estabilidad del ecosistema.
Los hallazgos sugieren que mejorar la biodiversidad de los bosques no solo es necesario para su propio sustento, sino que también es fundamental para la salud del planeta. La gestión adecuada de los recursos forestales, considerando la diversidad como un valor intrínseco, puede contribuir a crear ecosistemas más resilientes y sostenibles.