Las sequías son cada vez más frecuentes y prolongadas. Ya no es sólo la falta de agua, sino todas las enfermedades y deficiencias que ello provoca en las personas. Son ya tres millones de medio de kenianos que necesitan ayuda humanitaria debido a la fuerte sequía que azota al país.
La situación en Kenia se ha convertido en una crisis alimentaria histórica en África oriental. La sequía hace disminuir la producción de alimentos y aumenta las enfermedades.
La situación en Kenia
Se estima que 22,9 millones de personas sufren inseguridad alimentaria en Somalia, Sudán del Sur, Kenia, Etiopía y el noreste de Nigeria, según la ONU. Ya hablamos aquí sobre la declaración de “desastre natural” que hizo el Gobierno de Kenia el pasado 10 de febrero. Esta alerta se considera desastre, ya que el país requiere de una ayuda externa para poder paliar sus problemas y déficits. La actual sequía se extiende por 23 de los 47 condados que forman el país. Además, afecta tanto a los ciudadanos como al ganado y a los animales salvajes.
Casi 344.000 niños y más de 37.000 mujeres embarazadas y lactantes sufren malnutrición aguda y necesitan tratamiento urgente. Solo de marzo a mayo el número de niños con malnutrición aguda aumentó un 32%. La esperanza es cada vez menor para las personas que viven esta tragedia. Las precipitaciones que esperaban no han llegado. Ha llovido entre el 50 y el 75% menos de lo que se esperaba, siendo ya de por sí escasas las lluvias. Esto provoca un aumento en la inseguridad alimentaria del país a causa de la falta de cultivos y la muerte del ganado.
Además, aun queda el mes de julio y agosto en el que las precipitaciones serán menores aún. Esto se ve incrementado por el cambio climático que hace aumentar la intensidad y frecuencia de las sequías, y ya no sólo por la falta de agua, sino por todos los problemas derivados que conlleva.