En España las sequías son un fenómeno natural bastante recurrente y en todos los ambientes del mediterráneo aún más. La frecuencia y la intensidad de las mismas se ve incrementada por los efectos del cambio climático y, aunque las actividades económicas y los sistemas naturales se han adaptado a esta característica del clima, no lo pueden hacer en este escenario que afecta a la sostenibilidad.
Esta situación de sequía y de aumento de temperaturas ha hecho que en las últimas décadas se recojan los veranos más cálidos y secos de los últimos tres siglos. ¿Qué efectos tiene esta situación?
Más calor, menos agua
Desde hace dos décadas, miembros del grupo de investigación Clima, Agua, Cambio Global y Sistemas Naturales del Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio reconstruyen el clima del pasado a partir del crecimiento radial de los árboles más viejos de España. Con esta investigación quieren conocer cómo ha sido el clima en siglo anteriores y poder estimar la gravedad y el avance de los efectos del cambio climático.
Tenemos que tener en cuenta que cambio climáticos se han producido muchos a lo largo de la historia, pero no han sido tan rápidos como el que se está dando en la actualidad. Para un incremento de las temperaturas medias similares al que hay hoy día, pasaron millones de años. Sin embargo, el actual cambio climático se está dando a escala humana, es decir, en tan solo unos siglos.
Esta información se puede conseguir a través del estudio del crecimiento radial de los áboles como los pinos. La revista Geophysical Research Letters recoge ahora el análisis de las muestras de 774 árboles de las especies Pinus sylvestris y Pinus uncinata localizados en la cordillera ibérica, ya que la longitud de los registros climáticos instrumentales (datos medidos en estaciones meteorológicas) alcanza en el mejor de los casos 100 años, un periodo temporal insuficiente para evaluar la posible excepcionalidad del clima actual.
Estudio del crecimiento de los árboles
Gracias a la información que se recoge de las mediciones del crecimiento de los árboles, se puede saber cómo ha ido evolucionando el clima. Cuando cada árbol da lugar a la madera tardía, es decir, la más oscura que se genera en las fases finales del crecimiento anual, es posible reconstruir los efectos que ha tenido la sequía en los veranos desde las primeras décadas del siglo XVIII.
Se ha comenzado a trabajar con veranos del siglo XVIII puesto que fue el comienzo de la revolución industrial en la que comenzó a emitirse los gases de efecto invernadero a través de la revolución industrial.
Es la primera vez que los científicos pueden reconstruir de esta manera el clima de siglos pasados. La técnica se llama Índice Estandarizado de Evaporación y Transpiración (SPEI), referido en este caso a los meses de julio y agosto. Los veranos han ido siendo cada vez más secos hasta que, en la actualidad, son los que marcan récords históricos.
Algo que se tiene en cuenta en estas medidas y que es importante para la elaboración de resultados y conclusiones es que este índice que se emplea en las mediciones tiene en consideración el estrés adicional que experimentan los sistemas naturales ante un posible descenso anormal de las precipitaciones, en un contexto en el que, a causa del calentamiento global, están aumentando más las temperaturas anuales.
Los resultados que se han obtenido han sido señalados por otros autores de Europa y el norte de África, que hacen referencia a la excepcionalidad que pueden aportar las sequías extremas que se han dado a finales del siglo XX y las que se dan ahora en los últimos años.
Los cambios que se producen en los patrones atmosféricos a causa del cambio climático actúan a gran escala y son capaces de alterar la posición y persistencia del Anticiclón en las Azores que no permite que entren las borrascas a España y, por tanto, la lluvia. Además, esta mayor recurrencia de eventos secos se ajusta con los resultados del último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre cambio climático.