Como seremos humanos, y para nuestra sociedad, cabe decir que no podemos encontrar muchos beneficios en un huracán. Además, es un tema muy susceptible sobretodo para aquellos que han sufrido los efectos. Pero, centrándonos en nuestro planeta, desde un punto de vista meteorológico, que es el tema que aquí tocamos, no es tan malo.
Es posible que a priori, sigamos identificando un huracán con destrucción. Árboles caídos, playas destruidas, animales que han sufrido las consecuencias, etc. Ni hablar de lo que a la sociedad le atañe. Pérdidas humanas, edificios destruidos, fuegos por cortes eléctricos, plagas… Y sin embargo, desde un punto de vista meteorológico, es positivo. ¿Puedes anticipar por qué antes de seguir leyendo?
Regulación de las temperaturas
Los pasos de los huracanes, contribuyen a enfriar al planeta. Hay que tener en cuenta un factor clave. Cuánto más caliente es el agua de los océanos, con más intensidad suelen ser los huracanes. El gran huracán Irma, ha sido la manifestación de todas las altas temperaturas que estamos viviendo en los últimos tiempos. A su vez, los huracanes, con su gran volumen y magnitud, tienden a enfriar, y no sólo a una escala local, sino que este se traduce a todo el globo. Es una de las formas que nuestro planeta tiene como mecanismo para autorregular su temperatura.
Aunque la formación de los huracanes es algo que se sigue estudiando, se saben algunas cosas sobre ellos. Teniendo en cuenta que la temperatura del agua influye, también se traduce con el aire caliente. A mayor temperatura, menos denso es el aire, lo que provoca que éste deba ascender. Al hacerlo, hace bajar la presión, provocando inestabilidad, provocando un inicio, un ciclón en este caso. Al contrario, sería un anticiclón. El aire frío y el cálido no se mezclan, por eso genera estas corrientes, y de allí que ocurran más estos fenómenos en el ecuador. Con el aire cálido de él juntándose con el frío proveniente de los polos.
Los corales
Los colares, son unos grandes beneficiarios de los huracanes. Más allá de ser una especie marina, los corales permiten la supervivencia a millones de especies. Crean una simbiosis además con otras especies. Por ejemplo, una de ellas son las algas, cuya «ayuda mutua» nació hace 210 millones de años.
Los problemas que se presentan con los corales asociados al cambio climático, como el deshielo de los polos, las subidas de las temperaturas, etc., es que hacen peligrar su supervivencia. Con las altas temperaturas, los corales tienden a estresarse, es decir, se vuelven de color más blanco. Esa decoloración ocurre debido a que las condiciones necesarias para mantener al zooxanthealle no se mantienen, y el coral lo expulsa. El zooxanthealle es un protozoo simbionte.
Finalmente, si las condiciones siguen empeorando, puede llegar al punto de la muerte del coral. Cuándo eso ocurre, lo que está pasando en realidad es que todo un gran ecosistema se desvanece, y no se puede recuperar jamás. Es por ello que, el paso de un huracán, hace disminuir las temperaturas, regulando a su vez las condiciones para que sobrevivan. Así es como el huracán, juega un papel «revitalizador» bajo las aguas, ayudando a preservar toda esa gran biodiversidad en equilibrio.
Más beneficios
No sólo los comentados anteriormente, los huracanes además contribuyen a que se renueven aguas subterráneas. También que zonas donde había agua estancada y posiblemente fueran potenciales productores de mosquitos se limpien.
Otra particular característica que traen los fuertes vientos, es la de arrancar los árboles. Suelen romperse los más débiles, propiciando así, que los bosques puedan renovarse quedándose con los árboles más fuertes. Al igual que con las aguas estancadas, también sirve como control para evitar sobrepoblaciones de ciertas especies de insectos.
Es curioso como a veces, lo que parece descontrol en la naturaleza, ésta tiene razones de su existencia y deja tras sí, un legado de equilibrio. De no ser por los huracanes, algo que ocurriría en el ecuador, es que éste se calentaría hasta puntos demasiado altos. Allí encontraríamos al final a una supertormenta, el hipercán, del que hablamos hace poco.