El impacto del cambio climático bajo la presidencia de Donald Trump

  • Donald Trump ha debilitado las políticas climáticas de EE.UU., afectando el compromiso global contra el cambio climático.
  • Stephen Hawking advierte sobre un futuro desastroso debido a la inacción y avaricia humana.
  • Las ciudades y estados están liderando iniciativas climáticas, compensando la falta de acción federal.
  • El liderazgo local es crucial para mitigar el impacto del cambio climático y fomentar energías limpias.

Stephen Hawking

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de seguir así pasará a la historia como el presidente que menos hizo para cuidar del planeta. Poco le importa que la temperatura media global esté aumentando y que el hielo de los polos se esté derritiendo (algo que, por mucho que lo niegue, acabará afectando también a su país). Se retiró del Acuerdo de París, pues él no cree en el cambio climático y menos que lo esté empeorando la humanidad.

Esta actitud no ha gustado a muchos científicos de renombre, como el famoso astrofísico Stephen Hawking. Según él, gracias a Trump podríamos acabar ‘teniendo’, (en realidad, no podría haber vida alguna) un planeta Tierra con condiciones similares a las de Venus, es decir, con temperaturas de 250 grados y lluvias de ácido sulfúrico, según ha explicado a la BBC.

La situación es alarmante y se evidencian las consecuencias del cambio climático a nivel global, que se han intensificado a lo largo de los años. Temas como el incremento de las temperaturas, la acidificación de los océanos y el aumento en la frecuencia e intensidad de fenómenos climáticos extremos como huracanes, incendios forestales y sequías se han vuelto cada vez más comunes. Además, se ha demostrado que el .

Planeta Marte

El astrofísico se muestra muy pesimista con respecto al futuro de la humanidad. A su juicio, nuestros días están contados. Con sus 75 años de edad, opina que la avaricia y la agresión se han incrustado en el genoma humano. «No se ve que los conflictos vayan reduciéndose y el desarrollo de tecnologías militares y armas de destrucción masiva puede llevar al desastre», explicó.

La solución a este problema pasa por colonizar otros planetas, como Marte, que es el que hasta ahora sabemos que tiene unas condiciones más o menos aceptables para albergar vida. Y es que, si hace unos 3.800-3.100 millones de años pudo albergar agua, tal y como demuestran las imágenes que nos llegan desde los satélites de la NASA, ¿por qué no podría volver a reunirlas a medio o largo plazo?

De hecho, ya se está hablando de la terraformación del planeta rojo, lo cual es sin duda un tema muy interesante que podría salvar a la humanidad de la extinción.

La llegada de Trump a la presidencia ha sido un momento crucial en la historia reciente de la política climática estadounidense y global. Desde su primera campaña, ha promovido políticas que favorecen la producción de combustibles fósiles, ignorando las alarmas de la comunidad científica y el consenso global sobre el cambio climático. Este retorno a la retórica de «perfora, bebé, perfora» ha implicado un retroceso significativo en los esfuerzos por mitigar el cambio climático.

En su primer mandato, Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París, un pacto internacional diseñado para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2 grados Celsius. Su justificación fue que el acuerdo perjudicaba la economía estadounidense, transfiriendo recursos a naciones que, en su opinión, no lo necesitaban. Sin embargo, esta acción aisló a Estados Unidos en el escenario mundial, debilitando los esfuerzos internacionales por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Esta falta de compromiso se refleja en el impacto del cambio climático bajo Donald Trump.

Durante su campaña presidencial, Donald Trump volvió a cuestionar la existencia del cambio climático, asegurando que se trataba de un engaño. Este escepticismo hacia la ciencia ha influido en muchas de sus decisiones como presidente. Eliminó regulaciones cruciales que limitaban las emisiones de carbono y promovió la explotación de reservas de combustibles fósiles en territorio nacional. Esto ha contribuido no solo a un aumento en las emisiones, sino también a un clima de inacción y desconfianza hacia los esfuerzos globales de mitigación de los efectos del cambio climático. De hecho, se estima que el podría ser devastador para el medio ambiente.

El impacto de las políticas de Trump se ha visto reflejado en un análisis de Carbon Brief, donde se estima que su reelección podría resultar en emisiones adicionales de hasta 4,000 millones de toneladas de dióxido de carbono para 2030, en comparación con las políticas energéticas de su predecesor, Joe Biden. Esta cifra es alarmante y representaría un paso atrás significativo en la lucha contra el cambio climático.

Las estrategias de Trump no solo afectan a Estados Unidos, sino que también tienen repercusiones globales. La retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París dio pie a que otros países justifiquen su falta de acción. En un contexto donde el calentamiento global ya está afectando la vida de millones, la falta de liderazgo de Estados Unidos podría desincentivar los esfuerzos de otros países por cumplir sus compromisos climáticos. Esto es crucial en la discusión sobre cómo el impacto del cambio climático bajo Donald Trump se ha extendido.

Los efectos del cambio climático son palpables, con eventos climáticos extremos haciéndose más frecuentes. Por ejemplo, fenómenos como los incendios forestales en California, inundaciones en el medio oeste y huracanes más intensos en la costa este han llevado a la comunidad científica a advertir sobre la urgencia de actuar en esta problemática. El costo para mitigar estos desastres aumenta con cada año que pasa, y el tiempo se agota.

Con la llegada de Trump a la presidencia, muchos analistas y científicos temen que la ciencia climática se vea desmantelada, así como las instituciones que luchan contra el cambio climático. A pesar de esto, hay un rayo de esperanza a través del liderazgo local y estatal. Durante su primer mandato, muchas ciudades y estados se comprometieron a seguir objetivos climáticos, a pesar de las políticas federales. Ciudades como Nueva York, Los Ángeles y Chicago han estado al frente de iniciativas que buscan cumplir con los compromisos del Acuerdo de París, lo cual puede contrarrestar de alguna forma el impacto del cambio climático bajo Donald Trump.

Las ciudades no solo son responsables del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también tienen un papel crucial en la lucha contra el cambio climático. Su capacidad para implementar políticas de energía renovable y regulaciones ambientales puede marcar una gran diferencia en la reducción de emisiones y el fomento de prácticas sostenibles. Por ello, se debe analizar cómo el liderazgo local puede impactar en la lucha contra el cambio climático.

Michael R. Bloomberg, en su papel como enviado especial de la ONU para la Ambición y Soluciones Climáticas, ha comenzado a explorar maneras de mantener el compromiso climático de Estados Unidos a través de iniciativas locales y privadas. Este tipo de liderazgo por parte de ciudades y estados es fundamental para suplir el vacío creado por la falta de acción a nivel federal.

Mientras Donald Trump continúa promoviendo políticas que ignorantemente afectan al medio ambiente, existe una clara conciencia sobre la necesidad de acción y adaptación en diferentes niveles de la sociedad. Aunque los desafíos son inmensos, el liderazgo local y el compromiso de la comunidad pueden ayudar a construir un futuro más sostenible, generando esperanza y cambios reales en la lucha contra el .

  • Las políticas de Trump han incrementado las emisiones de gases de efecto invernadero en EE.UU.
  • La falta de compromiso federal no impide que ciudades y estados implementen acciones climáticas efectivas.
  • El impacto global de las decisiones de EE.UU. afecta los esfuerzos internacionales para combatir el cambio climático.
  • El liderazgo local y la inversión en energías limpias son cruciales para el futuro del planeta.
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