Los incendios son unos eventos que ocurren, muchas veces, de forma natural. Algunos bosques y praderas sólo pueden reavivarse tras haber sido consumidos por el fuego, pero la realidad es que en un planeta más cálido, estos fenómenos serán más y más peligrosos.
La cuestión es, ¿por qué? Hay muchos seres humanos que parecen sentir un extraño placer al quemar plantas y amenazando la vida de todo un ecosistema, pero tampoco podemos obviar que un verano más largo significa, en muchas partes del globo, una mayor duración de la temporada de sequía.
Todos lo sabemos: el agua apaga el fuego. Cuando no existe esa agua, las hierbas, los troncos de los árboles, todo se puede consumir rápidamente en cuanto un relámpago toca el suelo. Debido al aumento de las temperaturas y a la disminución de las precipitaciones, los incendios poco a poco dejarán ser una »medicina» para los ecosistemas para convertirse en una pesadilla.
Según un artículo publicado en la revista científica ‘Nature’, mostró que el área promedio de bosque quemado tan sólo en el noroeste de los Estados Unidos desde el 2003 hasta el 2012 era casi un 5% mayor que en los años 1972 a 1983; y no sólo eso, sino que la temporada de incendios creció de un promedio de 23 días a 116 en los mismos periodos.
¿Qué podemos hacer? Bueno, varias cosas. Aunque el estudio hable de los incendios que se producen en los EE.UU, en un país como España también son medidas que se podrían tomar fácilmente. Simplemente habría que evitar construir en las zonas de riesgo, y plantar un árbol (o dos) cada vez que se talara uno.
Asimismo, la educación pública es muy importante: de nada servirá gestionar el riesgo de incendios adecuadamente si la población no toma consciencia de lo importante que es proteger al medio ambiente.
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