Después de El Niño, llega su antagonista: La Niña, un fenómeno natural que enfría las aguas del Pacífico y altera el clima global de manera diferente. Según la NOAA, hay un 66% de probabilidades de que este patrón climático se desarrolle en otoño, principalmente entre los meses de septiembre y noviembre de 2024. Este enfriamiento puede resultar en una bajada de más de 0,5ºC en la temperatura superficial del océano Pacífico cerca del ecuador, lo que favorece la formación de huracanes en el Atlántico.
La Niña es un fenómeno que, a diferencia de El Niño, no es necesariamente tan perjudicial como se podría pensar, pero lo que provoca es igual de importante. En el Pacífico, se anticipa que habrá un invierno más frío y seco. Esto es un problema grave para localidades como California, donde las lluvias han sido escasas en los últimos años. Por otro lado, se espera que en el Atlántico haya una mayor actividad de huracanes, que podrían afectar incluso a regiones tan lejanas como España. Además, se prevé que las precipitaciones sean muy superiores a las normales en Asia, Australia e incluso en el sur de África.
La predicción de La Niña
Conviene destacar que la predicción de La Niña no es exacta. Sin embargo, se sabe que suele aparecer cada dos a siete años. Aunque no siempre sigue a El Niño, los registros históricos indican que las posibilidades aumentan cuando este último ha sido especialmente intenso, como ha sido el caso en 2023. Los cambios que se producen en el clima global debido a La Niña son significativos, afectando a muchas regiones del mundo.
La aparición de La Niña puede influir en la producción agrícola, la disponibilidad de agua y la ocurrencia de desastres naturales. Por ejemplo, las condiciones más húmedas en regiones como el sudeste asiático pueden aumentar el riesgo de inundaciones, mientras que en el suroeste de los Estados Unidos y partes de América del Sur, pueden producirse sequías severas. Para entender mejor estas sequías, se pueden revisar las consecuencias del fenómeno de La Niña en diferentes áreas.
El impacto global y regional de La Niña
Como hemos mencionado, aunque La Niña se origina en una zona específica del océano, sus efectos son globales. Esto puede impactar diversas áreas económicas, sociales y ambientales. Es esencial estar preparados para los cambios que puedan surgir.
Efectos en América del Sur
- Colombia y Ecuador: Estos países suelen experimentar lluvias torrenciales durante La Niña, lo que puede causar inundaciones y deslizamientos de tierra, afectando severamente a las comunidades locales.
- Argentina y Brasil: Por el contrario, el resto de Sudamérica puede ver un incremento en las sequías y temperaturas elevadas, como ocurrió durante episodios previos. Para más información sobre el impacto en estas áreas, consulta la explicación sobre La Niña.
Efectos en Estados Unidos
- Sudeste de EE. UU.: Las condiciones de La Niña suelen inducir sequías, lo que puede afectar la producción agrícola y la disponibilidad de agua en esta región.
- Noroeste de EE. UU.: La presencia de La Niña tiende a generar un aumento de las precipitaciones, lo que podría resultar en problemas de inundaciones en áreas previamente afectadas.
¿Cuándo se prevé el impacto de La Niña?
Según las predicciones, se espera que La Niña empiece a tomar forma en el período comprendido entre septiembre y noviembre de 2024. Sin embargo, la intensidad de este fenómeno puede variar. La NOAA ha indicado que las probabilidades de que La Niña persista durante el invierno del hemisferio norte 2024-2025 son del 74%.
La actividad de los huracanes en el Atlántico tiende a aumentar durante los períodos de La Niña, debido a la menor cizalladura del viento, lo que facilita la formación de tormentas más intensas. Este año, la estimación es que podríamos ver entre cuatro y siete huracanes de categoría 3 o superior. Las predicciones sobre este asunto son cruciales para preparar a las comunidades afectadas.
Cambio climático y La Niña
Las interacciones entre La Niña y el cambio climático son complejas. Si bien La Niña puede contribuir a un enfriamiento temporal, no es suficiente para mitigar el calentamiento global a largo plazo. La presencia de gases de efecto invernadero en la atmósfera seguirá siendo el factor determinante en el aumento de las temperaturas globales. Es crucial que los modelos climáticos y las observaciones satelitales continúen mejorando para anticipar los efectos de La Niña y El Niño. Este aspecto se relaciona con la consecuencia del enfriamiento del Atlántico.
La gestión adecuada de los recursos naturales y una planificación eficaz para enfrentar fenómenos meteorológicos extremos son esenciales en un mundo donde el cambio climático es una amenaza creciente. La ciencia debe seguir avanzando para entender mejor estos fenómenos y sus implicaciones en la seguridad alimentaria, el suministro de agua y la salud pública.
Aunque la aparición de La Niña pueda parecer un fenómeno localizado, sus efectos se extienden a lo largo y ancho del planeta, afectando a millones de personas y ecosistemas. Por lo tanto, es fundamental que tanto los gobiernos como las comunidades estén preparados y conscientes de lo que este fenómeno implica para su entorno.