La bióloga de Calp Josabel Benlliure va a pasar las navidades rodeada de más de 40 mil pingüinos de la Isla Decepción, en la Antártida, con un objetivo muy particular: estudiar los efectos que tiene el cambio climático en estos magníficos animales, tan vulnerables al deshielo y a unas temperaturas con tendencia a ser cada vez más altas.
Y lo va a hacer dentro del proyecto »Pingufor» para investigar a tres especies: Pygoscelis antarctica (pingüino barbijo), Pygoscelis adeliae (adelia) y Pygoscelis papua (papúa), ya que están considerados como »centinelas de la salud» del ecosistema en el que habitan.
A medida que la temperatura media de la Antártida aumenta, se van produciendo cambios importantes. Por el momento, los investigadores ya han constatado la existencia de una disminución de las poblaciones de pingüino barbijo y adelia como consecuencia de la disminución de las poblaciones de krill, que es el principal alimento de los pingüinos.
Por otra parte, y de modo paralelo, han comprobado que las garrapatas han llegado a la Antártida. Estos parásitos pueden transmitir nuevas enfermedades y, por lo tanto, poner en peligro la vida de más ejemplares.
Los investigadores de »Pingufor» están estudiando una colonia de cría de pingüinos formada por unas 20 mil parejas reproductoras. Los tres biólogos encargados de realizar el seguimiento tienen que escoger 200 nidos para marcar a los pollos y, además, instalar transmisores a los adultos. De esta manera, pueden conocer la distancia que recorren cada día los padres que van en busca de comida.
La investigación se desarrollará desde diciembre del 2017 hasta marzo del 2018 entre la base Gabriel de Castilla y la colonia de pingüinos que está a unas dos horas. Para Benlliure, se trata de la quinta campaña antártica.
Sin duda, cuanto más sepamos sobre los efectos del cambio climático en el planeta y en sus habitantes, más posibilidades tendremos de adaptarnos a él.