Cuando pensamos en África, sobretodo en la mitad norte, enseguida nos viene a la mente el desierto; quizás algún oasis, pero poco más. Un área donde a la vida le cuesta mucho existir, no en vano, las temperaturas diurnas superan los 45ºC, y las precipitaciones son tan escasas que no hay forma de que las plantas puedan crecer. Pero esto podría cambiar.
Según un estudio realizado por un equipo liderado por Jacob Schewe y Anders Levermann, que ha sido publicado en Earth System Dynamics, ha revelado que un aumento de apenas 2 grados centígrados podría hacer que el norte de África se convierta en un vergel.
Un aumento en las precipitaciones en las regiones secas suele ser una buena noticia, pero lo sería más si estos cambios se hubiesen producido de forma natural y no como consecuencia de la quema de combustibles fósiles. Sí, los humanos tenemos el poder y la capacidad de cambiar el clima y, como consecuencia de ello, ponemos en peligro las cosechas. Aún así, en las regiones centrales de Malí, Níger y Chad las lluvias podrían ayudarles a adaptarse mejor al cambio climático, pero no dejará de ser un desafío para una región donde ya existen otros problemas, como la guerra o la hambruna.
Según los científicos, estas zonas podrían recibir tanta lluvia como el norte de Camerún, que es una zona con clima tropical rico en vegetación. Esto significa que se produciría un aumento de entre un 40 y un 300% de lluvias, lo cual convertirá el norte de África en un vergel.
Si bien no se sabe cuándo se producirá este cambio, Levermann explicó que se podría producir pronto: »una vez que la temperatura se aproxima al umbral -de dos grados centígrados-, el régimen de lluvias podría cambiar en pocos años».
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