El cuerpo humano desde sus orígenes ha tenido que ir adaptándose y fortaleciéndose a diversos hábitats, a distintas condiciones, pero ¿podrán hacerlo los europeos al calentamiento global? Los patógenos, es decir, los virus, bacterias, hongos y otros microorganismos, podrían aumentar su presencia en los próximos años en el Viejo Continente.
Así lo revela un estudio publicado en Scintific Reports, que estuvo liderado por la científica Marie McIntyre, de la Universidad de Liverpool. ¿Qué futuro nos espera?
Cada lugar, cada zona es más propensa a tener unas determinadas enfermedades, pero a medida que la temperatura media global va aumentando, los patógenos tienden a colonizar regiones que antaño eran demasiado frías para ellos, como lo hizo por ejemplo el mosquito tigre en España hace una década. Este insecto es el causante de enfermedades como la fiebre chikungunya, el dengue o la fiebre amarilla, problemas que hasta hace pocos años el país no tenía. Pero no es de lo único de lo que debemos de preocuparnos.
Los investigadores, tras realizar revisar los documentos publicados sobre cien patógenos humanos y algunos otros presentes en animales doméstico presentes en Europa, llegaron a la conclusión de que las enfermedades propagadas por insectos y garrapatas son las más sensibles al clima.
Tal y como explica McIntyre »aunque existe un vínculo bien establecido entre el cambio climático y las enfermedades infecciosas, antes no entendíamos cómo de grandes serían los efectos y qué enfermedades serían las más afectadas. La sensibilidad climática de los patógenos es un indicador clave de que las enfermedades pueden responder al cambio climático, por lo que evaluar qué patógenos son más sensibles al clima y sus características es información vital si queremos prepararnos para el futuro».
Por lo tanto, el futuro en Europa puede ser muy complicado.
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