En lo que llevamos de verano, hemos vivido ya dos olas de calor. La última nos dejó temperaturas tan altas como los 46,9ºC en el observatorio de Córdoba o los 45ºC en Écija (Sevilla). Pero no sólo en España el mercurio está alcanzando valores extremos, también en otras partes del mundo. En California, por ejemplo, en el Valle de la Muerte hubo unos increíbles 56,7ºC.
Con todo, y teniendo en cuenta que el planeta se está calentando, cabría preguntarse cuál es la temperatura máxima que puede soportar el ser humano. Sepámoslo.
Los valores que nos muestran los termómetros son la temperatura que tiene el aire en ese momento. Aunque cueste creerlo, los termómetros que encontramos en las calles no muestran valores reales, ¿por qué? Porque están a pleno sol, sin control alguno. A veces, pueden llegar a dar diferencias de hasta 25 grados centígrados con las de un observatorio meteorológico, de ahí que sea tan recomendable evitar preocuparse por ellos y buscar la información que necesitamos en los observatorios o, incluso mejor, en nuestra propia estación meteorológica.
Pero, ¿somos capaces realmente de soportar temperaturas tan altas? Bueno, depende. Según diversos estudios, los seres humanos tenemos una temperatura límite de 55 grados con humedad normal, e incluso podría ser más alta si dicha humedad es baja. La razón es que si el aire está extremadamente húmedo, el valor del agua puede condensarse en los pulmones, causando daño a las enzimas respiratorias.
Muchos de los incidentes fatales que ocurren durante olas de calor son causados por el estrés térmico, ya sea durante días o semanas estando expuestos a largos periodos de calor moderado (30-35ºC), y no tanto a los valores máximos que se pueden registrar. Si hay 40 grados o más y no te hidratas, es fácil que sufras un golpe de calor.
Aún así, lo mejor que podemos hacer es mantenernos frescos.
La ciencia detrás de la temperatura máxima soportable
Un reciente estudio publicado por investigadores de la Universidad de Roehampton en Londres reveló que el límite en el que ya no somos capaces de regular nuestra temperatura corporal está entre 40 y 50 grados Celsius. Esto es crucial en un momento donde el planeta experimenta temperaturas más extremas debido al cambio climático, lo que nos hace vulnerables a compromisos serios en nuestra salud.
La investigación indica que, al alcanzar temperaturas superiores a los 40 grados, nuestra capacidad para enfriar el cuerpo a través de mecanismos como la sudoración se ve severamente comprometida, lo que puede llevar a un rápido aumento de la temperatura interna.
El profesor Lewis Halsey, investigador principal de este estudio, indicó que el estrés térmico provoca síntomas como confusión, mareos, náuseas, dolor de cabeza y desmayos. De hecho, algunos corredores de maratón pueden llevar su temperatura central hasta los 42 grados, y aún así, pueden soportar el estrés si están entrenados adecuadamente.
Sin embargo, la realidad es que no todos son tan resistentes. Existen grupos vulnerables, como los bebés y los ancianos, cuyos sistemas cardiovasculares tienen una adaptación más lenta a temperaturas extremas.
La reacción al calor varía considerablemente entre individuos, lo que significa que no hay una respuesta única y universal al calor. Factores como la edad, el sexo y las condiciones médicas pueden influir en cómo cada persona experimenta el calor.
Temperaturas extremas y sus efectos en la salud
A medida que las temperaturas aumentan, la capacidad del cuerpo para regular su temperatura también se ve comprometida. Esto puede llevar a un efecto cascada, donde se generan problemas de salud críticos. Una exposición prolongada a temperaturas de 41 grados o más puede resultar en fallos respiratorios y afectaciones cardíacas, que podrían incluso ser fatales.
Los mecanismos que tiene el cuerpo humano para mitigar el calor incluyen sudar y dilatar los vasos sanguíneos, lo cual exige una cantidad significativa de energía. Sin embargo, cuando las temperaturas exteriores son demasiado altas, el cuerpo comienza a tener dificultades para mantener su temperatura interna dentro de límites seguros.
Los estudios han demostrado que, a partir de temperaturas que superan los 55 grados Celsius, el riesgo de daños a los órganos vitales se incrementa drásticamente. En caso de que la temperatura ambiental alcance los 60 grados, el cuerpo podría entrar en un estado crítico que desencadenaría la muerte en cuestión de minutos.
Es fundamental estar alerta a los síntomas de golpe de calor. Estos pueden incluir: piel roja y caliente, confusión, mareos, dolor de cabeza, pulso rápido y débil. Ante la aparición de estos síntomas, se debe buscar atención médica inmediata y proporcionar al afectado un lugar fresco y agua.
Recomendaciones para sobrevivir al calor extremo
Para evitar compromisos en la salud durante olas de calor, aquí algunos consejos prácticos:
- Mantén una adecuada hidratación: Es esencial beber suficiente agua durante todo el día, incluso si no sientes sed. También debes evitar bebidas alcohólicas, cafeinadas y azucaradas, ya que pueden contribuir a la deshidratación.
- Permanece en lugares frescos: Siempre que las temperaturas sean muy altas, busca refugio en lugares frescos. Si tienes acceso a aire acondicionado, utilízalo; si no, los centros comerciales o bibliotecas pueden ser alternativas refrescantes.
- Limita la exposición solar: Evita actividades al aire libre durante las horas más calurosas del día, preferiblemente entre las 10 a.m. y las 4 p.m.
- Cuida de las personas vulnerables: Asegúrate de que niños, ancianos y personas con condiciones médicas estén bien hidratados y frescos. Revisa a familiares y vecinos que puedan estar en riesgo durante las olas de calor.
Recuerda que los golpes de calor son más comunes por la exposición prolongada a temperaturas moderadas, no necesariamente por el calor extremo inmediato.
La exposición al calor extremo no solo es un peligro físico, sino que también puede afectar nuestro estado mental y emocional. Por ello, en épocas de temperaturas extremas, es vital mantener un enfoque proactivo hacia nuestra salud y bienestar. Escuchar a nuestro cuerpo y actuar con rapidez ante cualquier signo de estrés térmico es esencial para evitar complicaciones graves.
En un mundo cada vez más caluroso, es crucial entender nuestros límites como seres humanos y cómo el calor extremo impacta en nuestra salud. Una preparación y una conciencia adecuadas nos permitirán enfrentarnos mejor a estos desafíos cada vez más frecuentes en nuestra realidad climática.