Se conoce como sensación térmica a la reacción del cuerpo humano ante la combinación de los siguientes parámetros: temperatura seca, temperatura radiante media, velocidad del viento y porcentaje de la humedad relativa, dependiendo de la propia temperatura corporal y del aislamiento que nos proporciona la ropa y los zapatos que llevemos puestos.
Aunque solemos mirar el termómetro para saber si hace calor o frío, como vemos, no debemos de dejarnos guiar sólo por el dato que éste nos proporciona para ponernos un vestuario u otro.
La medición de la sensación térmica no es fácil. Esto es algo que supo muy bien el explorador Paul Siple, el cual en la década de los 30 se dio cuenta de que en las regiones polares era más peligroso la velocidad del viento que la temperatura del lugar. El cuerpo humano utiliza el viento como un refrigerante natural, el cual puede ser un alivio en los meses más calurosos del año, pero que en invierno nos puede hacernos sentir realmente mal.
En esta tabla podrás ver cuál es la temperatura real que sentimos en invierno teniendo en cuenta la temperatura y la velocidad del viento:
Hasta ahora hemos hablado de las temperaturas y del viento, pero la humedad es igualmente un factor importante. Durante los meses fríos un alto grado de humedad puede hacernos sentir muy incómodos; incluso aquí donde vivo he escuchado decir que el frío te entra en los huesos, haciendo que, por mucho que te protejas, vas a tener frío, cuando el termómetro marca unos diez grados. En cambio, en verano puede ocurrir todo lo contrario: cuanto más alta sea la humedad, más calor puedes sentir.
Así pues, para acertar con el tipo de ropa que debes ponerte hoy, no dudes en echar un vistazo a tu estación meteorológica.
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