No solemos pensar en ello, ya que son muchas las personas las que disfrutan yendo en avión para visitar países exóticos y/o para ir a ver sus familiares. Es un medio de transporte que nos permite recorrer grandes distancias en tan sólo unas horas, lo cual lo convierte en uno de los más utilizados.
Sin embargo, la realidad es que volar daña seriamente a nuestro planeta. Veamos cómo afecta el avión al medio ambiente.
El cielo, aunque nos lo parezca, nunca está despejado, no completamente. Cada minuto hay alrededor de 11.000 aviones en el aire en alguna parte del mundo. Una prueba de ello es la imagen superior, tomada de la web Radar Virtuel. Hay centenares de aviones tan sólo en esta parte de Europa, y esa es una cifra que va en aumento a medida que la población también crece.
Pero es un medio de transporte que contamina, y mucho. El sector de la aviación es responsable de cerca del 2,5% de las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial, pero los aviones emiten además azufre, humo, vapor de agua y óxido de nitrógeno que a su vez forma ozono troposférico (no confundir con el ozono estratosférico, cuya capa protege de las radiaciones solares), el cual es muy perjudicial para la salud de las personas.
¿Se puede hacer algo para que contaminen menos? Sí, por supuesto: utilizar trenes siempre que sea posible. Contaminan mucho menos y, aunque se tarda más en llegar a destino, puede servir como excusa para hablar con los amigos o familiares que nos acompañen. Pero también se les podría poner un impuesto contra el efecto invernadero a las compañías aéreas, ya que por ejemplo en Alemania reciben un subsidio de más de diez millones de euros al año según la Agencia Federal del Medio Ambiente.
Si se eliminasen estos subsidios y se implementase un impuesto para contrarrestar los costos ambientales causados por estos medios de transporte, seguramente se contaminaría menos.