El mundo submarino esconde una de las fuerzas geológicas más fascinantes y menos conocidas del planeta: los volcanes submarinos. Aunque cuando pensamos en volcanes lo primero que se nos viene a la cabeza son montañas humeantes que escupen lava, la realidad es que la mayoría de la actividad volcánica de la Tierra ocurre bajo el agua, lejos de nuestra vista, pero no por ello menos importante. Para conocer más sobre estos fenómenos, puedes visitar nuestra sección sobre volcanes submarinos.
Estos gigantes ocultos son responsables de grandes transformaciones geológicas, químicas y biológicas en nuestro planeta. Desde la creación de suelo oceánico hasta el nacimiento de nuevas islas, los volcanes submarinos desempeñan un rol vital en la evolución de la Tierra y en el mantenimiento del equilibrio ecológico.
¿Cómo se forman los volcanes submarinos?
Los volcanes submarinos nacen en zonas del fondo marino donde la corteza terrestre presenta debilidades, como fracturas, fisuras o límites de placas tectónicas. En estas regiones, el magma del manto terrestre puede ascender y salir al exterior. Este proceso puede darse en tres situaciones principales:
- Zonas de divergencia: donde las placas tectónicas se separan, como en las dorsales oceánicas.
- Zonas de subducción: donde una placa se desliza por debajo de otra, fundiéndose y generando magma.
- Puntos calientes: áreas en el interior de las placas donde el magma asciende de manera persistente, como en Hawái. También se pueden investigar los volcanes canarios como un ejemplo de estos.
Una vez que el magma entra en contacto con el agua, se enfría rápidamente, solidificándose y formando nuevas estructuras montañosas. Con el tiempo, estas formaciones pueden crecer lo suficiente como para emerger a la superficie y dar origen a islas volcánicas.
Actividades explosivas y estructuras sorprendentes
Una de las particularidades de las erupciones submarinas es el impacto de la diferencia de temperaturas entre la lava y el agua. Cuando la lava caliente se encuentra con el agua fría del océano, puede causar explosiones, liberación de gases y fragmentación del magma en múltiples tamaños, desde finas partículas hasta bloques gigantes. Conocer cómo se producen estas transformaciones es fundamental, similar a lo que se explica en nuestra sección sobre tsunamis.
Un ejemplo espectacular es el volcán Havre, ubicado en el Océano Pacífico cerca de Nueva Zelanda. En 2012, protagonizó la erupción oceánica más grande jamás registrada, con una gigantesca balsa flotante de piedra pómez de 400 km² detectada por satélite. Esta erupción arrojó lava, cenizas y colosales bloques de piedra desde múltiples conductos, sorprendiendo incluso a los investigadores más experimentados.
Otro caso es el West Mata, también en el Pacífico, cuya erupción en 2009 fue grabada por científicos a 1.200 metros de profundidad, mostrando burbujeo y flujos incandescentes en alta definición, algo que cambió la forma de estudiar estos volcanes.
Impacto en el ecosistema marino
Lejos de ser zonas desiertas y hostiles, los volcanes submarinos son el núcleo de ecosistemas únicos formados alrededor de fuentes hidrotermales. Estas fuentes expulsan agua extremadamente caliente, cargada de minerales y compuestos químicos, creando condiciones ideales para formas de vida desconocidas fuera de estos entornos. Si deseas profundizar en las diferencias entre islas volcánicas, visita nuestra guía sobre islas volcánicas y arcos de isla.
En estos hábitats se han hallado organismos asombrosos como:
- Gusanos tubulares gigantes adaptados a vivir sin luz ni oxígeno.
- Moluscos y crustáceos capaces de soportar presiones y temperaturas extremas.
- Microbios quimiosintéticos que obtienen energía a partir de sustancias como azufre o metano.
Este tipo de vida no depende del sol para subsistir, sino de un proceso llamado quimiosíntesis, lo que ha llevado a algunos científicos a considerar estas zonas como una posible cuna temprana de la vida terrestre, e incluso una pista para buscar vida extraterrestre en planetas con océanos bajo hielo como Europa, luna de Júpiter.
Alteraciones en el clima y el océano
Además de su papel en la biodiversidad, los volcanes submarinos intervienen en procesos globales como el ciclo del carbono. Liberan grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero. Para saber más sobre la adaptación de la vida marina a estos cambios, puedes consultar nuestra información sobre volcanes activos.
Este CO2 es absorbido en parte por organismos marinos como el fitoplancton, ayudando a mantener el equilibrio climático. Sin embargo, un exceso puede contribuir a la acidificación oceánica, afectando a especies sensibles y debilitando la cadena alimentaria marina.
Erupciones submarinas también pueden modificar las corrientes oceánicas al alterar la temperatura del agua localmente. Ejemplo de esto fue documentado en 2012, cuando un volcán en el Pacífico elevó la temperatura del océano, afectando la migración de especies en esa región.
Peligros para la navegación y tsunamis
Las erupciones submarinas no solo son fenómenos geológicos impresionantes, también pueden representar riesgos significativos para embarcaciones y comunidades costeras. Entre los peligros destacan:
- Emisión de gases tóxicos que pueden llegar a la superficie.
- Obstáculos naturales como nuevas islas o domos de lava que alteran rutas marítimas.
- Formación de tsunamis debido al desplazamiento violento del agua por explosiones o derrumbes.
Por ejemplo, estructuras llamadas “domos de lava” pueden formar barreras inestables bajo el mar que, al colapsar, generan grandes olas. También hay que tener en cuenta la ceniza y piedra pómez generadas, que pueden llegar a obstruir motores de barcos. Para comprender mejor cómo se producen estos fenómenos, puedes leer más sobre cómo se origina un tsunami.
Los volcanes submarinos y la historia del planeta
No solo en el presente, los volcanes submarinos han tenido un papel crucial en eventos históricos. Hace unos 93 millones de años, la actividad volcánica en el océano provocó un cambio drástico en la química marina, generando una extinción masiva de especies marinas. Este evento dejó depósitos como el esquisto negro, fuente de hidrocarburos no convencionales.
Otro ejemplo es la Gran Muerte del Pérmico, ocurrida hace 252 millones de años, donde más del 90% de las especies marinas desaparecieron. Se sospecha que fue causada, en parte, por erupciones submarinas masivas en la región de las Trampas Siberianas, que liberaron enormes cantidades de metano y CO2.
Interés científico y potencial económico
Hoy en día, el interés por estos volcanes no se limita a la geología. Científicos de múltiples disciplinas investigan su relación con el origen de la vida, la evolución de ecosistemas extremos y el cambio climático. La exploración de los tipos de volcanes puede ofrecer información valiosa sobre estos procesos.
Además, en sus alrededores se encuentran depósitos de metales como hierro, cobre y zinc, esenciales para la industria tecnológica. La minería en aguas profundas comienza a verse como una posibilidad, aunque arrastra serios debates ambientales por el alto riesgo de dañar hábitats poco comprendidos.
El geólogo Thierry Juteau señala que estas zonas podrían ser clave para la obtención de los metales del futuro. Sin embargo, aún queda mucho por estudiar antes de decidir cómo gestionarlas de manera sostenible.
¿Cómo proteger estos entornos únicos?
Pese a su importancia, los volcanes submarinos no están protegidos adecuadamente. La minería, la contaminación y el cambio climático amenazan con alterar irreversiblemente estos delicados sistemas. Para lograr una conservación efectiva, es fundamental entender los riesgos y oportunidades asociados con estos ecosistemas.
Para conservarlos, es clave:
- Establecer reservas marinas que incluyan regiones volcánicas activas.
- Regular la minería en aguas profundas con criterios medioambientales estrictos.
- Invertir en tecnologías no invasivas para explorar el fondo marino.
- Fomentar la educación ambiental y la conciencia pública sobre su relevancia.
Como ciudadanos, podemos apoyar investigaciones oceánicas y defender iniciativas científicas y legales que garanticen la preservación de estas áreas.
Los volcanes submarinos no solo modelan el fondo del océano, sino que dan vida, destruyen y transforman a escalas que apenas empezamos a comprender. Son el corazón oculto de nuestro planeta, un sistema dinámico en constante evolución que influye en la vida terrestre más de lo que imaginamos. Estudiarlos con profundidad y respeto es esencial para comprender mejor nuestro presente y asegurar un futuro sostenible para todos.