Volcanes históricos: Erupciones que cambiaron la evolución geológica

  • Las erupciones volcánicas han modelado la Tierra, cambiado el clima y afectado la humanidad.
  • Algunas erupciones históricas causaron catástrofes, hambrunas y cambios culturales globales.
  • La gestión adecuada del riesgo y el estudio científico son clave para mitigar sus consecuencias.

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La historia de la Tierra está estrechamente ligada a la actividad volcánica, esos impresionantes fenómenos que, a lo largo de millones de años, han modelado el planeta, alterado el clima global y, en ocasiones, puesto en jaque la supervivencia de especies enteras, incluida la nuestra. Los volcanes no solo son espectaculares por sus erupciones de lava y cenizas, sino porque representan una manifestación crucial de los procesos internos del planeta, actuando como agentes de cambio tanto a nivel geológico como social y climático.

En este artículo vamos a viajar por el tiempo y el espacio para repasar las erupciones volcánicas más históricas—y muchas veces trágicas—que han marcado la evolución geológica y han dejado huella indeleble en la civilización humana. Gracias a testimonios, estudios científicos y avances en la vulcanología, hoy conocemos mejor cómo, dónde y por qué se producen estos gigantescos eventos y cuáles han sido sus consecuencias más impactantes.

La importancia de los volcanes en la historia de la Tierra

Los volcanes son auténticos motores de la historia geológica y climática del planeta. Durante los últimos dos millones de años, los grandes episodios eruptivos han provocado extinciones, cambios climáticos y transformaciones geográficas a gran escala. No solo configuran el relieve, sino que sus emisiones a la atmósfera pueden alterar la temperatura global y afectar a la vida en la Tierra.

La vulcanología, la ciencia que estudia estos fenómenos, ha avanzado de manera significativa en las últimas décadas gracias a instrumentos modernos, análisis de núcleos de hielo, dataciones precisas y observaciones satelitales. Los grandes volcanes, además de constituir riesgos para las poblaciones cercanas, son clave para entender el clima del pasado y los procesos que han dado forma a los continentes.

Índice de Explosividad Volcánica (IEV/VEI): cómo se mide el poder de una erupción

Para clasificar la magnitud e intensidad de las erupciones volcánicas se utiliza el Índice de Explosividad Volcánica (IEV o VEI). Esta escala, desarrollada por los vulcanólogos Christopher G. Newhall y Stephen Self, tiene un rango logarítmico del 0 al 8 y evalúa distintos parámetros, como la cantidad de material expulsado, la altura de la columna eruptiva y la duración del evento.

Un valor VEI 1 correspondía a erupciones pequeñas y continuas como las del Stromboli, mientras que un VEI 8 refleja cataclismos épicos como el de Taupo. Un mismo VEI puede implicar diferentes impactos según la geografía, el clima, la densidad de población y los fenómenos asociados como tsunamis, flujos de lodo o lahares.

Las erupciones más devastadoras no siempre son las más explosivas; muchas veces, el mayor número de víctimas resulta de factores secundarios, como la mala gestión de desastres, la proximidad de asentamientos humanos o el colapso de ecosistemas y cultivos tras el episodio volcánico.

Erupciones volcánicas prehistóricas de impacto global

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Las primeras erupciones realmente colosales de las que se tiene registro datan de mucho antes de la aparición de la civilización. Entre ellas destacan dos que casi fuerzan la extinción de la humanidad y cuyos rastros se encuentran en todo el mundo.

  • La erupción del lago Toba (Sumatra, Indonesia): Hace aproximadamente 75.000 años, este supervolcán tuvo la erupción más poderosa conocida de los últimos dos millones de años, expulsando hasta 2.800 kilómetros cúbicos de material. La ceniza cubrió extensas áreas del planeta y los estudios sugieren que la población humana se redujo drásticamente, ya que casi todos los grupos que habían salido de África desaparecieron. Se calcula que la temperatura global descendió radicalmente, llevando al borde de la extinción a la especie humana.
  • La erupción de Thera (Santorini, Grecia): Hace unos 3.600 años (1600 a.C.), la isla de Santorini fue escenario de una monumental explosión que expulsó material equivalente a cuatro veces el Krakatoa. Se generaron al menos cuatro tsunamis que devastaron pueblos y alteraron radicalmente el panorama del mar Egeo, contribuyendo al colapso de la civilización minoica.

Erupciones históricas que transformaron la geología y la civilización

Las crónicas de la humanidad están plagadas de relatos y testimonios de grandes erupciones que cambiaron el curso de la historia, desde la antigüedad hasta la era moderna. Muchas de ellas se documentan gracias a cronistas, arqueólogos y, más recientemente, a medios científicos avanzados.

Vesubio (Italia, año 79): la destrucción de Pompeya y Herculano

El monte Vesubio, en la bahía de Nápoles, protagonizó una de las erupciones más documentadas de la antigüedad. El 24 de agosto del año 79, tras siglos de aparente inactividad, el volcán entró en erupción con enorme violencia, lanzando cenizas, lapilli y gases tóxicos que sepultaron las ciudades de Pompeya, Herculano, Oplontis y Estabia.

Plinio el Joven presenció la catástrofe y narró su experiencia a través de cartas a su amigo Tácito, describiendo la erupción, el colapso de techos por el peso de los materiales volcánicos y el avance de letales coladas piroclásticas.

  • Se calcula que murieron entre 1.500 y 4.000 personas, aunque estudios recientes elevan la cifra por los restos hallados en villas, playas y almacenes portuarios.
  • Las cenizas cubrieron la ciudad bajo una capa de hasta 25 metros, manteniendo excepcionalmente preservados los esqueletos y edificios, lo que ha permitido reconstruir, con detalle, el impacto del evento.
  • La erupción del Vesubio dio nombre al término «erupciones plinianas», usadas para las explosiones más intensas y sostenidas.

El riesgo del Vesubio se mantiene aún hoy debido a la cercanía con Nápoles, una metrópoli de más de tres millones de habitantes. La historia demuestra que este volcán puede tener erupciones importantes cada dos mil años.

Tambora (Indonesia, 1815): la erupción que cambió el clima mundial

El Tambora es protagonista de la erupción volcánica más mortífera y de mayor impacto climático documentada en la historia moderna. El 5 de abril de 1815, este volcán indonesio expulsó más de 160 kilómetros cúbicos de material, colapsando su cono y generando una caldera de seis kilómetros de diámetro.

Sus efectos directos e indirectos fueron devastadores:

  • Murieron entre 60.000 y 120.000 personas, la mayoría por hambre y enfermedades posteriores (solo 10.000 fallecieron de forma inmediata).
  • La nube de azufre y cenizas alteró la atmósfera y provocó en 1816 el «año sin verano»: nevadas en pleno verano en el hemisferio norte, descenso de entre 0,5ºC y 0,7ºC en la temperatura global, cosechas arruinadas y la peor hambruna del siglo XIX.
  • Las consecuencias se extendieron a Europa y América del Norte, con anomalías meteorológicas que inspiraron obras artísticas y literarias, como el mito de Frankenstein.

La erupción del Tambora cambió para siempre la percepción del ser humano sobre el poder de la naturaleza y la vulnerabilidad ante los grandes eventos volcánicos.

Krakatoa (Indonesia, 1883): la explosión que resonó en el mundo entero

volcan krakatoa

Ubicado en el estrecho de Sonda, el Krakatoa estalló de forma catastrófica a finales de agosto de 1883. La serie de explosiones culminó el 27 de agosto, cuando la mayor parte de la isla voló en pedazos, generando una onda de choque que dio la vuelta al mundo varias veces y fue escuchada a 4.800 km de distancia.

  • El sonido de la explosión es uno de los mayores registrados en la historia, alcanzando los 180 decibelios a 160 kilómetros de distancia.
  • Provocó gigantescos tsunamis de hasta 40 metros de altura que arrasaron más de 160 aldeas y pueblos costeros en las islas de Java y Sumatra, causando la muerte de aproximadamente 36.417 personas.
  • La columna eruptiva alcanzó los 80 kilómetros de altura y la ceniza se dispersó globalmente, provocando espectaculares efectos ópticos y alteraciones temporales del clima.
  • La historia del Krakatoa se difundió globalmente gracias a los avances del telégrafo, convirtiéndolo en un símbolo de la vulnerabilidad de la civilización ante la naturaleza.

Ilopango (El Salvador, año 540): el cataclismo olvidado de Centroamérica

A menos de 20 kilómetros del centro de San Salvador se ubica la caldera del volcán Ilopango, que, en el año 540, protagonizó la segunda explosión más grande registrada en Centroamérica en 84.000 años. El Lago Ilopango, de más de 70 km², es hoy el testigo silencioso de un episodio que expulsó unos 84 kilómetros cúbicos de material, sepultando cultivos, aldeas y civilizaciones enteras bajo capas de «tierra blanca joven».

  • La erupción devastó el occidente, centro y oriente de El Salvador, con una capa de hasta tres metros de ceniza en áreas extensas, matando a entre 40.000 y 80.000 personas de forma inmediata.
  • El desastre originó una crisis demográfica y cultural, forzando la migración de entre 100.000 y 400.000 supervivientes, muchos de los cuales sucumbieron por falta de alimentos y agua en los meses y años siguientes.
  • El Ilopango agravó aún más el enfriamiento global que se había iniciado en el 536 por otra gran erupción (probablemente en Islandia), contribuyendo a la «plaga de Justiniano» y una gravísima crisis en Eurasia y el Mediterráneo.

La erupción del Ilopango ha sido un ejemplo de cómo los volcanes centroamericanos han tenido también un impacto global, muchas veces subestimado fuera de su entorno inmediato.

Monte Pelée (Martinica, 1902): la tragedia total en el Caribe

El 8 de mayo de 1902, la ciudad de Saint-Pierre, la más próspera de la isla de Martinica, fue arrasada en minutos por una colada piroclástica del monte Pelée. Esta explosión destruyó en cuestión de minutos una ciudad entera, acabando con la vida de más de 29.000 personas. Solo tres sobrevivieron, uno de ellos, Ludger Sylbaris, gracias a su encierro en una celda subterránea.

  • La erupción del Pelée fue especialmente letal por la falta de conocimiento y preparación ante los riesgos volcánicos. Se desconocía la naturaleza y el alcance de los flujos piroclásticos, que avanzan a más de 100 km/h, arrasando todo a su paso.
  • Los trabajos científicos de Alfred Lacroix, testigo y estudioso del evento, impulsaron el nacimiento de la vulcanología moderna y la investigación de los riesgos asociados a los volcanes.

Nevado del Ruiz (Colombia, 1985): el desastre evitable

El Nevado del Ruiz, en la cordillera de los Andes, fue el escenario de una de las peores catástrofes de la historia moderna de América Latina. El 13 de noviembre de 1985, una erupción relativamente pequeña en términos de volumen (0,02 km³, VEI 3) provocó el deshielo del glaciar y la formación de mortales lahares (flujos de lodo), que descendieron por los valles arrasando la ciudad de Armero.

  • En torno a 23.000 personas murieron en Armero y los daños materiales ascendieron a más de 7.700 millones de dólares (en la época), afectando el 20% del PIB colombiano.
  • A pesar de las señales previas de actividad volcánica y de existir mapas de riesgo, la falta de una adecuada respuesta institucional y de sistemas de alarma impidió la evacuación masiva. El drama de Omayra Sánchez, la niña que quedó atrapada entre el lodo y escombros, se convirtió en símbolo del desastre.

La tragedia del Nevado del Ruiz marcó un antes y un después en la gestión de desastres volcánicos y la percepción social del riesgo geológico.

Pinatubo (Filipinas, 1991): la erupción mejor gestionada del siglo XX

En la isla de Luzón, el monte Pinatubo hizo erupción en junio de 1991 tras siglos de aparente inactividad, generando una de las mayores erupciones del siglo XX (VEI 6, 10 km³ de material expulsado). El evento causó la evacuación preventiva de más de 200.000 personas y una reducción de la temperatura mundial de entre 0,4ºC y 0,6ºC debido a la emisión de aerosoles y dióxido de azufre a la estratosfera.

El impacto inmediato fue relativamente bajo en términos de víctimas (932 fallecidos), gracias a la eficaz gestión y respuesta internacional. Sin embargo, los daños materiales, la destrucción de viviendas y el colapso de infraestructuras persistieron durante meses.

Eyjafjallajökull (Islandia, 2010): el volcán que paralizó Europa

Este volcán subglacial islandés entró en erupción el 20 de marzo de 2010, en principio con fuentes de lava basáltica que atrajeron el interés turístico. Pero el 14 de abril se produjo un cambio a un estilo hidrovolcánico, cuando el magma contactó con el hielo del glaciar y generó explosiones altamente fragmentadas y ceniza muy fina.

  • La nube de cenizas se dispersó rápidamente hacia Europa por los vientos dominantes, creando el mayor caos aéreo en la historia reciente: se cancelaron más de 100.000 vuelos y 10 millones de pasajeros quedaron en tierra.
  • El evento puso a prueba la coordinación internacional de los Volcanic Ash Advisory Centres (VAAC) y la capacidad de respuesta frente a crisis volcánicas en regiones densamente conectadas.
  • El coste económico directo del evento se estima en torno a 23.000 millones de dólares.

Laki (Islandia, 1783): la hambruna que influyó en la historia europea

La erupción del Lakagigar (Laki) en Islandia, entre 1783 y 1784, expulsó más de 120 millones de toneladas de dióxido de azufre, cubriendo Europa de una bruma tóxica. Sus efectos se tradujeron en el 80% de la muerte del ganado islandés y la hambruna del 25% de la población. Las partículas y gases viajaron hasta el continente europeo, agravando la pobreza y las crisis sociales previas a la Revolución Francesa.

  • El descenso de temperaturas y las pérdidas de cosechas provocaron varios años de miseria generalizada, lo que demuestra cómo una erupción a miles de kilómetros de los grandes centros de población puede contribuir a cambios sociopolíticos de gran relevancia.

Volcanes históricos con elevado número de víctimas

volcan pompeya

Muchas erupciones volcánicas pasaron a la historia no tanto por su magnitud como por la cantidad de víctimas que dejaron. Aquí resumimos algunas de las más mortíferas:

  • Tambora (1815): hasta 85.000 fallecidos, principalmente por la hambruna y enfermedades asociadas.
  • Krakatoa (1883): más de 36.000 muertos, la mayoría a causa de los tsunamis.
  • Mont Pelée (1902): 29.000 muertos por flujo piroclástico.
  • Nevado del Ruiz (1985): 23.080 muertos por lahares.
  • Unzen (Japón, 1792): 15.000 víctimas principalmente por un tsunami tras la erupción.
  • Santa María (Guatemala, 1902): más de 8.700 muertos.
  • Kelut (Indonesia, 1919): unos 5.000 muertos por la riada de barro del lago cratérico.
  • Papandayán (Indonesia, 1772): 3.000 muertos por el colapso del volcán.
  • Lamington (Papúa Nueva Guinea, 1951): 2.942 muertos por erupción de tipo pliniana.
  • Chichón (México, 1982): unas 2.000 víctimas, el mayor desastre volcánico en la historia mexicana moderna.
  • Lago Nyos (Camerún, 1986): 1.746 muertos por liberación repentina de gases volcánicos.
  • La Soufrière (San Vicente, Caribe, 1902): 1.565 muertos.
  • Agung (Indonesia, 1963): 1.138 muertos por flujos piroclásticos.
  • Merapi (Indonesia, 1930): 1.363 muertos.
  • Pinatubo (Filipinas, 1991): 932 fallecidos, un ejemplo de buena gestión de la emergencia pese a la magnitud.

Erupciones premonitorias del Pleistoceno y Holoceno: el caso de Taupo

Retrocediendo aún más en el tiempo, la megaerupción del volcán Taupo en Nueva Zelanda, hace unos 26.500 años, expulsó material suficiente como para ganar el máximo en el índice VEI (8). Se calcula que 1.170 km³ de material fueron dispersados, cubriendo la isla Norte con una capa de ignimbrita de hasta 200 metros de espesor. Este tipo de episodios son relativamente raros pero nos recuerdan la capacidad destructiva latente de la naturaleza.

Otros volcanes y erupciones de gran relevancia

  • Chaitén (Chile, 2008): La erupción más violenta en Chile desde 1932, con evacuación de 6.000 personas y destrucción de la ciudad homónima.
  • Monte Santa Helena (Estados Unidos, 1980): Considerada la peor catástrofe volcánica en la historia de EE. UU., con una columna de ceniza de 24 kilómetros, más de 350 km² de bosques arrasados y 57 víctimas mortales.
  • Nevado del Huila (Colombia, 1994): Terremoto y lahar que arrasaron poblados enteros y provocaron unas 1.000 víctimas.
  • Nyiragongo (Congo, 1977): El rápido vaciado del lago de lava provocó la muerte de cientos de personas en cuestión de minutos.

Consecuencias geológicas y climáticas de los grandes volcanes

Las erupciones volcánicas masivas trascienden el desastre local y tienen implicaciones globales. Al emitir aerosoles de azufre y cenizas finas a la estratosfera, reflejan la luz solar, disminuyen la temperatura planetaria y alteran los patrones climáticos, como ocurrió con el Tambora, Pinatubo y Laki.

En la actualidad, el monitoreo de la actividad volcánica es clave para la mitigación de riesgos. La coordinación internacional a través de satélites, sensores y redes de emergencia permite anticipar en parte el impacto de futuras erupciones. Pero la vulnerabilidad sigue siendo elevada en zonas densamente pobladas, y los eventos geológicos recuerdan una y otra vez la necesidad de combinar ciencia, divulgación e inversiones en prevención.

El papel de la gestión del riesgo en la historia volcánica

El impacto de las erupciones no depende solo de la fuerza de la naturaleza, sino también de la capacidad humana para anticipar, responder y aprender de los errores del pasado. Ejemplos como el Pinatubo muestran que una buena gestión puede salvar miles de vidas, mientras que la tragedia de Armero muestra el coste de la inacción y la falta de comunicación.

La historia volcánica es un recordatorio constante de la necesidad de estudiar, comprender y respetar los límites del planeta. Las erupciones han influido en la geología, el clima, la cultura y hasta en la demografía mundial. Son parte de la dinámica terrestre, y su estudio es imprescindible para planificar el futuro y entender el pasado geológico y humano.


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