Hoy vamos a hablar sobre un tipo de brisa de montaña que es muy habitual en muchos lugares de nuestro país por su carácter montañoso.
En el transcurso de las noches despejadas el aire se mueve a lo largo de las pendientes de las colinas o montañas y desciende a los valles donde continúa moviéndose hasta los llanos. Este tipo de flujo se llama viento catabático (proviene del griego y significa “ hacia abajo”). Se establece durante la noche cuando el suelo se enfría por radiación.
El aire en contacto con ese suelo frío se enfría y a su vez se vuelve más denso que el aire que le rodea; entonces la gravedad le obliga a descender por la pendiente del terreno y se establece un flujo de aire descendente. El aire permanece en contacto con el suelo frío y continúa perdiendo calor; por lo tanto el calentamiento no es adiabático (intercambia calor con el medio) y el movimiento continúa.
En general, este tipo de brisa de montaña es bastante débil. Sin embargo, en ciertos casos, cuando la pendiente es fuerte y lisa, puede alcanzar una fuerza considerable. Esto es lo que ocurre cuando la superficie está cubierta de nieve o de hielo, algo que es muy habitual en la Antártida. En caso de que las montañas estén próximas al mar, la brisa de montaña puede reforzar la brisa de tierra durante la noche provocando en el mar vientos de tierra muy fuertes.
Por último comentar que el viento catabático es uno de los mecanismos necesarios para que se de el fenómeno de inversión térmica, ya que el aire frío por gravedad quedará retenido en el fondo de los valles, siendo la temperatura algo mayor en lo alto de las montaña.