Qué es y cómo se produce una ventisca

Fuertes vientos y nevadas

Una ventisca es una tormenta de nieve, hielo o granizo con fuerte intensidad generada normalmente en zonas de alta montaña. Son muy peligrosas y a lo largo de la historia han provocado varios desastres a algunas ciudades grandes. También han provocado la muerte de muchos montañeros y escaladores.

Si quieres conocer las características de las ventiscas y cómo se forman, sigue leyendo 🙂

Características de la ventisca

Ventiscas en la montaña

A las ventiscas también se le conocen como nevasca, nevazón o viento blanco. Cuando sucede una ventisca, las temperaturas suelen ser muy inferiores a los 0 grados. Una de sus características principales y que las hace más peligrosas son sus fuertes vientos. Para los montañistas pueden suponer un riesgo de muerte, ya que dificultan enormemente la visibilidad y bajan demasiado las temperaturas.

Durante una ventisca, debido al fuerte viento, se pueden llegar a tener sensaciones térmicas de hasta -20 grados. Los vientos pueden ser tanto sostenidos como de ráfagas y llegan a velocidades de 56 km/h o superiores. Por lo general, las ventiscas suelen durar unas 3 horas y la visibilidad se reduce a menos de medio kilómetro.

¿Qué causa una ventisca?

Ventiscas en las ciudades

En casi cualquier lugar donde frecuente la caída de nieve puede ser afectado por una ventisca. Es más casual que tenga lugar en zonas polares, regiones cercanas a ella o de alta montaña. Hoy día, las zonas donde más ventiscas se suelen registran son, por ejemplo, en Estados Unidos y el norte de Arizona. En estos lugares hay un sistema de baja presión que se mueve por el sur y si uno de alta presión se desarrolla por la Gran Cuenca, tendrá lugar una ventisca.

Las ventiscas suelen desarrollarse en el lado noroeste de un sistema de tormentas intensas. La gran diferencia que se establece entre las altas y bajas presiones es lo que hace que los vientos sean fuertes. Recordamos que los vientos se genera a través de la diferencia de presiones entre un punto y otro. Conforme más diferencia haya en esa presión atmosférica, más fuerte serán los vientos.

Por otro lado, el agua que permanece congelada en la atmósfera se queda formando cristales que se adhieren a otros. Conforme los cristales de hielo se van uniendo, van formando copos de nieve de hasta seis puntas. Además, cuando la nieve cae y tienen lugar los vientos tan fuertes, la visibilidad se reduce a la mitad.

En resumen, se podría decir que una ventisca es una mala combinación entre nieve y viento.

Efectos peligrosos

Viento y pérdida de visibilidad por la nieve

Evidentemente, las ventiscas son peligrosas dependiendo del lugar en el que te encuentres. Si estás en casa, estarás protegido. Pero si te sorprende estando en el exterior será peligroso. Si no se lleva protección consigo, la sensación térmica puede provocar hipotermia y, por ello, la muerte.

Si vas dentro de un vehículo, la circulación se vuelve completamente imposible. La visibilidad se reduce a 0,40 kilómetros y las rachas de viento arremeten contra el coche. Esto puede hacer que el conductor se desoriente y acabe teniendo un accidente.

Cuando las ventiscas son muy intensas son capaces de provocar fallos en los circuitos eléctricos y provocar apagones. Esto sucede porque los fuertes vientos y la espesa nieve dañan el cableado.

La ventisca en la montaña

Ventisca en una subida de montaña

Vamos a dedicar un apartado completo para describir toda la situación de las ventiscas en las montañas. Como se ha mencionado antes, muchos montañeros, senderistas y escaladores han muerto a causa de ellas. Cuando las temperaturas se tornan bajo los -15 grados y la visibilidad se reduce, la situación se vuelve muy peligrosa.

Cuando te encuentras en alta montaña, el viento golpea tu cuerpo sin apenas obstáculos a diferencia que en las ciudades. Hay que tener en cuenta que en las ciudades tenemos los edificios que cortan la circulación del viento. Además, en la montaña hay numerosos elementos que no están sujetos al suelo y pueden golpearnos. Por ejemplo, los granos de hielo que se forman, pequeñas ramas y piedras que son movidas por el viento.

Cuando un senderista está subiendo por una montaña y le sorprende una ventisca, existen algunos efectos que interfieren en el trayecto.

Euforia

Lo primero que se siente cuando se está ascendiendo una montaña y nos sorprende una ventisca, es euforia. Nos podemos sentir motivados por ascender frente a las dificultades que ello supone. Esto puede hacer que no veamos bien la peligrosidad de la situación.

Pérdida de visibilidad

Si en el momento en el que estamos subiendo la montaña no llevamos gafas protectoras, los materiales mencionados anteriormente pueden golpearnos. Si nos alcanza en un ojo, puede suponer graves problemas.

Desequilibrio

En una montaña hay lugares más estrechos donde el equilibrio juega un papel fundamental. Las fuertes ráfagas de viento provocadas por la ventisca pueden hacernos desequilibrar y caer. Además, si continuamente nos está afectando en la cara y ojos, nos hace más impacientes y perder la concentración. Esto nos puede llevar a cometer errores. Es muy recomendable no darle la espalda al viento para que la mochila no nos venza por su peso.

Desorientación

Con la euforia que sentimos al principio y la falta de visibilidad, vamos aumentando la confianza. Esto se debe a que tenemos frente a nosotros todo un reto por superar. Sin embargo, al no tener buena visibilidad, perdemos los puntos de referencia concretos. Se puede llegar a creer que se está encaminando por el sendero correcto y estar equivocado. La visibilidad reducida nos hace no tener referencias y, a la larga, caer en una etapa de desmoralización.

Carga psicológica

Si estamos de lleno en una ventisca, la actitud que tengamos en ese momento es condicional para salir de ella. Es posible que el tiempo pueda jugarnos una mala pasada. Podemos pensar que varios minutos pueden llegar a ser horas. Ante esta situación hay que tener una fuerte determinación.

Hipotermia

Con las bajas temperaturas y las ráfagas de viento, la hipotermia aparece en poco tiempo. La ropa parece no calentar, aunque tengamos miles de capas. Si estamos expuestos al frío, nuestro cuerpo irá reduciendo su temperatura hasta niveles peligrosos. Si la equipación no es de calidad o se está mojado de sudor, la pérdida de calor será más rápida.

Ante una ventisca en una montaña, la mejor decisión será bajar. Da igual por donde se baje, mientras se reduzca la altitud, la peligrosidad de reduce.

Con esta información estaréis más preparados para afrontar una ventisca.


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