El universo observable es la porción del cosmos que podemos detectar y estudiar desde la Tierra o mediante instrumentos espaciales. Se refiere al espacio que está dentro de nuestro «horizonte observable», que es una especie de límite más allá del cual no podemos observar objetos o eventos debido a la velocidad finita de la luz y la expansión del universo. Conforme avanza la ciencia cada vez descubrimos más sobre el universo.
En este artículo vamos a contarte todo lo que necesita saber sobre el universo observable, sus características y cuáles son los componentes del universo.
Qué es el universo observable
En términos más sencillos, el universo observable es como una burbuja en expansión que se origina en nuestro punto de observación en la Tierra. La luz viaja a una velocidad finita, y esto significa que la información sobre objetos y eventos en el espacio solo puede alcanzarnos si ha tenido tiempo suficiente para viajar hasta nosotros desde su fuente. Dado que el universo se expande, algunas regiones se alejan de nosotros a velocidades que superan la velocidad de la luz, lo que hace que nunca podamos recibir información de ellas.
El tamaño del universo observable está en constante cambio a medida que la expansión del universo continúa. Actualmente, se estima que el radio de nuestra burbuja observable es de aproximadamente 46 mil millones de años luz, lo que significa que solo podemos detectar objetos o eventos que estén a esa distancia o más cerca de nosotros en el tiempo actual.
Componentes del universo observable
Los diversos tipos de fenómenos naturales que componen la estructura del universo observable se conocen mejor como objetos astronómicos o cuerpos celestes. Estas entidades, visibles a simple vista o mediante el uso de dispositivos de observación, son los componentes fundamentales del universo.
La vasta extensión del universo es inmensurable, con extensiones ilimitadas de espacio vacío interrumpidas intermitentemente por acumulaciones masivas de materia y energía. La composición y dinámica de estas acumulaciones determinan la formación de diversos objetos astronómicos.
La materia oscura es una forma esquiva de materia que permanece invisible a la observación, ya que no emite ninguna radiación electromagnética. Sin embargo, constituye una proporción significativa de la materia del universo con un 26,8%.
La energía oscura es un tipo de energía que se caracteriza por la imprecisión, la densidad constante y la incapacidad de ser detectada. Su función principal es impulsar el universo hacia la expansión. Si bien su existencia actual sigue siendo una cuestión de teoría cosmológica, se cree que hasta el 70% de la energía del universo se compone de esta forma particular de energía.
Galaxias y estrellas
Una galaxia es un conjunto de estrellas que orbitan alrededor de un eje compartido, trayendo consigo varios otros elementos físicos, incluidos planetas, cometas, asteroides y vastas nubes de hidrógeno y helio, comúnmente conocidas como nebulosas.
Las nebulosas son responsables del típico aspecto blanquecino de las galaxias, incluida la Vía Láctea, donde reside nuestro sistema solar. El nombre de esta galaxia proviene de su parecido con la leche derramada, una apariencia de arroyo que los antiguos griegos asociaban con la leche materna de la diosa Hera (conocida como Juno por los romanos) en sus cuentos mitológicos.
Las estrellas son soles distantes, cada uno con sus propiedades y características únicas. Estos cuerpos celestes pueden considerarse como grandes explosiones continuas en el espacio que mantienen una forma esférica debido a su propia gravedad, que es lo suficientemente poderosa como para evitar que sus elementos se dispersen por todo el universo. El Sol es el ejemplo más reconocible de estrella.
Planetas y satélites
Un planeta es un objeto celeste esférico y opaco que gira alrededor de otra estrella, típicamente más masiva, a lo largo de una trayectoria orbital exclusiva que está desprovista de otros planetoides o planetas. Como cada planeta se forma a partir de nubes de gases y desechos cósmicos preexistentes, su composición y atributos pueden ser muy diferentes entre sí. Estas diferencias dependen en gran medida de la proximidad o distancia del planeta a una estrella. Por ejemplo, la atmósfera del planeta Mercurio está compuesta de gases livianos e insustanciales debido a su proximidad al Sol, mientras que la atmósfera de Júpiter, ubicada a millones de kilómetros de distancia, es densa y está compuesta de gases orgánicos más pesados como etano, metano y amoníaco, en además de hidrógeno y helio.
Un objeto celeste que gira alrededor de un planeta más grande y es capturado por su atracción gravitacional se denomina satélite natural. Estos satélites pueden variar mucho en tamaño, forma y composición, desde cuerpos celestes esféricos como nuestra Luna hasta satélites de formas más irregulares como Deimos, que es uno de los satélites más grandes conocidos de Marte.
Los satélites, ya sean singulares como la Tierra o plurales como el 92 de Júpiter, tienen sus propias órbitas alrededor de un planeta. Sin embargo, también se mueven en conjunto con el planeta mientras éste orbita alrededor de la estrella. Es fundamental tener en cuenta que los satélites no son lo mismo que los anillos planetarios. Los anillos planetarios se forman a partir de partículas, polvo y gases que orbitan juntos alrededor de un planeta, creando un disco visualmente uniforme, como se ve en Saturno.
Asteroides y planetas
Los asteroides son cuerpos celestes rocosos, menores y demasiado pequeños para calificarlos como planetas, pero demasiado grandes para ser clasificados como meteoroides. Se pueden encontrar dispersos, ya sea solos o en grupos conocidos como campos de asteroides, que son aglomeraciones más o menos densas. Estos fragmentos de materia son variables en tamaño y forma, teniendo a menudo una forma irregular. En el sistema solar hay un cinturón de asteroides situado entre las órbitas de Marte y Júpiter. Básicamente, los asteroides no son más que rocas espaciales sin atmósfera ni respuesta a su propio campo gravitacional. Aunque algunos asteroides permanecen estables dentro de un campo o cinturón, otros se mueven a lo largo de órbitas más o menos erráticas alrededor de una estrella, por lo que pueden provocar impactos estelares catastróficos.
Un cometa es un cuerpo celeste que se mueve a través del espacio, generalmente está formado por partículas de hielo, rocas y polvo. A medida que se acerca a una estrella caliente como el Sol, el cometa comienza a evaporarse, dejando tras de sí un rastro reconocible denominado cola.
Espero que con esta información puedan conocer más sobre el universo observable y sus características.