Un nuevo compuesto refuerza la resistencia a la sequía en tomates y otros cultivos

  • iCB imita el ABA y reduce la transpiración sin frenar la fotosíntesis.
  • Aplicación foliar en tomate; ensayos preliminares en trigo y vid.
  • Activa las tres familias de receptores de ABA y favorece respuestas en raíz.
  • No precisa transgénicos; patente CSIC-UPV-GalChimia y publicación en Molecular Plant.

Compuesto para resistencia a la sequía en cultivos

Un equipo del CSIC ha presentado una molécula capaz de ayudar a las plantas a gestionar mejor la falta de agua, con un rendimiento que supera a sus propias hormonas naturales. Esta innovación, denominada cianobactina invertida (iCB), reproduce la vía que utilizan las plantas para responder al estrés hídrico.

Aplicada como espray foliar en hojas de tomate, la molécula permite soportar periodos de sequía intensa y, tras el episodio, recuperar la fotosíntesis sin penalizar la productividad. Los resultados, publicados en Molecular Plant, se han protegido mediante patente en colaboración con la empresa gallega GalChimia, el CSIC y la UPV.

Cómo funciona y por qué importa

Spray foliar contra la sequía en tomates

La mayor parte del agua se pierde por las hojas a través de los estomas, unos poros que abren y cierran en función de las condiciones ambientales. En situaciones de déficit hídrico, la fitohormona ácido abscísico (ABA) reduce esa pérdida; iCB imita esa señal y refuerza la respuesta, moderando la transpiración cuando más se necesita.

Además de limitar el gasto de agua, la molécula contribuye a mantener la maquinaria fotosintética en buen estado y facilita la recuperación tras la sequía. Este efecto viene acompañado de la activación de genes vinculados a compuestos protectores, como la prolina o la rafinosa, que ayudan a estabilizar las células vegetales.

Un aspecto clave es que no exige modificación genética de las plantas tratadas. Frente a aproximaciones previas —como iSB09, diseñada para líneas transgénicas—, iCB se aplica sobre cultivos convencionales, lo que reduce posibles barreras regulatorias y sociales sin sacrificar eficacia.

Desarrollo de la molécula y base científica

El compuesto se diseñó con técnicas avanzadas de diseño molecular y cristalografía de rayos X usadas habitualmente en descubrimiento de fármacos. Así se optimizó su ajuste a los receptores de ABA presentes en distintas especies, desde Arabidopsis thaliana —modelo de laboratorio— hasta plantas de tomate.

iCB es capaz de activar las tres subfamilias de receptores de ABA, ampliando el alcance de la respuesta. Esto incluye efectos en raíz, como el hidrotropismo (crecimiento hacia zonas con humedad) y la protección frente a condiciones de sequía en el sistema radicular.

Resultados en cultivos y usos potenciales

En los ensayos con tomate, la aplicación foliar permitió a las plantas tolerar sequías severas y reanudar la fotosíntesis tras el estrés, manteniendo la producción en parámetros compatibles con un manejo agrícola normal.

Las primeras pruebas en trigo y vid apuntan a actividad en otros cultivos de cosecha. En tests de germinación, iCB mostró mayor potencia que el ABA, lo que podría emplearse para evitar la brotación prematura en cereales antes de la siega, un problema frecuente con lluvias tardías.

Su uso es compatible con técnicas habituales de pulverización, lo que facilita la adopción en finca. Los investigadores señalan que, en escenarios extremos, el compuesto puede ayudar a mantener con vida los cultivos hasta restablecer el riego, encajando como una herramienta de manejo puntual en periodos críticos.

Equipo y transferencia

El trabajo ha sido codirigido por Pedro L. Rodríguez (IBMCP, CSIC-UPV) y Armando Albert (IQF-CSIC). El equipo subraya que la molécula no solo regula la transpiración, sino que activa redes de adaptación al estrés hídrico implicadas en la protección celular, un doble frente que explica su rendimiento en campo controlado.

La patente de iCB es compartida por GalChimia, el CSIC y la UPV, y el proyecto cuenta con colaboraciones de la Universidad de Santiago de Compostela y la Universidad de Tartu (Estonia). Los siguientes pasos incluyen validaciones a mayor escala y en distintos contextos agroclimáticos para afinar dosis, momentos de aplicación y cultivos objetivo.

Con una formulación que replica la señal del ABA sin alterar el genoma, este enfoque ofrece una vía práctica para que tomates y otros cultivos incrementen su resiliencia frente a la sequía, manteniendo la fotosíntesis operativa y sumando opciones de manejo en un panorama agrícola cada vez más exigente.

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