En los últimos días, las tormentas eléctricas han marcado la actualidad a ambos lados del Atlántico, obligando a suspender importantes celebraciones y generando varios incidentes. Desde la música hasta el deporte, la actividad eléctrica en la atmósfera ha provocado interrupciones, destrozos y preocupación entre autoridades y ciudadanos.
El protocolo de seguridad ante rayos es contundente: cuando la tormenta se aproxima, la suspensión de los actos multitudinarios es inmediata. El riesgo, aunque parezca lejano, se toma muy en serio, ya que cada año se producen víctimas por descargas eléctricas en exteriores, y los daños pueden afectar tanto a personas como a infraestructuras.
Amenaza eléctrica en eventos deportivos y conciertos

Uno de los episodios más recientes involucró al concierto de Bruce Springsteen en Donostia. En un estadio repleto con 40.000 asistentes, el espectáculo tuvo que ser interrumpido durante algo más de media hora por una intensa tormenta eléctrica acompañada de lluvia y granizo, que obligó a los espectadores a buscar refugio y al personal a proteger los instrumentos y el equipo escénico. La organización había previsto posibles chubascos y activó alertas meteorológicas, pero la virulencia de la tormenta superó las expectativas. Finalmente, el concierto se reanudó cuando la situación se calmó, permitiendo a los asistentes disfrutar de la música en un ambiente más seguro, aunque visiblemente calados.
En el ámbito deportivo, el Mundial de Clubes también se ha visto afectado. El encuentro entre Benfica y Chelsea fue suspendido durante dos horas cuando, en el minuto 87, la aparición de rayos en las inmediaciones del estadio estadounidense llevó a activar el protocolo de evacuación. Los mensajes de alerta instaron a los aficionados a abandonar sus asientos y buscar resguardo, vaciando las gradas en cuestión de minutos. Se requiere que, tras cada descarga eléctrica, transcurran al menos 30 minutos sin nueva actividad para poder reanudar eventos, garantizando la seguridad de todos los presentes.
De acuerdo con la normativa vigente en los Estados Unidos para este tipo de acontecimientos, si los rayos se detectan en un radio de entre 6 y 13 kilómetros del recinto, la suspensión es inmediata. Esta regulación prioriza la integridad del público y de los deportistas, imponiendo parones obligatorios que pueden modificar significativamente la planificación de los eventos. Por ejemplo, el partido entre Real Madrid y RB Salzburgo estuvo en riesgo debido al pronóstico de lluvias intensas y descargas eléctricas cerca del estadio en Filadelfia. Los equipos y la organización monitorearon de cerca el parte meteorológico para garantizar la seguridad.
Consecuencias: accidentes, daños y cortes de luz
Las tormentas eléctricas no solo han alterado el ocio y el deporte; también han causado daños materiales y desgracias personales. En Cantabria, una jornada de calor extremo fue seguida por una intensa actividad eléctrica con más de 2.200 rayos registrados, principalmente en forma de descargas entre nubes, y cerca de 500 de nube a tierra. Este fenómeno provocó escenas impactantes, con rayos visibles sobre el mar y episodios de chubascos que afectaron a la región. En zonas como Castro Urdiales, se recogieron más de 22 litros de lluvia por metro cuadrado en pocas horas.
En el caso de la Vall Fosca, una tormenta eléctrica reciente provocó una avería en el teleférico, obligando a posponer el inicio de la temporada turística. A pesar de las revisiones periódicas, la fuerza de los rayos sobre las instalaciones eléctricas forzó una intervención de urgencia para restablecer el servicio.
El episodio más dramático ocurrió en Francia, donde una de las tormentas más intensas de los últimos años dejó dos fallecidos y más de una decena de heridos. La lluvia torrencial y los vientos huracanados transformaron las calles de París en ríos, y la fuerza del temporal derribó árboles y dejó a más de 100.000 hogares sin suministro eléctrico. La Asamblea Nacional también sufrió interrupciones debido a filtraciones de agua, lo que obligó a suspender brevemente las sesiones y movilizar a los bomberos.
El peligro real de las tormentas eléctricas
Estos episodios recientes han puesto de manifiesto que las tormentas eléctricas no solo son un espectáculo natural, sino un verdadero desafío para la seguridad pública. Las normas internacionales recomiendan detener toda actividad al aire libre si se detecta la cercanía de una tormenta, dado que el riesgo de impactos de rayo sigue siendo alto y las consecuencias potencialmente fatales. En EE. UU., cada año se registran decenas de muertes y numerosos heridos por esta causa.
La combinación de olas de calor y cambios bruscos de temperatura favorece la formación de tormentas violentas. Un descenso rápido en la temperatura y la llegada de aire frío pueden desencadenar descargas eléctricas, lluvias intensas, granizo y vientos fuertes, complicando la vida urbana y rural, y requiriendo respuestas rápidas de los servicios de emergencia.
La sucesión de tormentas eléctricas en Europa y América demuestra que la adaptación y la precaución son imprescindibles para reducir riesgos y minimizar los efectos adversos de estos fenómenos impredecibles.
