En las últimas semanas, el asteroide 2024 YR4 había generado gran expectativa y preocupación debido a una posible colisión con la Tierra en el año 2032. Los primeros cálculos indicaban un 1% de probabilidad de impacto, lo que llevó a la ONU a activar el Protocolo de Seguridad Planetaria, un procedimiento que se emplea en casos de riesgos astronómicos significativos. Puedes leer más sobre el protocolo aquí.
Sin embargo, tras nuevas evaluaciones realizadas por diferentes observatorios astronómicos y agencias espaciales, las probabilidades de impacto han disminuido drásticamente, alcanzando ahora valores prácticamente nulos. Gracias a telescopios de gran precisión, como el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral, se ha logrado mejorar la previsión de su trayectoria con mayor exactitud.
Un cambio en los cálculos iniciales
Durante el mes de febrero, los estudios revelaron un aumento temporal de la probabilidad de impacto, llegando a ser del 3.1%. Esta cifra colocó a 2024 YR4 en el primer lugar de la lista de objetos celestes considerados potencialmente peligrosos. Sin embargo, días después, con observaciones adicionales, este porcentaje se redujo rápidamente a un mínimo histórico. Los asteroides potencialmente peligrosos son monitoreados constantemente para evitar sorpresas.
Los astrónomos explican que este fenómeno se debe a que, en un primer momento, los cálculos se basan en órbitas inexactas debido a la falta de suficientes datos. A medida que se realizan más mediciones, la trayectoria del asteroide se va ajustando con mayor precisión, reduciendo la incertidumbre en torno a su curso. Para conocer cómo se realiza la reducción de riesgos asteroide 2024 YR4, puedes consultar la información en el siguiente enlace a la página sobre detección de asteroides peligrosos.
El papel de la NASA y la ESA
Las agencias espaciales como la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) jugaron un papel fundamental en la reevaluación del riesgo. A través del Centro de Coordinación de Objetos Cercanos a la Tierra, ambas entidades han seguido monitoreando de cerca al asteroide para asegurarse de que no represente un peligro en un futuro. Entre sus estrategias se encuentra la identificación de que requieren atención prioritaria.
Uno de los aspectos clave en este proceso ha sido el uso del telescopio espacial James Webb, que permite detectar luz infrarroja y así ofrecer una imagen más clara de la composición y movimiento del asteroide. Gracias a esta tecnología, los nuevos cálculos han confirmado que las probabilidades de colisión con la Tierra se reducen a tan solo 0.001%, un número insignificante en términos de riesgo real.
¿Qué sucedería en caso de impacto?
Aunque el peligro ha sido prácticamente descartado, la posibilidad de una colisión de un asteroide de estas características siempre es un tema de interés científico. Con un tamaño estimado de 40 a 90 metros, en caso de impacto, 2024 YR4 podría generar una explosión equivalente a una detonación nuclear de gran escala. Este tipo de eventos son considerados en estudios de posibles impactos de asteroides.
Sin embargo, los expertos explican que, de producirse un impacto, lo más probable es que el asteroide explotara en la atmósfera antes de tocar la superficie, tal como ocurrió en el evento de Tunguska en 1908. Este fenómeno reduciría significativamente el daño que podría ocasionar en una zona habitada. Para profundizar en cómo se realiza la reducción de riesgos ante un impacto, puede consultarse el artículo sobre el evento de Tunguska y las teorías existentes.
Medidas de prevención ante futuras amenazas
El seguimiento y control de asteroides como 2024 YR4 demuestra la importancia de contar con protocolos y estrategias de mitigación para eventos de este tipo. En este sentido, la comunidad científica sigue explorando diversas formas de protección planetaria:
- Impacto cinético: Enviar una nave espacial para colisionar con el asteroide y modificar su trayectoria. Fue probado con éxito en 2022 con la misión DART.
- Deflexión mediante láseres: Calentar la superficie del asteroide con potentes láseres para generar un cambio en su dirección.
- Explosión nuclear en el espacio: Aunque es una opción extrema, se considera en caso de amenazas inminentes, con el objetivo de fragmentar el asteroide en pedazos más pequeños y menos peligrosos.
La vigilancia constante de estos cuerpos celestes es clave para la seguridad planetaria. Aunque la amenaza de 2024 YR4 ha sido descartada casi por completo, su estudio ha servido para mejorar los protocolos de observación y respuesta ante futuros eventos similares. Este seguimiento es esencial para el conocimiento sobre asteroides y su comportamiento.