En una subasta histórica celebrada en Nueva York, la casa Sotheby’s ha logrado vender el fragmento de meteorito marciano más grande conocido en la Tierra por la cifra de 5,3 millones de dólares, estableciendo así un nuevo récord en el ámbito de la historia natural y la ciencia planetaria. Este evento ha captado la atención de expertos, coleccionistas y curiosos, destacando la relevancia y el atractivo que siguen teniendo los materiales procedentes del espacio en el mercado internacional.
La puja por esta pieza ha superado con creces las estimaciones iniciales, situando al meteorito como el objeto más valioso de su tipo jamás adjudicado en una subasta. La identidad del comprador, como suele ocurrir en este tipo de operaciones, no ha sido revelada, pero la expectación generada anticipa que este fragmento ocupará un lugar destacado, ya sea en una colección privada o en una institución científica de renombre.
El meteorito NWA 16788: un gigante de Marte en la Tierra

La pieza estrella, denominada NWA 16788, fue descubierta en noviembre de 2023 por un buscador de meteoritos en la región africana de Agadez, Níger. Con sus 24 kilos de peso, esta roca marciana es aproximadamente un 70% mayor que cualquier otro meteorito de Marte hallado hasta ahora, lo que la convierte en una referencia clave para la investigación sobre el planeta rojo.
El viaje del meteorito hasta nuestro planeta es una rara combinación de circunstancias extraordinarias. Para alcanzar la Tierra, un asteroide de dimensiones colosales tuvo que impactar la superficie de Marte en el ángulo y fuerza idóneos, posteriormente expulsando fragmentos que, tras recorrer millones de kilómetros por el espacio, finalmente cayeron en nuestro mundo. Esta fenomenal travesía subraya la naturaleza poco frecuente de este tipo de hallazgos.
Según Cassandra Hatton, responsable de ciencia e historia natural en Sotheby’s, este material extraterrestre ofrece información relevante sobre Marte, especialmente en lo que concierne a su geología y habitabilidad futura. Los datos extraídos pueden ser de utilidad para investigadores que centran sus esfuerzos en el estudio de cómo se originan y evolucionan los planetas, y en especial para quienes sueñan con la colonización del planeta rojo.
Un proceso de autenticación laborioso
Garantizar el origen marciano del meteorito ha sido un reto de primer orden. A diferencia de los meteoritos lunares, cuyos homólogos pueden cotejarse fácilmente con rocas traídas por misiones espaciales, los fragmentos marcianos requieren una identificación meticulosa. Para ello, se analizaron tanto sus características físicas como químicas, buscando evidencias inconfundibles, por ejemplo, la presencia de bolsas de gas atrapadas en el interior que coinciden con la atmósfera marciana, y ciertos tipos de minerales que solo se forman con procesos violentos de impacto.
La roca fue clasificada como shergotita olivina-microgabroica, una variedad que resulta del lento enfriamiento del magma en Marte. Su corteza de fusión, marcada por el intenso calor sufrido al entrar en la atmósfera terrestre, es uno de los indicios externos que avisan de su procedencia cósmica. Además, la estructura rugosa y tridimensional de la pieza recuerda la propia topografía de Marte, un detalle que no ha pasado desapercibido entre los expertos.
El valor de estos meteoritos no reside únicamente en su rareza y tamaño. Son fuentes inestimables de información para la comunidad científica y su posesión resulta especialmente apetecible para coleccionistas y museos interesados en mostrar al público ejemplos únicos de nuestro sistema solar.
Impacto en el mercado y en la investigación
La subasta pone de manifiesto el creciente interés internacional por objetos científicos y espaciales. Sotheby’s ya comprobó este fenómeno en anteriores ocasiones, pero la puja por NWA 16788 ha marcado un antes y un después en el mercado, ya que se sitúa muy por encima de otras piezas similares subastadas previamente.
Actualmente, se reconocen más de 77.000 meteoritos en la Tierra, pero apenas 400 provienen de Marte. De todos ellos, la mayoría son de tamaño diminuto, lo que multiplica la importancia del fragmento ahora vendido. Constituye cerca del 7% de todo el material marciano conocido en nuestro planeta, y su análisis ayuda a comprender mejor la historia geológica, los procesos de formación y la evolución marciana.
Sotheby’s ha destacado en reiteradas ocasiones el valor científico y estético de estos fragmentos espaciales. No solo permiten a los investigadores analizar en profundidad la composición y la estructura de otros mundos, sino que también despiertan el interés del público general por la astronomía, la geología interplanetaria y la exploración del sistema solar.
Para quienes buscan entender el alcance de estas subastas, basta con observar la concurrencia de coleccionistas, instituciones y especialistas de todo el mundo en la puja. El hecho de que una roca marciana alcance esta cotización ilustra cómo la ciencia, la historia y el mercado del coleccionismo pueden confluir para hacer historia.
El hecho de que esta venta suponga un hito en la divulgación científica y en el estudio de los planetas vecinos refuerza la importancia de estos hallazgos. Cada fragmento llegado desde el espacio nos recuerda que aún hay muchos enigmas por resolver en el cosmos, y que tener en nuestras manos un trozo de otro mundo es una experiencia que enriquece nuestro conocimiento y despierta la admiración por el universo.