En las últimas semanas, varios territorios de México han experimentado lluvias persistentes e intensas, así como el impacto directo de huracanes, lo que ha llevado a la activación de protocolos de emergencia para hacer frente a las posibles inundaciones, desbordamientos de ríos y los riesgos asociados para la población. Las autoridades a nivel estatal y federal han actuado de manera conjunta, movilizando recursos, personal y equipos especializados con el objetivo prioritario de garantizar la seguridad y el bienestar de los habitantes de zonas vulnerables.
Ante este tipo de fenómenos, se han implementado acciones coordinadas entre gobiernos, Protección Civil, cuerpos de Bomberos y el despliegue de fuerzas armadas, reforzando la prevención, el monitoreo y la respuesta frente a emergencias derivadas de las lluvias y huracanes. La activación oportuna de estos protocolos permite minimizar daños materiales y proteger la vida de quienes viven en áreas de riesgo, así como restablecer la normalidad lo antes posible.
Protocolos de emergencia: panorámica nacional y escenarios recientes
En Hidalgo, el protocolo de emergencia se activó tras fuertes precipitaciones que ocasionaron anegamientos significativos, en particular en la zona metropolitana de Pachuca y el municipio de Mineral de la Reforma. El gobierno estatal solicitó la declaratoria de emergencia federal para agilizar recursos y atención a al menos 600 personas damnificadas, principalmente por la inundación de aguas negras en viviendas del fraccionamiento Los Tuzos. El protocolo incluyó el monitoreo del caudal de ríos, la alerta ante posibles desbordamientos y la habilitación de estrategias para retirar basura de drenajes y garantizar el funcionamiento de la infraestructura pluvial.
De igual forma, brigadas de la Secretaría de Seguridad Pública, Bomberos, Protección Civil y el C5i acudieron a puntos críticos, auxiliando en trabajos de desazolve, limpiezas y atención en carreteras afectadas, así como en la vigilancia permanente de escuelas y la emisión de avisos preventivos para la población. Además, se invirtieron 364.5 millones de pesos en obras pluviales, contemplando la mejora de drenes y canales estratégicos, y se emplazaron medidas para que infraestructuras privadas, como el centro comercial Explanada, cumplieran con los requisitos ambientales de manejo de aguas.
Emergencia por huracanes: coordinación interestatal y previsión
El huracán Erick, en su paso por el Pacífico mexicano, intensificó la alerta en estados como Guerrero, Oaxaca y Michoacán. Ante la inminencia de lluvias torrenciales, vientos fuertes y riesgos de deslaves, los gobiernos estatales suspendieron clases en todos los niveles educativos y prepararon más de 580 albergues temporales para resguardar a quienes vivían en zonas de mayor peligro.
La activación del protocolo incluyó la difusión de recomendaciones oficiales, operativos de perifoneo para alertar en comunidades costeras y la movilización de más de 1,200 voluntarios, junto con el despliegue de alrededor de 7,000 elementos de la Sedena y Marina. Se cerraron puertos y se estableció vigilancia permanente sobre la trayectoria del huracán, manteniendo un sistema de alerta de ciclones en nivel amarillo y supervisando el estado de los ríos ante el riesgo de desbordamientos.
En el caso de Oaxaca, el Consejo de Protección Civil mantuvo la alerta máxima, advirtiendo que más del 60% de la población se encontraba en riesgo potencial. Se organizaron refugios, centros de reubicación y campañas para promover medidas de autoprotección, así como el monitoreo constante de pronósticos y sistemas de alerta temprana.
Reforzar la coordinación y la previsión en estas situaciones ha sido crucial para reducir los impactos negativos y proteger a las comunidades en riesgo.