El logro histórico del Apolo 11 en 1969 no sólo dio a Estados Unidos una ventaja significativa en la competencia en curso con la Unión Soviética (URSS), sino que también marcó un hito sin precedentes al llevar humanos a la Luna con éxito. A pesar del paso de más de 50 años, este logro extraordinario sigue siendo incomparable e irrepetible. A medida que la exploración continúa superando fronteras, revelando nuevas fronteras y ampliando nuestro conocimiento de lo desconocido, resulta cada vez más desconcertante preguntarse por qué no nos hemos aventurado a regresar a la Luna en todo este tiempo.
En este artículo vamos a analizar cuáles son las razones del por qué no se ha vuelto la Luna.
¿Cuál es la razón detrás de nuestro fracaso en volver a visitar la Luna?
Para comprender mejor la cuestión en cuestión, buscamos la experiencia del Dr. Alejandro Farah Simón, un miembro distinguido tanto del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como del Programa Universitario Espacial (PEU). La siguiente es su respuesta transmitida a National Geographic en Español.
Como cuerpo celeste más cercano a la Tierra, la Luna tiene la distinción de ser el único satélite natural de nuestro planeta y el quinto más grande del Sistema Solar. Sin embargo, incluso con su proximidad, las enormes distancias del espacio ultraterrestre siguen siendo un obstáculo formidable para las misiones de exploración humana.
En su distancia más cercana, el satélite se encuentra a 360.000 kilómetros de la Tierra. El investigador destaca dos desafíos que debe enfrentar la tecnología: la atracción de la gravedad de nuestro planeta y la complejidad que implica navegar a un lugar que requiere una comprensión de la mecánica orbital para predecir la posición del cuerpo celeste a su llegada.
El Dr. Alejandro Farah Simón explica que para que una nave espacial pueda salir exitosamente de la Tierra y llegar a la Luna, debe alcanzar una velocidad de 7,8 kilómetros por segundo. De no alcanzar esta velocidad, la atracción gravitacional de la Tierra impediría el desprendimiento. Además, garantizar la seguridad y el bienestar de la tripulación presenta otro conjunto de desafíos. No se trata únicamente de proporcionar alimentos, aire y agua, sino que también es crucial proteger a los astronautas de la radiación solar, las vibraciones y los cambios inesperados de dirección.
Sin lugar a dudas, la amplia cobertura de requisitos y la meticulosa preparación de recursos para abordar los desafíos de la misión contribuyen significativamente a los costos exorbitantes e involucran una fuerza laboral sustancial en el proyecto.
Qué hizo falta para llegar a la Luna
Según el experto, la misión Apolo 11 implicó la colaboración de aproximadamente 400.000 personas y requirió una asombrosa inversión de 20 mil millones de dólares. Estas cifras resaltan la inmensa importancia del alunizaje como un logro notable en los ámbitos de la ciencia y la tecnología. El experto afirma además que, debido a la amplia organización y el respaldo financiero necesarios para tal esfuerzo, es poco probable que proyectos similares puedan emprenderse con la frecuencia deseada.
¿Cuál es el objetivo de una próxima expedición a la luna? Básicamente, la próxima misión lunar tiene como objetivo participar en la minería espacial y establecer una base más allá de la Tierra. Además, existe un isótopo particular conocido como helio-3, que abunda en la Luna pero escaso en nuestro planeta. Regresar a la Luna presenta una valiosa oportunidad para recolectar este gas, que tiene el potencial de sustentar nuestra civilización durante miles de años mediante la fusión nuclear.
Razones por las que no se ha vuelto a la Luna
Falta de motivos y financiación
La llegada del hombre a la Luna estuvo fuertemente influenciada por el contexto histórico. En respuesta a las tensiones políticas con la Unión Soviética, Estados Unidos tomó la decisión de embarcarse en una misión tripulada a nuestro vecino celestial. National Geographic destaca que sin esta intensa rivalidad, habría sido una ardua tarea para los estadounidenses reunir a cerca de 400.000 personas y asignar en un lapso de 14 años lo que hoy equivaldría a aproximadamente 106.000 millones de euros.
A partir de 1960, hubo un aumento significativo en la cantidad de dinero asignada al programa espacial estadounidense, que finalmente alcanzó un máximo sin precedentes del 5,3% del presupuesto nacional en 1965. Sin embargo, con el tiempo, hubo una disminución en el entusiasmo y el apoyo al programa espacial estadounidense.
Pérdida de interés
Con el paso del tiempo, el fervor político en torno a la ‘Carrera Espacial’ disminuyó, lo que provocó la terminación prematura del programa a pesar del plan inicial de realizar 20 misiones. El fin de la Guerra Fría influyó en esta decisión. Después de demostrar la supremacía estadounidense en el ámbito de la ciencia, el costo de sostener los programas espaciales se volvió demasiado oneroso para justificarlo.
Ya no hay financiación
Durante la década de 1980, el presidente Nixon redujo significativamente la financiación de la NASA y, a pesar de los intentos de Reagan de resucitar las misiones espaciales, enfrentó limitaciones para conseguir fondos adicionales.
El presidente Bush intentó iniciar una nueva iniciativa destinada a impulsar a la NASA hacia la Luna y Marte, pero enfrentó la oposición del Congreso.
Accidente del transbordador espacial Challenger
Trágicamente, el transbordador espacial Challenger desapareció apenas 73 segundos después del despegue el 28 de enero de 1986. Este evento catastrófico resultó en la pérdida de los siete valientes miembros de la tripulación: Francis Scobee, Michael J. Smith, Ronald McNair, Ellison Onizuka, Gregory Jarvis, Judith Resnik y Christa McAuliffe.
Como consecuencia del accidente, los vuelos fueron suspendidos durante treinta y dos meses. En respuesta, Ronald Reagan estableció la Comisión Rogers, un comité especial encargado de investigar el incidente. La comisión concluyó que la cultura organizacional y el proceso de toma de decisiones de la NASA influyeron en el accidente. Se descubrió que desde 1977, los directivos de la NASA eran conscientes de un defecto crítico en el diseño del propulsor de cohete sólido de Morton Thiokol, específicamente relacionado con las juntas tóricas. Sin embargo, esta cuestión no se abordó de manera efectiva.
Dificultades científicas
Aproximadamente el 17% de la población estadounidense tuvo el privilegio de presenciar el lanzamiento en vivo. Durante el proceso se encontraron varios desafíos científicos. Si bien en los últimos tiempos se han logrado avances significativos en el progreso científico, es crucial reconocer los peligros inherentes al espacio. En el momento en que uno se aventura más allá de la atmósfera terrestre, las tripulaciones se enfrentan constantemente a los peligros del vacío, las fluctuaciones de temperatura y la exposición a la radiación.
Además, es importante señalar que la Luna plantea importantes desafíos para la exploración humana. Su terreno accidentado, marcado por cráteres y superficies rocosas, presenta obstáculos que complican los aterrizajes seguros. Vale la pena considerar que, en preparación para el histórico alunizaje tripulado, el gobierno de los Estados Unidos invirtió grandes recursos financieros, por valor de miles de millones de dólares, en el desarrollo y despliegue de satélites para mapear meticulosamente la superficie lunar e identificar ubicaciones adecuadas para el Apolo.
Espero que con esta información puedan conocer más sobre cuáles son las razones del por qué no se ha vuelto a la Luna.