Una de las ciudades más grandes de Estados Unidos, Nueva York, va a empezar a luchar de verdad para hacer frente al cambio climático. ¿Cómo lo hará? Emprendiendo acciones legales contra ExxonMobil, ConocoPhilips, Chevron, Royal Dutch Shell y BP, que son las más importantes petroleras, no sólo de América del Norte, sino del mundo.
Así lo ha decidido Bill de Blasio, el alcalde demócrata de Nueva York y lo que parece ser la antítesis de Donald Trump, al menos de momento.
De Plasio fue directo y contundente: »las compañías de los combustibles fósiles sabían del impacto en el clima y engañaron al público de una manera intencionada para proteger sus beneficios. Deben de pagar». El objetivo es claro: responsabilizar a las grandes compañías petrolíferas de los daños que han estado causando hasta la fecha y, también, conseguir una compensación económica con la que poder hacer »la ciudad más segura y resistente ante la subida del nivel del mar y tormentas tropicales».
El cambio climático es real. Aparecen pruebas casi a diario. Se baten récords históricos de temperatura, se forman fenómenos meteorológicos cada vez más peligrosos. Teniendo esto en cuenta, es importante invertir en energías limpias y renovables, y dejar de hacerlo en los combustibles fósiles. Sin embargo, y como no podía ser de otra manera, las compañías que se dedican a extraer petróleo negaron que ello contribuyera al cambio climático. Para ser más precisos, ExxonMobil, Chevron y Royal Dutch Shell dijo »este tipo de litigios no contribuyen a eso».
Y yo me pregunto: ¿de verdad que el petróleo que »sin querer» ha acabado en el mar tantas y tantas veces, como ocurrió en Galicia hace 15 años, no afecta al medio ambiente? ¿De verdad que los automóviles que van con gasolina o diésel no alteran el equilibrio natural de la atmósfera?
Pienso que es hora de cambiar muchas cosas. De sentarnos y hablar sobre qué es lo mejor para nosotros, como humanos, pero también para el resto de formas de vida. Porque no estamos solos en este planeta.
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