Nepal atraviesa una de las peores catástrofes naturales vividas en décadas, tras las intensas lluvias monzónicas que desde finales de septiembre han provocado inundaciones y deslizamientos de tierra en todo el territorio, dejando un saldo de 238 muertos y más de 100 personas aún desaparecidas. La magnitud del desastre ha obligado al Gobierno a tomar medidas drásticas, como iniciar operaciones de búsqueda y rescate, organizar evacuaciones aéreas y proporcionar ayuda a las víctimas.
El impacto de las precipitaciones ha sido devastador no solo en términos de víctimas humanas, sino también para la infraestructura esencial y la economía del país. Las autoridades nepalíes han cifrado los daños preliminares en más de 120 millones de dólares, afectando severamente sectores claves para el desarrollo del país como la agricultura, el suministro de agua y la energía eléctrica. Sin embargo, algunas estimaciones de economistas locales elevan las pérdidas a más de 500 millones de dólares, ya que las lluvias han afectado principalmente al valle de Katmandú, que constituye una parte significativa del PIB nacional.
El turismo y el transporte, gravemente afectados
Las lluvias torrenciales no solo han causado estragos en las infraestructuras físicas, sino que también han afectado a la industria turística y a las actividades cotidianas de miles de residentes. Las principales vías de comunicación del país, incluidas carreteras y puentes, han quedado gravemente dañadas, lo que ha provocado el aislamiento parcial de muchas poblaciones, incluida la capital Katmandú.
Además, el bloqueo de las carreteras ha dejado incomunicados a cientos de viajeros y excursionistas, especialmente en zonas montañosas populares como el Everest, Simikot y Langtang. Afortunadamente, el Gobierno ha organizado operativos de evacuación aérea, y casi 200 personas han sido evacuadas. No obstante, otros grupos, como el de 150 excursionistas en Lukla, siguen sin ser rescatados debido a las pésimas condiciones meteorológicas, aunque algunos de ellos han comenzado a regresar por sus propios medios.
Junto con los esfuerzos para evacuar a los turistas varados, las autoridades también han decidido prohibir la circulación de autobuses de pasajeros durante la noche para evitar más víctimas debido a los deslizamientos de tierras que continúan afectando las carreteras de montaña.
Respuesta del Gobierno y críticas
El Gobierno de Nepal ha movilizado a más de 30.000 efectivos de la Policía y el ejército para realizar labores de rescate y asistencia en las zonas más afectadas. Las operaciones se están llevando a cabo en medio de acusaciones de lentitud en la respuesta oficial, especialmente tras el trágico derrumbe que sepultó varios vehículos en las cercanías de Katmandú, dejando más de 30 muertos.
A pesar de estos contratiempos, el Gobierno ha asegurado que ha tomado medidas para mitigar la crisis. Se ha desplegado equipo pesado para despejar las carreteras bloqueadas, y se han iniciado reparaciones en las centrales hidroeléctricas afectadas, ya que 16 centrales han quedado fuera de servicio. Los trabajos para restaurar la energía y abrir nuevamente las carreteras requerirán tiempo y esfuerzo, según declaraciones oficiales.
Por otro lado, las autoridades han decretado el cierre de todas las escuelas y universidades hasta nuevo aviso, así como la cancelación de los exámenes programados. El objetivo, según el Ministerio de Educación, es garantizar la seguridad de los estudiantes y permitir que las familias afectadas se concentren en ponerse a salvo.
Daños colosales en la infraestructura y la agricultura
El impacto económico también ha sido devastador. El sector agrícola, uno de los pilares fundamentales de la economía nepalí, ha sufrido pérdidas valoradas en 45 millones de dólares, según estimaciones preliminares del Gobierno. Las intensas lluvias han arrasado campos de cultivo, sistemas de riego, y han dejado a muchos trabajadores rurales sin sustento.
Además, el sector energético ha sufrido daños por 30 millones de dólares, lo que ha reducido considerablemente la generación eléctrica en el país, y el suministro de agua también se ha visto comprometido, con pérdidas estimadas en 26 millones de dólares. Como un efecto adicional, 19 millones de dólares en daños se han registrado en la red de carreteras, y 1.769 hogares y 55 puentes han sido destruidos completamente.
Monzón prolongado y fenómenos climáticos extremos
El episodio de lluvias que ha golpeado a Nepal este año se ha debido a un sistema de baja presión que se formó sobre la Bahía de Bengala. Normalmente, la temporada de monzones en el país comienza a mediados de junio y concluye a finales de septiembre, pero este año se espera que las lluvias continúen hasta la primera semana de octubre, lo que agrava la situación de emergencia.
Las precipitaciones han superado los récords históricos en muchas regiones, especialmente en Katmandú y sus alrededores, que han registrado las lluvias más intensas en décadas. Esta situación ha provocado que las autoridades del país decretaran tres días de luto nacional en honor a las víctimas.
Los expertos han vinculado estos fenómenos a un incremento en la frecuencia y severidad de los eventos climáticos relacionados con el cambio climático. El terreno montañoso y los numerosos ríos torrentosos de Nepal hacen que el país sea particularmente vulnerable a desastres naturales, y las autoridades han advertido que las lluvias podrían continuar causando daños menores en las próximas semanas.
Mientras el clima comienza a mejorar, los esfuerzos para limpiar las vías bloqueadas por los corrimientos de tierra han comenzado, aunque algunas partes del país permanecerán inaccesibles por un tiempo prolongado. Los daños a las infraestructuras, hogares y medios de subsistencia han sido colosales, y la reconstrucción será una tarea monumental para el pueblo nepalí.
En los próximos días, se espera que el gobierno continúe con los esfuerzos de rescate y con los planes para distribuir ayuda a las víctimas, intentando, dentro de lo posible, evitar que el número de fallecidos aumente. Asimismo, numerosas organizaciones internacionales han comenzado a movilizar recursos para brindar apoyo a la nación asiática, mientras el país comienza su largo y difícil camino hacia la recuperación.