Aunque no se le preste la atención que se debiera, el tema de la escasez del agua es uno de los más preocupantes y graves que acuciarán al planeta en los próximos años. En la actualidad, Chile está sufriendo la peor sequía de su historia y hay otros tantos países del mundo que luchan contra la sequía que se encuentran luchando contra este gran problema que en gran parte viene provocado por el cambio climático.
El agua es un bien preciado que no sobra y que empieza a escasear, por lo que todo el mundo debería concienciarse a la hora de consumirla. Según varios informes presentados por la ONU, de seguir con este ritmo de consumo de agua, en 15 años faltará nada más y nada menos que un 40% de agua que el planeta necesitaría para vivir. Este grave problema causaría continuos conflictos entre diferentes países y graves problemas económicos a nivel mundial.
Como he comentado anteriormente, el país al que más seriamente le está afectando la escasez de agua es Chile. Sin embargo, no es el único, ya que Brasil está sufriendo la peor sequía en los últimos 80 años. Asimismo, hay países que, a pesar de tener grandes problemas con la escasez de agua, han logrado superar este problema y encontrar soluciones creativas. Es el caso de Israel, que en el año 2000 sufría grandes problemas de sequía y optó por la desalinización, obteniendo grandes resultados en la actualidad.
China es otro país que sufre los efectos de la sequía. Para solucionar el problema, la gran potencia mundial ha optado por construir un gigantesco canal de 1000 kilómetros que lleve el agua del sur del país al norte. En Europa, España también ha luchado contra la sequía mediante la implantación de micro canalizadores que captan la lluvia y la transforman en agua potable para la población. Tomando estas iniciativas en cuenta, es crucial analizar qué están haciendo los países para combatir la sequía y la escasez de agua a nivel global.
Medidas Implementadas por Diferentes Países
En España, durante el último año, la cornisa cantábrica ha recibido un nivel de precipitaciones dentro de lo habitual. Sin embargo, en el resto del país, la sequía sigue haciendo mella en la agricultura, la industria y el ocio. De acuerdo con la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el conjunto del país mantiene una situación de sequía meteorológica que se alarga ya tres años, incluso a pesar de un invierno relativamente húmedo. Para hacerle frente, España aplica una serie de medidas incluidas en los Planes de Gestión de Sequía elaborados para cada una de las cuencas hidrográficas del país.
Algunas de las cuencas han empezado ya a aplicar medidas de restricción de agua para el riego, y en ámbitos urbanos se han limitado los usos no prioritarios (como fuentes o riego de parques). Además, en algunas poblaciones concretas con problemas de acceso a agua potable, se han desplegado sistemas de abastecimiento a partir de camiones cisterna. “Son solo medidas de emergencia, no de adaptación”, explica el director de la Cátedra de Cambio Climático-Aguas de Alicante en la Universidad de Alicante.
“Las soluciones a las sequías hay que plantearlas y ejecutarlas en los años de abundancia de lluvia, cuando no hay presión sobre los recursos hídricos porque son suficientes para abastecer los diferentes usos”, continúa Jorge Olcina. “Cuando se decreta la situación de sequía, si no se han diseñado medidas previas de adaptación, lo único que se puede aplicar son medidas de emergencia para intentar garantizar el abastecimiento, sobre todo, en zonas urbanas, donde la ley establece el uso de agua prioritario”.
En África, casos como el de Somalia son alarmantes. En 2023, Somalia enfrentó una sequía devastadora que impactó gravemente la seguridad alimentaria del país. Se estima que millones de personas se vieron afectadas por la falta de agua y recursos, lo que exacerba la crisis humanitaria. Iniciativas de ayuda internacional son cruciales para mitigar los efectos de la sequía en estas regiones vulnerables.
Conferencias Internacionales y Compromisos Globales
Durante la reciente COP16 celebrada en Riad, casi 200 países se reunieron para discutir medidas contra la sequía, en un esfuerzo por abordar la grave situación a nivel global. A pesar de los intentos de llegar a un acuerdo vinculante sobre la sequía, no se consiguió concluir un régimen mundial específico, lo que evidencia la complejidad del problema. Sin embargo, se lograron compromisos significativos, incluyendo la Alianza Mundial de Riad para la Resiliencia ante la Sequía, que se propone movilizar más de 12.150 millones de dólares para ayudar a 80 de los países más vulnerables.
El informe de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) reveló que se necesitan 1.000 millones diarios para combatir la desertificación y la sequía hasta finales de esta década. La desertificación, que resulta de la actividad humana, afecta a la salud de la tierra y, por ende, a la seguridad alimentaria de millones de personas. Actualmente, se estima que las sequías impactan en la vida de 1.800 millones de personas en todo el mundo.
Las iniciativas como la Gran Muralla Verde, que apunta a restaurar 100 millones de hectáreas de tierras degradadas en África, son un ejemplo de esfuerzos a gran escala. Este proyecto ha movilizado importantes inversiones para la restauración de paisajes en el Sahel y ha demostrado ser un modelo a seguir para otros países que enfrentan problemas similares.
La necesidad de adoptar medidas proactivas se pone de manifiesto en el Programa de Gestión Integrada de Sequías, que busca ayudar a los países en el desarrollo de políticas resilientes. Por ejemplo, en el noreste de Brasil, se han implementado sistemas de alerta temprana y prácticas sostenibles en la gestión del agua, lo que ha reducido los impactos de sequías severas.
Así mismo, en los Estados Unidos, el estado de Washington activó un plan ante la escasez de agua en 2024, desbloqueando fondos para paliar los efectos y preparar a la comunidad para la reducción del riego. Estas acciones demuestran la importancia de la planificación y la acción anticipada en situaciones de crisis hídrica.
El Futuro ante la Escasez de Agua
El enfoque hacia la resiliencia frente a la sequía involucra no solo la implementación de políticas efectivas, sino también la creación de conciencia y educación en comunidades sobre la importancia del agua y su conservación. Las generaciones jóvenes juegan un papel crucial en este aspecto, ya que son ellos quienes vivirán con las consecuencias de las decisiones actuales.
Las proyecciones indican que, si no se toman medidas urgentes, hacia 2050 tres de cada cuatro personas podrían verse afectadas por la sequía. Esto plantea un desafío significativo para la seguridad alimentaria y el bienestar de la población mundial. La colaboración internacional será fundamental para abordar este problema complejo y multidimensional.
A medida que vamos avanzando, es importante que cada país analice sus recursos hídricos y adopte medidas sostenibles que puedan mitigar los efectos de la sequía. La implementación de tecnología para la desalinización del agua, la recolección de agua de lluvia y la creación de infraestructuras de riego eficientes son pasos que pueden ayudar a combatir esta crisis.
La desertificación, la degradación de la tierra y la sequía son problemas interconectados que requieren un enfoque integral y coordinado. Las iniciativas globales, como las tratativas en el marco de la Convención de las Naciones Unidas, son cruciales para crear un marco que permita responder de manera efectiva a estos desafíos.
Es esencial que las comunidades, gobiernos y sectores privados colaboren y se comprometan a encontrar soluciones y estrategias a largo plazo que aseguren un futuro más sostenible y resiliente frente a la sequía. Por lo tanto, no solo es una cuestión de supervivencia, sino también de prosperidad para las generaciones futuras.