Es muy triste ver cómo, en cuestión de minutos, lo que ha tardado años, a menudo siglos, en crecer se convierte en cenizas. Los incendios forestales forman parte de algunos entornos naturales. De hecho, hay muchas plantas que sólo pueden germinar tras un evento como estas, como las del género Protea que viven en África. Sin embargo, la mayoría de las veces son provocados por el ser humano, y ahora también por el cambio climático.
El futuro de los bosques se presenta »negro», y nunca mejor dicho: la reducción de las precipitaciones y la intensificación de las sequías, harán que las plantas se debiliten rápidamente, con lo que durante el periodo canicular los incendios serán los protagonistas de nuestro día a día.
Los incendios son, para los animales (incluyendo personas), un problema muy serio. Una amenaza que no quieren tener. El fuego lo arrasa todo a su paso, destruyendo el hábitat de centenares de especies y poniendo en peligro la vida de las personas que haya por la zona. Pese a todo, hoy por hoy, estamos lejos de conseguir que el número de incendios disminuya.
La temperatura media global está aumentando. Los seres vivos deben de adaptarse, pero no lo harán de un día para otro. La adaptación puede llevar meses e incluso años, y ese es un tiempo que podrían no tener.
Por lo tanto, el científico José Antonio Vega Hidalgo, vinculado a la Sociedad Española de Ciencias Ambientales y al Centro de Investigación Forestal de Lourizán, dijo que es necesario apostar por la educación, el aumento de la vigilancia y especialmente el rechazo social como herramienta básica para actuar. Asimismo, ha añadido que se debe mejorar la situación de la vegetación combustible a través de la mezcla de especies arbóreas y la limitación de las especies pirófilas, la diversificación de usos del monte y una mayor inversión en la investigación.
Quizás así sí que se podrían salvar los bosques.