La sequía es un fenómeno natural que consiste en la disminución de las precipitaciones por debajo de la media (lo que sería normal en una zona) y, por consiguiente, una disminución de los recursos hídricos disponibles, tanto de embalses como de acuíferos. España se enfrenta, finalizando el 2017, con una sequía más intensa de los últimos 20 años.
¿Qué puede hacer España para detener esta situación?
La peor sequía
La falta de precipitaciones está haciendo reducir los niveles de los embalses de las cuencas del sureste y, también de forma alarmante, los del noroeste. Los niveles se encuentran en torno al 30%, valores nunca vistos desde 1990.
El agua que hay embalsada, sin contar la de las últimas lluvias, se encuentra en 20 puntos por debajo de la media de los últimos 10 años. El clima de España ha sido y será siempre seco, con ciclos de sequías de más o menos 3-4 años. Sin embargo, esta sequía es la más intensa desde hace más de 20 años.
Esta situación de falta de agua se vuelve delicada en cuencas como la del Miño-Sil, Segura, Júcar, Guadalquivir y sobre todo en la del Duero, con casi un 30 % menos que hace 10 años.
Dada la situación geográfica de España y orografía del terreno, las sequías son bastante habituales. Por ello, el 75% del territorio español es susceptible de sufrir desertización. En el periodo de 1991-1995 ya hubo un episodio de sequía similar a este con valores tan bajos.
Esta sequía se ha dado por las escasas precipitaciones existentes en 2014 y 2016, en los que llovió un 6% por debajo de la media. Además, las primaveras tienen lluvias más escasas y las redes de abastecimiento a la población pierden casi un 25% de agua.
A todos estos factores debemos sumarle el incremento del turismo en casi todo el territorio español, se han incrementado las superficies agrícolas destinadas al regadío y, debido al aumento de temperaturas medias, también lo hace la tasa de evaporación del agua.
Año demasiado seco
Este año hidrológico concluido en octubre de este año ha sido muy seco en general. Las zonas más verdes de España como Galicia, norte de Castilla y León, gran parte de Asturias y Cantabria también han sufrido una drástica reducción de las precipitaciones.
Las zonas más secas de todo el año han sido sin duda Extremadura, Andalucía y las Canarias. En dichas comunidades las precipitaciones no superaron el 75 % del valor normal, lo que le ha convertido en el octavo año con menos lluvias desde 1981.
Desde que comenzó este nuevo año hidrológico (2017-2018), la situación no ha hecho más que empeorar. Sobre los datos de la media de 150 litros por metro cuadrado recogidos normalmente de octubre a noviembre, tan sólo se han recogido 63. Es decir, un 58% menos de lo normal.
Secuelas de la sequía
En muchos embalses de España se han emergido pueblos que había debajo del agua dado el escaso nivel del agua. Estos pueblos estaban sumergidos desde la década de los 60, durante la creación de la mayoría de los embalses españoles. Algunos de estos pueblos y monumentos son la antigua iglesia de Santa Eugenia de Cenera de Zalima en el embalse de Aguilar de Campoo (Palencia) y el antiguo pueblo de Mansilla en La Rioja.
Uno de los problemas principales que causa la sequía en las poblaciones es el problema en el suministro. Los cortes de agua son necesarios para poder salvaguardar los recursos hídricos el mayor tiempo posible. El Gobierno asegura en que se está trabajando al máximo para evitar las restricciones de agua. Sin embargo, de continuar así esta situación, algunas poblaciones tendrán problemas con el suministro del agua.
Como podéis ver, hacer un buen uso sostenible del agua es uno de los pilares fundamentales de un país que padece continuamente de sequía. Perder el 25% en la red de abastecimiento es todo un despilfarro que no podemos permitir. Para evitar esta situación se debe educar a la poblacion para aprovechar al máximo este bien tan preciado y escaso.