Los arrecifes de coral cruzan su punto de inflexión climático, según un informe mundial

  • El umbral térmico de los arrecifes se sitúa en torno a 1,2 °C y ya ha sido superado, con degradación generalizada.
  • Incluso a 1,5 °C, más del 90% de los arrecifes se deteriorará, con impactos en pesca, turismo y protección costera.
  • Olas de calor marinas recurrentes han provocado blanqueamientos masivos desde 2016, sin tiempo de recuperación.
  • El informe conecta este punto de inflexión con otros riesgos del sistema terrestre, como la AMOC, la Amazonia y los hielos polares.

arrecifes de coral y cambio climático

El informe sitúa el umbral crítico de temperatura en torno a 1,2 grados de calentamiento global respecto a la era preindustrial, un nivel que el planeta ya ha dejado atrás. Aun si la temperatura se estabilizase en 1,5 °C, el documento prevé que más del 90% de los arrecifes sufrirá una degradación severa, con consecuencias para la biodiversidad, la pesca y la protección natural de las costas.

Un umbral climático ya superado

arrecifes de coral
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impactos del calentamiento en arrecifes de coral

Desde 2016, sucesivas olas de calor marinas han desencadenado episodios de blanqueamiento a gran escala que han afectado a la mayoría de los arrecifes tropicales. En 2022, la Gran Barrera de Coral registró un evento masivo pese a un episodio de La Niña, fase que normalmente trae lluvias y aguas algo más frías para la región.

Las cifras son contundentes: el cuarto episodio global de blanqueamiento, iniciado en 2023, ha dañado ya a más del 80% de los arrecifes, con estimaciones recientes que elevan el impacto por encima del 84%. Además, los periodos de recuperación que solían separar un evento de otro prácticamente han desaparecido, lo que reduce la resiliencia del sistema.

Voces expertas señalan que la dinámica se ha acelerado. Investigadores en ecología marina destacan que el intervalo de recuperación entre perturbaciones casi no existe ya, una situación que coloca a los corales al límite de su tolerancia térmica y funcional.

Qué implica para los arrecifes y para las personas

servicios ecosistémicos de los arrecifes de coral

Los arrecifes tropicales sostienen pesquerías, turismo y defensa costera, y cobijan una enorme diversidad de especies. Se estima que su buen estado repercute directa o indirectamente en el bienestar de cientos de millones de personas, especialmente en comunidades costeras de baja altitud.

Entre los efectos más inmediatos destacan: menor seguridad alimentaria por la caída de poblaciones pesqueras, descenso de ingresos vinculados al turismo marino y un mayor riesgo frente a temporales y erosión costera al desaparecer la barrera natural que proporciona el arrecife.

Aun frenando el calentamiento a 1,5 °C, la probabilidad de que los arrecifes crucen o permanezcan más allá de su umbral térmico es prácticamente segura (en torno al 99%), según la evaluación. El margen de maniobra es ya tan estrecho que la recuperación a gran escala no sería viable sin un enfriamiento sostenido de las aguas.

De hecho, el análisis apunta a que para conservar arrecifes a gran escala haría falta que la temperatura media global regresara hacia en torno a 1 °C por encima de los niveles preindustriales o menos. En el corto plazo, los esfuerzos deben concentrarse en proteger refugios térmicos y mejorar la calidad del hábitat para mantener funciones ecológicas allí donde aún es posible.

Riesgo en cadena en el sistema terrestre

El informe no se limita a los corales: identifica 26 posibles elementos de inflexión en el sistema Tierra y subraya que sus conexiones son mayoritariamente desestabilizadoras. La Circulación Meridional de Retorno del Atlántico (AMOC) aparece como un eje central en muchas de estas interacciones.

Entre los sistemas bajo presión destacan: el debilitamiento de la AMOC, con potencial para alterar el clima del Atlántico norte; la pérdida de masa de los hielos de Groenlandia y la Antártida Occidental, con impactos a largo plazo en el nivel del mar; el permafrost ártico, que ya emite metano y CO₂ por deshielo abrupto; la Amazonia, cuya resiliencia disminuye por deforestación, incendios y calentamiento; y los bosques boreales, expuestos a incendios, plagas y sequías capaces de liberar grandes reservas de carbono.

Expertos en clima recalcan que cada año aumentan el alcance y la magnitud de los impactos, y que más población experimenta efectos prolongados y diversos del calentamiento. Esta aceleración eleva el riesgo de transiciones abruptas y reduce el tiempo disponible para una adaptación eficaz.

Qué se puede hacer ahora

El diagnóstico es claro: urge reducir de forma drástica las emisiones de gases de efecto invernadero y acelerar la transición energética. El informe también identifica señales positivas, como la rápida expansión de la energía solar, los vehículos eléctricos, las baterías y las bombas de calor, que empiezan a desplazar tecnologías intensivas en carbono.

Para ganar tiempo a los corales, las prioridades incluyen proteger refugios resistentes, disminuir presiones locales (sobrepesca, contaminación, vertidos) y reforzar la gestión de áreas marinas protegidas. A escala global, los autores apuntan que podría ser necesaria la extracción activa de CO₂ de la atmósfera, junto con la mitigación, para recuperar un margen térmico seguro.

Con la próxima cumbre climática de Naciones Unidas en Belém (COP30) en el horizonte, la comunidad científica reclama una movilización de políticas y recursos sin precedentes para evitar que otros sistemas vitales crucen sus propios umbrales, con especial atención a los riesgos en cascada entre elementos del sistema terrestre.

El mensaje que deja esta evaluación es que ya convivimos con una nueva realidad climática: los arrecifes de coral han cruzado su punto de inflexión y otros sistemas se acercan al suyo; el margen de acción pasa por recortar emisiones con rapidez, proteger lo que aún resiste y desplegar soluciones que reduzcan la temperatura y restauren, en lo posible, el equilibrio de los océanos.