Londres se vio sacudida este lunes por un apagón inesperado que desencadenó una jornada llena de confusión y molestias para miles de ciudadanos. A primera hora de la tarde, buena parte del transporte subterráneo de la ciudad se vio seriamente afectado, dejando a muchos londinenses y visitantes sin alternativas rápidas para moverse por la capital. Las estaciones cerradas y los trenes detenidos provocaron escenas de desconcierto y largas esperas, en una crisis que puso en entredicho la fiabilidad del sistema eléctrico de la ciudad.
El corte de energía, que se produjo sobre las 14:30 hora local, rápidamente se extendió por el centro y el suroeste de Londres, afectando no solo al transporte público, sino también a negocios y comercios, especialmente en áreas cercanas a Oxford Street. El fallo dejó patente la susceptibilidad de infraestructuras críticas frente a incidentes supuestamente menores.
Causas del apagón y extensión del impacto
Según fuentes oficiales de Transport for London (TfL) y de la compañía National Grid, el origen fue un incendio en una subestación eléctrica de la zona de Maida Vale que dañó varios metros de cableado de alta tensión. Esta subestación ya había tenido otro percance semanas atrás, lo que evidencia problemas estructurales no resueltos. El incidente desencadenó una caída súbita de voltaje en la red, afectando tanto al sistema de distribución principal como al de baja tensión de varias zonas.
TfL y National Grid coincidieron en que, aunque el corte fue técnicamente breve y el suministro se restableció en cuestión de segundos, la afectación sobre el metro fue inmediata y duradera. Los sistemas de energía de emergencia permitieron evacuar estaciones y mantener a los pasajeros seguros, pero no evitaron el colapso temporal de los servicios.
Líneas del metro más castigadas
- Bakerloo, Waterloo & City, Weaver y Suffragette: Estas quedaron completamente interrumpidas durante varias horas.
- Jubilee y Northern: Experimentaron cortes parciales y fuertes retrasos, especialmente en trayectos como London Bridge a Finchley Road.
- Elizabeth Line: Suspendida entre Paddington y Abbey Wood, afectando el acceso a puntos neurálgicos del centro y sureste.
- Circle, Piccadilly y Mildmay: También tuvieron paradas o demoras, lo que alteró la comunicación con el aeropuerto de Heathrow y otras zonas claves.
Estaciones céntricas de gran afluencia, como Tottenham Court Road y Oxford Circus, permanecieron cerradas o fueron evacuadas por motivos de seguridad, mientras que la web informativa de TfL sufrió fallos técnicos adicionales. El colapso del servicio fue tal que incluso trenes se detuvieron en túneles, dejando atrapados a pasajeros durante un tiempo.
Incidentes adicionales y reacciones
La situación se vio agravada por otros incidentes aislados, como fuegos en líneas ferroviarias cercanas y la irrupción de un hombre en las vías, lo que obligó a suspender servicios adicionales en la red (por ejemplo, la línea District y trayectos desde Liverpool Street). Todo ello contribuyó a la sensación de descontrol en el transporte metropolitano.
Expertos en ciberinfraestructura y energía, como Tim Grieveson y Taco Engelaar, avisaron sobre la creciente presión sobre infraestructuras envejecidas y la necesidad de mejorar la resiliencia del sistema ante el aumento de exigencias y amenazas. También hubo críticas desde la política local, exigiendo que se garantice el suministro fiable de energía para evitar que Londres repita apagones masivos como los vividos en España o el reciente colapso en Heathrow.
La progresiva recuperación de los servicios no evitó que miles de usuarios vivieran importantes dificultades durante horas y tuvieran que buscar alternativas improvisadas para desplazarse, con largos recorridos a pie o recurriendo a otros medios de transporte.
Tras lo ocurrido, se evidencia la fragilidad de la infraestructura eléctrica y la urgencia de tomar medidas preventivas para evitar que un simple «blip» pueda paralizar una metrópoli como Londres en pleno siglo XXI.