España y sus socios del suroeste europeo han decidido que las Depresiones Aisladas en Niveles Altos con potencial de gran impacto tengan un nombre propio, una práctica ya extendida con las borrascas intensas desde hace años.
La medida, coordinada por la Agencia Estatal de Meteorología junto a Portugal, Francia, Bélgica, Luxemburgo y Andorra, busca afinar la percepción del riesgo entre la ciudadanía y hacer más directos los mensajes cuando la situación atmosférica exija máxima atención.
Qué cambia con el nuevo criterio
Solo se asignará nombre a aquellas DANA para las que se prevean avisos de nivel naranja o rojo por lluvias, tormentas o viento, es decir, los episodios con mayor probabilidad de provocar daños o interrupciones relevantes.
Con este filtro, se evita que cualquier DANA se asocie automáticamente a catástrofes y se centra la atención en los casos realmente peligrosos, reduciendo la confusión que a menudo generan los términos meteorológicos en la conversación pública.
Además, etiquetar los episodios severos con un nombre facilitará una comunicación más coherente hacia los medios, mejorará la coordinación con servicios de emergencia y permitirá hacer evaluaciones posteriores más precisas.
Quién decide y qué nombres se usarán
La iniciativa se integra en el programa europeo de nombramiento de borrascas de gran impacto, Storm Naming, coordinado por EUMETNET. AEMET participa desde 2017 en el Grupo Suroeste junto con los servicios meteorológicos de Portugal, Francia, Bélgica, Luxemburgo y Andorra.
El grupo emplea una lista prefijada de nombres, que alterna masculinos y femeninos, consensuada por todos los países. El primero asignado a una DANA o borrasca de gran impacto será Alice, seguido de otros como Benjamin, Claudia, Davide, Emilia, Francis, Harry, Leonardo, Pedro, Therese o Wilma.
El nombre se activa cuando cualquiera de los servicios del grupo determina que un episodio cumple los criterios acordados, garantizando un procedimiento común y fácilmente identificable en toda la región suroccidental de Europa.
Qué es una DANA y por qué no todas son peligrosas
Una DANA es una Depresión Aislada en Niveles Altos: un embolsamiento de aire frío en altura que puede interactuar con humedad y vientos favorables para generar fenómenos adversos.
Por su naturaleza, son sistemas de evolución compleja y difícil predicción. En ciertas configuraciones pueden dejar lluvias muy intensas, nevadas copiosas o tormentas severas; en otras, su impacto es limitado o local.
De ahí que solo las DANA con potencial de afectar de forma significativa a la población y a los servicios esenciales reciban nombre, una forma de distinguir lo realmente crítico del resto de situaciones habituales.
Beneficios para ciudadanía y administraciones
La experiencia con las borrascas de gran impacto demuestra que un nombre mejora la atención a los avisos y la respuesta social: episodios como Gloria, Filomena o Ciarán se convirtieron en referencias que facilitaron identificar el riesgo sin ambigüedades.
Según el Ministerio para la Transición Ecológica, nombrar estos episodios ayudará a reforzar la coherencia del mensaje oficial, mejorar la preparación de las administraciones y clarificar la información que circula en medios y redes.
La vicepresidenta tercera, Sara Aagesen, subraya que esta herramienta contribuye a que la ciudadanía tenga una conciencia más ajustada del peligro cuando se acercan situaciones adversas, impulsando una respuesta preventiva más eficaz y coordinada.
Con esta ampliación del sistema, el nombramiento de borrascas y de las DANA más adversas queda plenamente alineado a escala europea, con criterios homogéneos y una lista compartida que simplifica la comunicación entre países vecinos y servicios de emergencia.
El nombramiento de las DANA potencialmente más dañinas permitirá concentrar la atención en los episodios verdaderamente serios, mejorar la comunicación del riesgo y facilitar la coordinación operativa cuando cada minuto cuenta.
