Los niños son los que peor lo pasan con el calentamiento global. Esta es una realidad que, lamentablemente, no tiene la importancia que debería. Tanto en los países »desarrollados» con los gases nocivos que se emiten a la atmósfera cada día, tanto en los países »en desarrollo» con las sequías y las inundaciones, ellos son los que se llevan la peor parte.
Es el caso de 120.000 niños de Mauritania, un país que está sufriendo sequías importantes desde hace ya varios años, según explica Save the Children, una organización no gubernamental que los ayuda desde el 2006.
Este año, 2017, la ONG, junto con la Dirección General de Protección Civil Europea y Operaciones de Ayuda Humanitaria (ECHO), han actuado en 89 pueblos de Brakna, que es una de las cuatro regiones más pobres del país, atendiendo a más de 10.000 mauritanios, que fueron unas 1450 familias. Ambas organizaciones distribuyeron »transferencias de efectivo, kits de higiene y harinas enriquecidas a niños menores de dos años, mujeres embarazadas o en periodo de lactancia entre los meses de mayo y agosto, época de sequía en el país», según explicó Save the Children.
Además, realizaron demostraciones culinarios en los poblados para enseñar a cocinar la harina correctamente. Una labor que sirvió para que las madres aprendieran lo importante que es la higiene de los utensilios de cocina, en especial cuando se tienen niños de menos de 5 años. Ellas también recibieron muchos consejos para prevenir la desnutrición de sus hijos.
La situación nutricional en Mauritania es grave, y podría serlo aún más si no toman medidas para reducir el impacto de la sequía sobre las familias más vulnerables. De no hacer nada, hasta 165.000 niños/as, mujeres embarazadas y lactantes podrían sufrir de desnutrición severa de cara al 2018.
Save the Children continuará con su labor humanitaria hasta que esta situación se solucione.