La Tierra posee un único satélite natural, la Luna. La realidad es que la humanidad posee un conocimiento limitado de la geología lunar. Sin embargo, se han obtenido numerosos conocimientos de los instrumentos y los astronautas que han explorado su superficie. Por ejemplo, se ha establecido que la Luna contiene un pequeño núcleo metálico compuesto de níquel y hierro.
En este artículo vamos a contarte cuáles son las razones del por qué la Luna es un satélite y cuáles son las características generales de los satélites naturales.
Características de la Luna
Al igual que la Tierra, es un cuerpo celeste diferenciado, caracterizado por varias capas con composiciones variadas. Además del núcleo, la Luna está formada por un manto y una corteza. Curiosamente, como señala la NASA, la corteza lunar parece ser más delgada en el lado que mira hacia la Tierra y más gruesa en el lado opuesto. Los investigadores siguen investigando las razones de este fenómeno.
En un examen superficial, la Luna se presenta claramente gris, polvorienta y carente de vida. Es probable que alguna vez haya habido actividad volcánica en su superficie, aunque esa era ya terminó hace mucho tiempo. Aparte de los terremotos lunares esporádicos, hay poca actividad dentro de las cuencas de impacto que alguna vez estuvieron llenas de lava hace miles de millones de años.
La Luna presenta cráteres de impacto y remolinos lunares impresionantes. Sin embargo, aparte de estos puntos de referencia físicos, se caracteriza predominantemente por una abundancia de polvo.
¿Cuál es la duración de la órbita de la Luna alrededor de la Tierra?
Un poco más de 27 días, en concreto, 27,322 días, es la duración en cuestión. Curiosamente, este es también el tiempo que tarda la Luna en completar una rotación sobre su propio eje. Los científicos denominan a este fenómeno «rotación sincrónica», lo que explica la presencia aparentemente inmóvil de la Luna en el cielo nocturno.
La órbita de la Luna alrededor de la Tierra se caracteriza por lo que los científicos describen como una trayectoria elíptica, que se asemeja más a un óvalo que a una forma circular. Aunque la rotación de la Luna no es visible para nosotros, podemos observar variaciones en su tamaño aparente. Este fenómeno es puramente una cuestión de perspectiva, que ilustra la relación de la Luna con la Tierra. El punto en el que la Luna está más alejada de la Tierra se denomina «apogeo», mientras que su aproximación más cercana se denomina «perigeo».
¿Cuál es la distancia entre la Luna y la Tierra?
La distancia de la Luna fluctúa a lo largo de su trayectoria orbital. Cuando está en apogeo, se encuentra a 405.696 kilómetros de la Tierra, mientras que en perigeo, alcanza su punto más cercano a 363.104 kilómetros. Esto da como resultado una distancia media de 384.400 kilómetros, que es aproximadamente 60 veces el radio de la Tierra, o espacio suficiente para acomodar 30 Tierras en el medio.
Numerosos científicos plantean la hipótesis de que la Luna estuvo alguna vez posicionada significativamente más cerca de la Tierra. Las simulaciones indican que en el momento de su formación, la distancia de la Luna a nuestro planeta era de solo 3 a 5 veces el radio de la Tierra, lo que equivale a un rango de aproximadamente 20.000 a 30.000 kilómetros.
¿De qué manera influye la Luna en los movimientos de marea?
Además de su atractivo estético en el cielo nocturno, la influencia más significativa de la Luna sobre la Tierra probablemente se observe en su impacto sobre los océanos del planeta. De manera similar a cómo la fuerza gravitatoria de la Tierra mantiene la conexión de la Luna con el planeta, la atracción gravitatoria de la Luna también ejerce una influencia sobre la Tierra.
Naturalmente, la disparidad entre estas dos influencias gravitatorias es significativa. La Luna posee solo una centésima parte de la masa de la Tierra, lo que resulta en una atracción gravitatoria considerablemente más débil. Sin embargo, dentro del contexto de la física interplanetaria, estos dos cuerpos celestes pueden considerarse relativamente cercanos. Esta proximidad otorga a la Luna suficiente fuerza gravitatoria para ejercer una influencia menor sobre el planeta, lo que facilita el movimiento del agua con mayor facilidad que el de la tierra. En consecuencia, esta interacción produce lo que los científicos denominan un abultamiento o un desplazamiento del agua.
A medida que la Luna orbita la Tierra, el agua que está orientada hacia la Luna busca constantemente gravitar hacia ella, lo que da como resultado lo que se conoce como «marea alta». Además, en el lado de la Tierra opuesto a la Luna se forma un abultamiento que explica la aparición de dos mareas altas y dos mareas bajas en un ciclo completo de 24 horas.
Características generales de los satélites naturales
Los satélites naturales son cuerpos celestes que orbitan alrededor de planetas o planetas enanos en el sistema solar. Aunque varían enormemente en tamaño, composición y características, comparten ciertos aspectos generales:
- Formación: En términos generales, los satélites naturales suelen formarse a partir de tres procesos principales: la captura gravitacional de objetos cercanos, la acumulación de material durante la formación del planeta anfitrión o, en algunos casos, el resultado de colisiones masivas que desprenden fragmentos del cuerpo principal.
- Tamaños y formas: Los satélites naturales varían desde pequeños cuerpos irregulares, como Fobos y Deimos de Marte, hasta lunas gigantes como Ganímedes, la más grande del sistema solar, que supera incluso el tamaño del planeta Mercurio. Mientras los más grandes suelen ser esféricos debido a su propia gravedad, los pequeños tienden a tener formas irregulares.
- Composición: Su estructura puede ser rocosa, helada o una combinación de ambas. Por ejemplo, la Luna, que es mayormente rocosa, mientras que Europa, una de las lunas de Júpiter, está cubierta de hielo y se cree que alberga un océano subterráneo.
- Superficies y atmósferas: Las superficies de los satélites naturales muestran una gran diversidad. Algunas están cubiertas de cráteres debido a impactos antiguos, como Calisto, mientras que otras tienen características dinámicas, como los géiseres de agua de Encélado o los volcanes activos de Io. Solo unos pocos tienen atmósferas significativas. Titán, la mayor luna de Saturno, es un ejemplo con una densa atmósfera de nitrógeno y metano.
- Órbitas: Sus trayectorias alrededor de los planetas también varían. Algunos tienen órbitas casi circulares y estables, mientras que otros siguen trayectorias excéntricas o incluso retrogradas, moviéndose en sentido contrario a la rotación del planeta.
Espero que con esta información puedan conocer más sobre las razones del por qué la Luna de un satélite.