La Región Mediterránea es una de las más vulnerables a la desertificación. Las sequías intensas y duraderas, las lluvias torrenciales que van destruyendo poco a poco la capa superior del suelo dejando al descubierto la roca madre, sin olvidarnos de la explotación agrícola y ganadera, están haciendo que los efectos del calentamiento global se estén notando intensamente en esta parte del mundo.
El problema se podría agravar todavía más en los próximos años, pudiendo afectar especialmente a la región del Mar Menor.
¿Qué es la desertificación?
La desertificación es un proceso de degradación persistente del suelo como consecuencia de las variaciones climáticas y de la actividad del ser humano. Este es un problema que se va extendiendo a medida que las temperaturas globales van aumentando, lo cual no hace sino que empeorar la situación de las personas que, de algún modo, sacaban provecho de esa tierra.
Sin embargo, la población humana crece, así como la demanda de viviendas, alimentos, etc., de modo que la deforestación, la contaminación química, la concentración de la actividad económica en las zonas costeras, las actividades industriales, el turismo, más todo lo que hemos comentado al comienzo del artículo están ejerciendo una enorme presión sobre los recursos naturales.
¿Se puede hacer algo para prevenirla?
Sin duda. En palabras de José Antonio Sánchez delegado del Colegio Oficial de Geólogos en Murcia a Europa Press, una de las cosas que se podrían hacer es »coordinar la gestión de las tierras y de los recursos hídricos para proteger el suelo de la erosión, la salinización y otras formas de degradación, así como proteger la cubierta vegetal».
Además, propone vigilar y controlar los procesos de explotación de los acuíferos, la calidad de las aguas subterráneas, aparte de la reforestación para evitar la erosión del suelo.
Con estas medidas se podría frenar la desertificación, no sólo en España, sino también en el resto del mundo.