La concentración de CO2 marca un salto sin precedentes

  • El CO2 alcanzó 423,9 ppm con un aumento anual de 3,5 ppm, el mayor desde 1957.
  • Impulso combinado de emisiones persistentes, El Niño, incendios y sumideros debilitados.
  • Metano y óxido nitroso también en máximos, aunque el CO2 sigue siendo la prioridad.
  • Menor eficacia de océanos y bosques implica más CO2 retenido y mayor calentamiento.

Aumento de CO2 en la atmósfera

La Organización Meteorológica Mundial ha confirmado un salto inédito en la concentración de dióxido de carbono durante 2024. Las mediciones globales sitúan el promedio anual en 423,9 ppm, un nivel sin parangón en los registros modernos y que exige mirar miles de años atrás para encontrar algo comparable.

El incremento interanual fue de 3,5 ppm, el mayor desde que comenzaron las mediciones directas en 1957. La combinación de emisiones derivadas de combustibles fósiles, un episodio intenso de El Niño, incendios forestales de gran magnitud y la menor eficacia de los sumideros naturales explica buena parte de este repunte.

Cifras clave del repunte

Datos clave sobre el aumento de CO2

El valor de 2024 (423,9 ppm) se sitúa un 52 % por encima de los niveles preindustriales. Además, las tasas de crecimiento se han acelerado: el promedio anual ha pasado de ~0,8 ppm en la década de 1960 a ~2,4 ppm entre 2011 y 2020.

Para contextualizar, cuando se publicó por primera vez el boletín de la OMM en 2004, la media anual del CO2 era de 377,1 ppm. El salto observado entre 2023 y 2024 (3,5 ppm) confirma que la tendencia de fondo se está intensificando.

¿Qué está detrás del salto?

Causas del aumento de CO2

En años con El Niño, los sumideros terrestres pierden eficacia por la sequedad de los ecosistemas y la mayor incidencia de incendios. Este contexto, unido a la continuidad del uso de combustibles fósiles, explica el récord de 2024.

Sumideros de carbono en apuros

Sumideros de carbono y océanos

Aproximadamente la mitad del CO2 emitido cada año permanece en la atmósfera, mientras que el resto lo absorben bosques y océanos. Sin embargo, el calentamiento reduce la solubilidad del CO2 en el mar y las sequías recurrentes tensionan los ecosistemas terrestres.

La OMM alerta de que unos sumideros menos eficaces implican más CO2 retenido y un calentamiento acelerado. De ahí la importancia de reforzar el monitoreo y entender estas retroalimentaciones para afinar las medidas de mitigación.

Metano y óxido nitroso, también en máximos

Metano y óxido nitroso en la atmósfera

Además del CO2, en 2024 el metano (CH4) alcanzó 1.942 ppb, alrededor de un 166 % por encima del nivel preindustrial. Este gas, con una vida media de unos nueve años, procede en torno a un 40 % de fuentes naturales sensibles al clima (humedales) y en un 60 % de actividades humanas como la ganadería, el cultivo de arroz, los vertederos y los combustibles fósiles.

El óxido nitroso (N2O) llegó a 338 ppb, un 25 % por encima del periodo preindustrial, con aportes de procesos naturales y de prácticas humanas como el uso de fertilizantes, la quema de biomasa y ciertas actividades industriales.

Pese a estos récords, la prioridad sigue siendo el CO2: es el principal impulsor del calentamiento actual (aproximadamente dos tercios) y explica la mayor parte del aumento del forzamiento radiativo desde 1990. Reducir rápidamente las emisiones de origen fósil es clave para estabilizar el clima.

Con los datos en la mano, el diagnóstico es claro: un repunte histórico del CO2, sumideros bajo presión y gases de efecto invernadero en máximos. Entender las causas y actuar sobre ellas —sobre todo recortando el uso de combustibles fósiles y reforzando la vigilancia atmosférica— determinará si evitamos que esta escalada se convierta en un bucle de calentamiento cada vez más difícil de frenar.

concentración de CO2 en Izaña-1
Artículo relacionado:
Récord histórico de CO2 en el Observatorio de Izaña: causas, cifras y relevancia global