La atmósfera lunar: qué es, cómo se forma y de qué está compuesta

  • La Luna posee una atmósfera extremadamente delgada, conocida como exosfera.
  • Su formación se debe principalmente a impactos de micrometeoritos y al viento solar.
  • Contiene elementos como helio, argón, sodio, potasio, y trazas de agua y radón.
  • Los estudios con muestras lunares han permitido conocer qué procesos dominan su composición.

atmósfera lunar

La Luna, nuestro satélite natural, siempre ha sido objeto de curiosidad, estudio y poesía. Pero más allá de los versos y las fotografías desde la Tierra, la ciencia sigue desentrañando sus misterios. Uno de los aspectos más particulares es su atmósfera, o mejor dicho, lo que técnicamente se conoce como exosfera lunar. A diferencia de la Tierra, la Luna carece de una atmósfera espesa y respirable, y lo que posee es una capa extremadamente tenue de gases que apenas puede considerarse como tal. Sin embargo, esta capa resulta fascinante por su origen y su interacción con el espacio. Además, la información sobre curiosidades de la Luna también ayuda a entender mejor su contexto.

En este artículo vamos a sumergirnos en el mundo de esta exosfera: cómo se forma, qué la compone, qué procesos la mantienen e incluso qué curiosidades nos han revelado las misiones espaciales. Vamos a verlo todo, con rigor científico pero también con un lenguaje accesible para que cualquiera pueda entender qué pasa realmente alrededor de la Luna.

¿Tiene atmósfera la Luna?

composición gases luna

Si entendemos por atmósfera una capa densa de gases como la terrestre, entonces la Luna carece de atmósfera en ese sentido clásico. Sin embargo, sí que existe a su alrededor una capa muy fina de átomos y moléculas, tan leves y dispersos que raramente colisionan entre sí. A esta capa se le llama exosfera y se distingue notablemente de la atmósfera terrestre, que es mucho más densa. La comparación entre ambas es interesante, como se detalla en la Luna como satélite.

Para hacernos una idea, en un centímetro cúbico de la atmósfera terrestre hay aproximadamente 100 mil millones de millones de moléculas. En la atmósfera lunar, ese número se reduce a unas 100 moléculas. Es decir, está tan vacía que prácticamente es espacio vacío, aunque técnicamente tiene una composición gaseosa detectable.

Esto se debe, en gran parte, a la baja gravedad lunar. Su velocidad de escape —la velocidad mínima que necesita una partícula para salir al espacio— es de apenas 2.400 m/s (frente a los 11.200 m/s de la Tierra). Con una gravedad tan débil, las partículas gaseosas escapan fácilmente al espacio, impidiendo que se forme una atmósfera densa y estable. La dinámica de este fenómeno puede ser relacionada con la información sobre mareas de tempestad que también afectan cuerpos celestes.

Aunque parezca que no hay nada, esta atmósfera tan tenue tiene una masa total estimada en unos 25.000 kg, más o menos como un camión de carga lleno. Además, cambia constantemente: durante el día, el calor del Sol la expande hacia la superficie, y por la noche las partículas se enfrían y vuelven a caer.

Origen de la exosfera lunar

origen atmósfera lunar

El origen de esta exosfera se ha debatido durante décadas. Sin embargo, recientes investigaciones llevadas a cabo por científicos del MIT y la Universidad de Chicago, coincidiendo con estudios previos y paralelos de entidades como la NASA, han confirmado que el principal responsable es un fenómeno conocido como vaporización por impacto. La conexión entre impactos y la atmósfera lunar es crucial para entender su evolución.

¿Qué significa esto? Básicamente, la superficie lunar está constantemente siendo bombardeada por micrometeoritos. Son tan pequeños como granos de polvo, pero cuando impactan, generan temperaturas que alcanzan entre 2000 y 6000 ºC. Estas temperaturas extremas vaporizaron átomos del suelo, que se liberan y quedan flotando alrededor de la Luna durante un tiempo.

Un segundo proceso llamado pulverización iónica o sputtering también contribuye. Este ocurre cuando partículas cargadas del viento solar, principalmente protones, chocan con la superficie lunar y arrancan átomos, que luego pasan a formar parte de la exosfera. A diferencia de los micrometeoritos, el viento solar no vaporiza tanto material pesado, por lo que su contribución es menor. Este fenómeno se relaciona con el contexto de misiones en la Luna.

Los estudios más recientes indican que aproximadamente el 70% de la exosfera lunar proviene del impacto de meteoritos, mientras que el 30% se debe al viento solar. Ambos procesos se han podido estudiar con gran detalle gracias a muestras del programa Apolo y al uso de isótopos de elementos como el potasio y el rubidio.

¿Qué compone la atmósfera lunar?

gases detectados en la Luna

Aunque la atmósfera lunar sea minúscula en comparación con la terrestre, sí se han identificado varios gases y átomos en ella. Gracias a espectrómetros terrestres, sondas espaciales y experimentos con muestras del Apolo se han detectado los siguientes componentes. La composición de estos gases puede ofrecer información valiosa sobre eventos en el cielo.

  • Helio y Argón: son los elementos más abundantes, detectados por el programa Apolo y otras misiones.
  • Sodio y Potasio: se identificaron gracias a observaciones terrestres posteriores.
  • Oxígeno, Nitrógeno, Metano, Monóxido de Carbono y Dióxido de Carbono: presentes en trazas, probablemente como resultado de impactos.
  • Isótopos radiactivos de Radón y Polonio: descubiertos por la sonda Lunar Prospector, podrían proceder del interior lunar.
  • Moléculas de agua en forma de hielo: se cree que existen en algunos cráteres polares permanentemente en sombra.

La presencia de estos compuestos indica que la Luna no está completamente muerta químicamente. De hecho, se sabe que incluso algunas moléculas de agua podrían sobrevivir en su superficie si están en zonas frías y protegidas del Sol. La investigación sobre estas moléculas de agua tiene implicaciones para entender diferentes lunas del Sistema Solar.

Influencia de las misiones espaciales

Las misiones Apolo jugaron un papel fundamental en nuestra comprensión de la atmósfera lunar. No sólo porque trajeron muestras del suelo lunar, sino porque los propios instrumentos y astronautas alteraron la atmósfera cercana al liberar gases en sus exhalaciones o durante las salidas extravehiculares (EVAs). Se estima que los módulos lunares pudieron contaminar localmente la atmósfera lunar con gases equivalentes a su masa total, aunque estos ya habrán desaparecido en su mayoría.

Además, misiones más recientes como LADEE (Lunar Atmosphere and Dust Environment Explorer) continuaron el estudio de esta exosfera. Esta sonda, lanzada en 2013, recolectó información valiosa para confirmar la importancia de los impactos y del sputtering como procesos clave. También permitió observar cambios de densidad durante fenómenos como eclipses y lluvias de meteoros, confirmando la dinámica activa de la atmósfera lunar. Esta dinámica es esencial para entender fenómenos como la lluvia de estrellas Oriónidas.

Incluso en años recientes, la NASA ha lanzado misiones como la Minotaur 5, cuya función es estudiar el polvo lunar y los gases cercanos con sistemas de láseres ópticos. Todo ello con el objetivo de seguir dibujando una imagen más clara del entorno lunar, algo esencial si algún día queremos establecer bases permanentes allí. La planificación de estas bases se enlaza con investigaciones sobre colonización de Marte.

¿Por qué es importante entender la atmósfera lunar?

Estudiar esta capa gaseosa tan débil puede parecer irrelevante, pero no lo es. Primero, porque nos ayuda a entender la historia dinámica y geológica de la Luna. Saber cómo los micrometeoritos y el viento solar han ido moldeando su superficie nos da pistas sobre la evolución de otros cuerpos sin atmósfera, como asteroides y lunas de Marte. Este análisis también es fundamental para el entendimiento de fenómenos como el origen de la Luna.

En segundo lugar, es clave para las futuras misiones humanas. Establecer una base en la Luna requerirá comprender exactamente qué elementos hay en su entorno, cómo reaccionan al paso del tiempo y cómo pueden interferir con los instrumentos. También, por supuesto, puede ayudar a proteger a los astronautas de la radiación solar y cósmica ante la falta de una atmósfera protectora.

Esta investigación contribuye al conocimiento más amplio sobre procesos de meteorización espacial en el Sistema Solar interior. Lo aprendido en la Luna puede ser aplicable a la exploración de otros destinos como la luna Fobos de Marte, o incluso a asteroides cercanos a la Tierra.

La exosfera lunar, aunque extremadamente tenue, representa un laboratorio natural para estudiar procesos fundamentales del cosmos. Lejos de lo que se pensaba en el pasado, la Luna no es solo una roca muerta. Es un cuerpo que sigue interactuando con su entorno espacial, y que todavía tiene mucho por enseñarnos si seguimos prestando atención.

halo lunar en el cielo
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