Las regiones polares, al estar cubiertas de nieve, son las más vulnerables al calentamiento global. Tanto en el Ártico como en la Antártida se están produciendo cambios importantes. En el caso específico de la Antártida, las zonas sin hielo se expandirán y terminarán uniéndose a medida que el hielo se derrite.
Según un nuevo estudio de la División Antártica Australiana (AAD), que se ha publicado en la revista Nature, para finales de siglo en el paraíso blanco podría haber alrededor de un 25% menos de hielo; es decir, que ganaría unos 17.267 kilómetros cuadrados de terreno.
Para quien quiera viajar a la Antártida en un futuro desde luego le será mucho más fácil que ahora. Pero, ¿qué consecuencias puede tener ese deshielo? Bueno, el más evidente que conocemos todos es la subida del nivel del mar. Todo ese hielo derretido tiene que ir a algún sitio, y obviamente va al océano.
Hacia el final de milenio el planeta Tierra será muy, muy diferente, ya que sus mares habrán crecido 30 metros, y para dentro de 10.000 años, cuando en la Antártida ya no quede nada de nieve, este aumento será de 60 metros tal y como explicó a la Agencia Sinc el investigador en la Carnegie Institution fos Science (Estados Unidos) Ken Caldeira.
Además de las graves consecuencias que tendrá para el resto del planeta, en la Antártida tanto las especies nativas como las invasoras se extenderán. Como siempre ocurre en la naturaleza, habrá una batalla por la supervivencia, y obviamente ganarán las que estén mejor adaptadas. Esto significa que algunas de las especies nativas podrían llegar a extinguirse.
Actualmente las zonas sin hielo, que varían entre un kilómetro cuadrado a varios miles, son zonas de cría para focas y pájaros marinos, pero también son el hogar de invertebrados, hongos y líquenes endémicos. Con el tiempo, podrían llegar a colonizar todo el continente, lo cual hace que nos preguntemos si algún día volverá a ser verde, como ya lo fue hace 50 millones de años.