Como consecuencia del calentamiento global, los océanos se están comenzando a acidificar, lo que pone en peligro la supervivencia de miles de especies marinas. Este proceso está llegando ya al Océano Ártico occidental, lo que podría afectar a los mariscos y otros animales de los cuales dependen los residentes según un estudio realizado por la NOAA y otros colaboradores, y publicado en la revista Nature Climate Change.
Esta nueva investigación muestra que entre los años 1990 y 2010, la profundidad de las aguas acidificadas aumentó de aproximadamente 99 metros por debajo de la superficie a más de 244 metros.
A medida que el mar va absorbiendo dióxido de carbono, el agua se acidifica. Al hacerlo, los animales de concha que viven en él, como los mariscos o los caracoles marinos, no pueden construir sus »escudos» como deberían; de modo que con el tiempo se debilitan. Y, al debilitarse ellos, las poblaciones humanas que residan en el Ártico van a tener problemas para encontrar alimento.
Según dijo el coautor del estudio, Wei-Jun Cai, de la Universidad de Delaware, »el Océano Ártico es el primer océano donde se observa un aumento tan rápido y en gran escala la acidificación, por lo menos dos veces más rápido que el observado en los océanos Pacífico o Atlántico».
El análisis de los datos del Océano Ártico y las simulaciones de modelos mostraron que el aumento del flujo de agua desde el Pacífico hacia el Ártico durante el invierno, impulsada por los patrones de circulación y el hielo marino en verano, es el principal responsable de la expansión de la acificación del Ártico.
En los últimos años, el deshielo marino ha permitido que más agua del Pacífico fluya hacia el Océano Ártico y se vaya acumulando, lo que hace aumentar los ya de por sí altos niveles de dióxido de carbono. Con todo, el pH del agua ártica va disminuyendo.
Puedes leer el estudio aquí (está en inglés).