Investigadores advierten: el cambio climático multiplica las muertes por olas de calor en Europa

  • El cambio climático ha triplicado los fallecimientos causados por olas de calor en importantes ciudades europeas en apenas diez días.
  • La población mayor de 65 años es la más afectada por el aumento de temperaturas extremas.
  • Organizaciones y expertos reclaman que las grandes empresas energéticas asuman responsabilidades económicas y legales.
  • Los estudios subrayan que la adaptación urbana y la reducción de emisiones son vitales para frenar el impacto mortal del calor.

ola de calor y muertes por cambio climático

Europa está experimentando unas consecuencias alarmantes como resultado de la intensificación del cambio climático. Entre el 23 de junio y el 2 de julio, un estudio liderado por instituciones científicas europeas advierte que las muertes asociadas a olas de calor se han triplicado en comparación con las cifras que se hubieran dado sin el calentamiento global.

Según estos análisis, el calor extremo ha dejado un impacto letal en 12 ciudades relevantes del continente, entre las que se encuentran Madrid, Barcelona, París, Milán y Londres. Los investigadores calculan que, en ese breve periodo, fallecieron unas 2.300 personas debido a las elevadas temperaturas, muy por encima de lo esperado en condiciones climáticas normales.

Los expertos señalan que el fenómeno viene acentuado por el uso de combustibles fósiles y la deforestación, que han incrementado entre 1 y 4 grados centígrados la temperatura de las olas de calor recientes. Este excedente térmico ha provocado unas 1.500 muertes adicionales sobre las estimaciones previas a la crisis climática.

Se advierte además que la mayoría de fallecimientos vinculados al calor no suelen notificarse oficialmente, lo que lleva a pensar que el problema podría estar todavía subestimado.

Las ciudades más golpeadas por el calor

ola de calor

Los datos recopilados muestran que durante el episodio de calor extremo, Milán sufrió 317 muertes atribuidas al cambio climático, seguida de 286 en Barcelona, 235 en París, 171 en Londres y 164 en Roma. Madrid tampoco escapó al impacto, con 108 fallecimientos asociados directamente al aumento de las temperaturas.

En ciudades como Lisboa, el efecto fue menor, posiblemente por su localización junto al océano Atlántico, que modera las subidas térmicas. Aquí, la tasa de muertes asociadas al calentamiento fue del 22%, muy por debajo del 90% registrado en Madrid o el 84% de Barcelona.

Entre los más vulnerables se sitúan las personas mayores de 65 años, un segmento que ha representado un 88% del total de fallecimientos relacionados con el calor en este periodo.

Responsabilidades y exigencias sociales

El agravamiento de las olas de calor ha generado una oleada de demandas sociales y políticas. Organizaciones ambientales como Greenpeace exigen que las principales empresas contaminantes, especialmente del sector de los combustibles fósiles, paguen por los perjuicios causados por su actividad. Reclaman la imposición de sanciones y gravámenes para compensar los crecientes costes humanos y sanitarios derivados del calor extremo.

Además, la ciudadanía española muestra un apoyo masivo a la idea de gravar a las petroleras y gasísticas según encuestas recientes, reflejando una preocupación creciente por las consecuencias del cambio climático y la percepción de que los responsables deben asumir su parte del esfuerzo económico.

En paralelo, la alianza global “Quien contamina, paga”, respaldada por equipos de emergencia, líderes políticos y organizaciones humanitarias, trabaja para que los gobiernos fuerzan a la industria a cubrir los daños derivados de su contribución al calentamiento global.

Medidas para afrontar el calor extremo

Expertos en salud pública y climatología insisten en que las ciudades europeas necesitan adaptarse urgentemente ante los nuevos escenarios de temperaturas récord. Entre las soluciones propuestas se encuentran la ampliación de zonas verdes y arbolado, la disminución de espacios ocupados por vehículos, y prestar atención prioritaria a colectivos vulnerables como ancianos y personas con enfermedades crónicas.

Las políticas de reducción de emisiones son cruciales, ya que solo una drástica disminución de gases de efecto invernadero permitirá disminuir el riesgo de futuros decesos masivos ligados al calor. La adopción de medidas decididas y cambios en los hábitos energéticos es fundamental para evitar las peores consecuencias.

Por otro lado, las administraciones públicas están considerando fórmulas para proteger a los trabajadores expuestos a ambientes hostiles durante olas de calor. Entre las iniciativas, destaca la propuesta de prohibir el trabajo al aire libre durante alertas meteorológicas extremas, garantizando tanto la salud como los derechos laborales de quienes desempeñan su labor bajo el sol.

También es necesario mejorar los sistemas de información y notificación de muertes relacionadas con el calor, para que la magnitud del problema sea reconocida y gestionada adecuadamente por las autoridades sanitarias.

La última ola de calor ha provocado consecuencias organizativas: en Italia, se han restringido los horarios de trabajo al aire libre; en Francia, han cerrado más de 2.200 centros escolares; mientras que países como Grecia, Turquía y España han lidiado con graves incendios forestales ocasionados por el calor.

Estos hechos evidencian que incrementos pequeños en las temperaturas máximas pueden multiplicar significativamente los fallecimientos, especialmente entre la población envejecida, y muchas de estas muertes no aparecen en las estadísticas oficiales. La situación exige medidas inmediatas tanto a nivel local como global para reducir el impacto del cambio climático y proteger a la ciudadanía europea frente a olas de calor cada vez más frecuentes y peligrosas.

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