Sri Lanka vuelve a ser el escenario de una trágica serie de inundaciones provocadas por intensas lluvias monzónicas que han afectado a más de 130.000 personas en diferentes partes del país. Desde hace días, las precipitaciones no han cesado, ocasionando un gran número de desplazamientos y graves daños en infraestructuras y viviendas. La situación es particularmente alarmante en distritos como Colombo, Galle y Gampaha, donde miles de personas han tenido que abandonar sus hogares para ponerse a salvo en centros de evacuación habilitados por las autoridades.
Las lluvias, que comenzaron el fin de semana, han causado inundaciones en buena parte de la isla, pero las áreas más afectadas se encuentran en el oeste, sur y algunas provincias centrales. Según el Centro de Gestión de Desastres de Sri Lanka (DMC, por sus siglas en inglés), más de 130.000 personas se encuentran afectadas por las tormentas, y al menos 16 han fallecido. Las víctimas mortales se concentran principalmente en los distritos de Kalutara, Colombo y Galle, debido a las crecidas de los ríos y los deslizamientos de tierra provocados por las lluvias torrenciales.
Consecuencias devastadoras
Las autoridades han advertido que los niveles de agua de varios ríos han superado los niveles críticos, lo que aumenta el riesgo de nuevas inundaciones. Se han emitido advertencias para los residentes de zonas bajas, especialmente cerca de los ríos Kelani y Gin, que amenazan con desbordarse. En las últimas 48 horas, los ríos han alcanzado su máximo caudal, y la situación podría empeorar si las lluvias continúan con la misma intensidad.
El Gobierno ha desplegado tropas del ejército y efectivos de la marina para ayudar en las labores de rescate y evacuación, así como para distribuir alimentos y artículos básicos entre los afectados. Se han acondicionado cerca de 10.000 albergues temporales para atender a las familias desplazadas, que en muchos casos han perdido sus casas debido a los deslizamientos de tierra o las crecidas abruptas de los ríos.
Alertas por deslizamientos y riesgos adicionales
Además de las inundaciones, el DMC ha emitido alertas de deslizamientos de tierra en varias zonas montañosas, siendo las áreas más afectadas las provincias de Sabaragamuwa, Nuwara Eliya y Kegalle. La continua saturación de los suelos debido a las intensas lluvias aumenta considerablemente el peligro de deslizamientos, que podrían ocasionar daños aún mayores en las próximas horas.
Este no es el único problema con el que están lidiando las autoridades y la población. En la capital, Colombo, se han avistado cocodrilos que han llegado a zonas urbanas arrastrados por las corrientes de agua. Las autoridades locales han pedido a la población que se mantenga alejada de los cuerpos de agua y reporten cualquier avistamiento de animales peligrosos.
Medidas y desafíos en medio del caos
El Gobierno ha aprobado el desembolso de unos 50 millones de rupias ceilandesas (equivalentes a unos 156.000 euros) para continuar con los esfuerzos de ayuda, tanto en los rescates como en la respuesta humanitaria. Las autoridades han cerrado todas las escuelas y muchos centros educativos han sido habilitados como refugios temporales. Las funciones laborales y los servicios, como el transporte público, se han visto interrumpidos en varias localidades, especialmente en las zonas más afectadas por las inundaciones.
Las lluvias monzónicas, que suelen traer beneficios agrícolas al país, han tenido un impacto devastador este año. En 2021, Sri Lanka ya padeció grandes daños causados por inundaciones similares, y los expertos aseguran que el cambio climático está incrementando la frecuencia e intensidad de estos desastres. Muchos creen que la falta de sistemas de drenaje adecuados en zonas urbanas y rurales ha exacerbado los efectos destructivos de las precipitaciones, lo que ha provocado que comunidades enteras queden aisladas por el agua.
El testimonio de los habitantes afectados en varias aldeas de Sri Lanka refleja la impotencia y desesperación que sienten. Sulochani, una residente de la aldea de Maikkulama, situada en el distrito de Puttalam, lamentaba que las inundaciones en su zona se repiten dos o tres veces al año, sin que las autoridades tomen medidas preventivas efectivas. «No tenemos comida, no tenemos agua potable, y llevamos semanas soportando el agua que inunda nuestras casas», relataba desesperada.
El impacto del cambio climático
Organizaciones y expertos internacionales coinciden en que los efectos del cambio climático han intensificado las lluvias en Sri Lanka y otros países de Asia, lo que ha hecho que las inundaciones sean cada vez más graves. Aunque los monzones son habituales en esta región durante esta época del año, la crisis climática está agravando la situación de forma dramática.
Los residentes de áreas como Chilaw, cerca de Colombo, culpan a la falta de sistemas de drenaje adecuados por la magnitud de las inundaciones. Según uno de los afectados, Chandana Costa, «las inundaciones no habrían sido tan graves si los sistemas de drenaje hubieran sido diseñados adecuadamente». Lamentablemente, muchas zonas urbanas y rurales de Sri Lanka no cuentan con infraestructuras suficientemente resistentes para soportar las fuertes precipitaciones monzónicas.
Con las lluvias previstas para continuar en los próximos días, los equipos de emergencia siguen trabajando sin descanso para mitigar los daños y evitar más pérdidas humanas. Las autoridades han solicitado a la población que se mantenga informada a través de los canales oficiales y que no tomen riesgos innecesarios intentando cruzar zonas inundadas o desplazarse a áreas afectadas por los deslizamientos de tierra.
La situación en Sri Lanka sigue siendo crítica, con más de 130.000 personas afectadas y miles de ellas desplazadas en centros de refugio. La ayuda internacional podría ser crucial en las próximas semanas si las lluvias no cesan y los daños continúan aumentando. Las autoridades y organizaciones humanitarias trabajan codo a codo para socorrer a los afectados, pero los desafíos que plantea este desastre natural son enormes y no se espera una resolución rápida de la crisis.