Huracanes mayores: evolución, pronósticos y el caso excepcional de Erick en 2025

  • El huracán Erick ejemplifica la tendencia a huracanes mayores más tempranos y de intensificación rápida
  • Se prevé una temporada 2025 con actividad superior a la media, tanto en el Atlántico como en el Pacífico
  • El cambio climático y temperaturas oceánicas elevadas, claves en la evolución de estos fenómenos

Imagen genérica de huracanes mayores

En las últimas temporadas, los huracanes mayores están mostrando una tendencia preocupante: cada vez aparecen antes en el calendario y evolucionan de forma mucho más rápida. El fenómeno de los ciclones que alcanzan la categoría 3 o superior plantea nuevos desafíos tanto para la protección civil como para la predicción meteorológica, especialmente para las poblaciones costeras de México, el Caribe y la costa sur de Estados Unidos.

El presente año no ha sido la excepción y el caso del huracán Erick ha servido como un ilustrativo ejemplo de esta nueva realidad. Erick logró intensificarse de tormenta tropical a huracán de categoría 4 en apenas doce horas, antes de tocar tierra en Oaxaca y Guerrero como huracán mayor la madrugada del jueves. Este comportamiento, catalogado como intensificación rápida, alerta a la comunidad científica y evidencia los riesgos de estos fenómenos, que pueden dejar poco margen de reacción a las autoridades locales.

El fenómeno de la intensificación rápida y la temporada actual

Huracanes mayores acercándose a la costa

La rápida intensificación de huracanes como Erick ya no es un suceso aislado. Lo que antes era poco frecuente, ahora comienza a ser más habitual durante la temporada de ciclones. El caso de Otis en 2023 —que pasó de tormenta tropical a huracán 5 en medio día— o el de Milton en 2024, ambos en México, subrayan la magnitud del cambio. Los expertos coinciden en que las temperaturas superficiales del océano más cálidas, atribuibles en buena medida al cambio climático, proporcionan la energía necesaria para que estos sistemas se fortalezcan en cuestión de horas.

Erick se formó a mediados de junio, anticipándose más de un mes al promedio habitual de formación de huracanes de esta magnitud en el Pacífico Oriental, donde lo normal sería verlos a finales de julio. El NHC (Centro Nacional de Huracanes de EE.UU.) y el Servicio Meteorológico Nacional de México han destacado el papel de aguas oceánicas anómalamente cálidas y baja cizalladura del viento en el desarrollo explosivo del ciclón.

Las previsiones oficiales apuntaron a que Erick alcanzaría la categoría de huracán mayor justo antes de su entrada a tierra. Finalmente, este escenario se cumplió, y los vientos en el momento del impacto superaron los 220 km/h, causando lluvias torrenciales, marejadas y peligro de deslizamientos en amplias zonas de Oaxaca y Guerrero.

Pronóstico para la temporada 2025: Atlántico y Pacífico en alerta

Mapa de huracanes mayores en el Atlántico y el Pacífico

Las agencias como la NOAA y la CSU anticipan una temporada muy activa para 2025, tanto en el Atlántico como en el Pacífico. Se prevé que en el Atlántico puedan registrarse hasta 19 tormentas nombradas y entre 6 y 10 huracanes. De estos, entre 3 y 5 podrían ser mayores (categoría 3 o superior en la escala Saffir-Simpson). En el Pacífico, también se estima una cifra importante, con 16 a 20 ciclones que pueden llegar a convertirse en peligrosos huracanes.

Según el último informe de la CSU, la probabilidad de que al menos un huracán mayor impacte en Estados Unidos durante la temporada supera el 50%, superando el promedio histórico. Para el Caribe, la posibilidad es aún mayor, alcanzando hasta un 56%.

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Factores clave: temperaturas oceánicas y cambio climático

Temperaturas oceánicas y huracanes mayores

Las temperaturas oceánicas elevadas y las condiciones neutrales del fenómeno El Niño-Oscilación del Sur (ENSO) están en la base de esta mayor actividad. El incremento térmico en la superficie del Atlántico y el Pacífico favorece el desarrollo y la reforzada intensificación de sistemas tropicales. Los expertos destacan que, aunque no necesariamente haya más huracanes, sí aumenta el porcentaje de aquellos que alcanzan categorías mayores.

Especialistas como Benjamín Martínez López y Christian Domínguez, de la UNAM, insisten en la importancia de monitorear la energía acumulada en los océanos: a mayor calentamiento, más capacidad de alimentarse y alcanzar niveles de potencia histórica.

Nombres y estadísticas de la temporada

Listas de nombres de huracanes mayores

Las listas de nombres para 2025 están preparadas en ambas cuencas, reutilizándose cada seis años a menos que algún nombre sea retirado. En el Atlántico, nombres como Andrea, Barry, Chantal o Dexter serán utilizados, mientras que en el Pacífico destacan Alvin, Barbara, Cosme, Dalila y Erick. La NOAA y la OMM advierten que si la temporada se vuelve excepcionalmente activa y se agotan los nombres, se recurrirá a listas adicionales.

El inicio de la temporada puede ser engañoso; algunos años comienzan con calma y luego generan numerosos huracanes mayores, como se vio en 2004, cuando la primera tormenta se formó en julio pero finalizó con varios huracanes intensos.

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Impactos recientes y coordinación internacional

Impactos de huracanes mayores en zonas costeras

La experiencia con huracanes recientes, como Otis, John, Agatha o Milton, destaca la importancia de contar con sistemas de monitoreo, cooperación internacional y protocolos de protección. Erick, aunque impactó inicialmente en México, fue vigilado constantemente por agencias de EE.UU. debido a su potencial de alterar la dinámica atmosférica regional.

Gracias a la coordinación entre instancias como el NHC, NOAA y los servicios meteorológicos mexicanos, la información fluye en tiempo real, permitiendo emitir alertas precisas y adaptar estrategias de emergencia, lo cual resulta clave para reducir riesgos y daños potenciales.

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Los estudios sobre intensificación rápida y cambio climático buscan mejorar la predicción y la capacidad de respuesta ante estos fenómenos cada vez más peligrosos y frecuentes.

Ante escenarios tan activos, las autoridades aconsejan a la población mantenerse informada y seguir las recomendaciones oficiales. La preparación y la coordinación son esenciales para reducir el impacto y proteger vidas en estas circunstancias.


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