Guyots: qué son y ejemplos de los más impresionantes de los océanos

  • Los guyots son antiguas islas volcánicas sumergidas con cimas planas por erosión marina.
  • Su estudio ha sido clave para la comprensión de la tectónica de placas y evolución oceánica.
  • Destacan ejemplos como Gran Meteor, O’Higgins y estructuras en España y el Mediterráneo.

Guyots famosos en los océanos del mundo

En lo más profundo de los océanos existe un mundo poco explorado donde, a pesar de la falta de luz y de las tremendas presiones, surgen auténticas maravillas geológicas. Una de las más fascinantes son los guyots: montes submarinos que antaño fueron islas volcánicas, hoy sumergidas y con una cima sorprendentemente plana que las distingue de cualquier otra estructura marina.

Pese a que su descubrimiento es relativamente reciente dentro de la historia de la ciencia, los guyots han despertado la curiosidad de geólogos y biólogos por igual. Estos gigantes sumergidos no sólo han jugado un papel clave en la comprensión de la tectónica de placas, sino que además sirven de refugio a ecosistemas únicos y han sido testigos mudos de la evolución del planeta durante millones de años. Hoy vamos a sumergirnos en su origen, procesos, biodiversidad asociada y, por supuesto, en los ejemplos más emblemáticos distribuidos por mares y océanos del mundo.

El hallazgo de los guyots y sus primeras investigaciones

Parece mentira, pero el descubrimiento de los guyots es una historia que mezcla exploración militar, tecnología de ecosonda y un poco de casualidad. Fue en 1945 cuando el geólogo estadounidense Harry Hammond Hess, a bordo de un buque durante la Segunda Guerra Mundial, advirtió la existencia de grandes montes submarinos con cimas inexplicablemente planas. Tras analizar los datos de ecosonda recogidos durante sus travesías, Hess propuso que se trataba de volcanes antiguos, erosionados por la acción de las olas y actualmente sumergidos por debajo del nivel del mar. A estas formaciones las denominó ‘guyots’ en homenaje a Arnold Henry Guyot, geógrafo suizo del siglo XIX y pionero en estudios geológicos.

La importancia de este descubrimiento no fue únicamente descriptiva. Los estudios de Hess y sus contemporáneos, que incluyeron la observación de patrones magnéticos alternos en el fondo oceánico, sentaron las bases para la teoría de la expansión del fondo marino. Esta teoría sería, a su vez, el pilar de la moderna tectónica de placas. El hallazgo de los guyots ayudó a demostrar que la corteza oceánica se renueva y que las placas tectónicas están en constante movimiento, algo revolucionario para la época.

¿Qué es un guyot y en qué se diferencia de otros montes submarinos?

Montes submarinos planos (guyots)

Un guyot es básicamente una montaña submarina volcánica cuya cima es plana y no puntiaguda como suele ocurrir en otros montes submarinos. Esta característica forma de mesa o tocón es la consecuencia de un largo proceso geológico. Inicialmente, el guyot fue un volcán activo que emergió sobre el nivel del mar, convirtiéndose en una isla. Durante este periodo, las olas y la erosión marina se encargaron de aplanar la cumbre, e incluso, cuando las condiciones climáticas lo permitieron, se formaron arrecifes de coral y depósitos de carbonato sobre su superficie.

Con el tiempo, al ir alejándose del punto caliente o dorsal oceánica que le dio origen y a causa del enfriamiento de la litosfera oceánica que lo sustenta, la estructura volcánica se va hundiendo gradualmente por el proceso de isostasia. Cuando la cima de la antigua isla se sumerge por completo, la erosión de olas se detiene y sólo actúan procesos más lentos, como la sedimentación marina y la intervención de organismos bentónicos.

La diferencia esencial entre un guyot y un monte submarino tradicional es, por tanto, la forma de la cima (plana versus puntiaguda) y su historia evolutiva. Además, para ser considerado guyot, su prominencia vertical debe superar generalmente los 900 metros.

Cabe destacar que, a lo largo de millones de años, los guyots pueden sufrir reactivaciones volcánicas menores, dejando cráteres recientes en sus cumbres ya aplanadas.

El proceso geológico: del volcán a la meseta sumergida

El viaje de un guyot es el resultado de un ciclo geológico complejo y fascinante, que pasa por varias fases bien diferenciadas:

  • Formación volcánica submarina: Todo comienza con una intensa actividad volcánica en el fondo del océano, generalmente sobre puntos calientes o dorsales. El magma asciende y construye un volcán monumental en el lecho marino.
  • Emergencia y erosión: Si el volcán supera el nivel del mar, se convierte en isla. Las olas y la intemperie erosionan la cima, creando una superficie lisa y, en ocasiones, arrecifes de coral si las condiciones lo permiten.
  • Subsidencia y sumersión: Al alejarse de la fuente de calor, la litosfera se enfría, aumenta de densidad y el volcán se hunde lentamente. El arrecife y la plataforma superior quedan sumergidos, sellando la característica cima plana del guyot.
  • Acumulación de sedimentos: Ya bajo el agua, los guyots reciben capas de sedimentos marinos, partículas de arcilla, microfósiles y restos biológicos, que conservan la huella de antiguas condiciones climáticas y biológicas.

Esta transición puede durar entre 8 y 10 millones de años y, en regiones donde los corales pueden crecer rápidamente, se desarrollan atolones antes de que la subsidencia supere su capacidad de crecimiento y toda la estructura quede sumergida.

Composición geológica y geoquímica de los guyots

El corazón estructural de los guyots está formado esencialmente por basaltos, una roca ígnea oscura, densa y rica en hierro y magnesio. En muchos casos, el basalto se presenta en forma de lavas almohadilladas, resultado del enfriamiento instantáneo al entrar en contacto con el agua fría del océano. Por encima de la base, se acumulan sedimentos marinos con microfósiles, carbonatos y depósitos de origen coralino, que dan testimonio de que, en algún momento, la montaña estuvo cerca o por encima de la superficie.

Los estudios geoquímicos revelan que los basaltos de los guyots están enriquecidos en elementos traza como tierras raras, níquel y algunos metales pesados. En algunos casos, la interacción entre agua caliente y roca volcánica da lugar a costras ricas en cobre, zinc, hierro y prominentes capas de cobalto-manganeso, lo que despierta el interés de la industria minera.

En ocasiones, los guyots presentan signos de reactivaciones volcánicas menores, así como alteraciones hidrotermales que modifican la composición química de sus rocas, formando minerales como la serpentina a partir de rocas ultramáficas alteradas.

Distribución y dimensiones de los guyots en los océanos del mundo

No todos los océanos cuentan con la misma densidad de guyots, ni tampoco presentan las mismas dimensiones. Actualmente se han identificado cerca de 300 guyots en el planeta, distribuidos principalmente en el Pacífico Norte (más de 115), Pacífico Sur (alrededor de 80), Atlántico Sur, océano Índico, Atlántico Norte, océano Austral y, en menor medida, el mar Mediterráneo. Curiosamente, en el océano Ártico no se han detectado guyots propiamente dichos, aunque en el estrecho de Fram (noreste de Groenlandia) existe una elevación de este tipo.

En cuanto a dimensiones, la mayoría de los guyots sobresalen entre 900 y 4000 metros sobre el lecho oceánico, y sus superficies pueden superar fácilmente los 3.000 km². Ejemplos excepcionales, como el Gran Meteor en el Atlántico Norte, pueden llegar a tener diámetros de más de 110 kilómetros y cumbres a tan sólo 150-300 metros por debajo del nivel del mar. Otros, como el guyot Lomonosov cerca de las Azores, rozan los 18 metros de profundidad en su cima, siendo auténticos colosos sumergidos.

Por norma general, los guyots aparecen en grupos, formando cadenas montañosas submarinas. Un ejemplo de libro es la cadena Hawái-Emperador en el Pacífico, que ha permitido trazar el movimiento de la placa del Pacífico sobre un punto caliente fijo durante millones de años.

Ejemplos de guyots famosos y sus características

Varios guyots han recibido especial atención por su tamaño, antigüedad o por constituir hábitats clave para la biodiversidad. Algunos de los más famosos incluyen:

  • Gran Meteor Tablemount (Atlántico Norte): Es el guyot más grande del Atlántico Norte, con una cumbre entre 150 y 300 metros bajo el mar, una superficie de más de 24.000 km³ y una base que se remonta a hace 85 millones de años. Está cubierta por gruesas capas de caliza, rocas piroclásticas y areniscas bioclásticas, y las muestras de basalto más recientes datan de hace 10 a 17 millones de años.
  • Guyot O’Higgins (Pacífico suroriental, Chile): Situado en la Dorsal de Juan Fernández, su volumen alcanza los 668 km³, se eleva 3500 metros sobre el fondo marino y su superficie ronda los 38×26 km. Se formó hace unos 8-10 millones de años y es un refugio para especies subantárticas y recursos pesqueros.
  • Lomonosov (Atlántico, Azores): Destaca por la proximidad de su cima a la superficie (apenas 18 metros), aunque menos estudiado, es fundamental para la biodiversidad regional.
  • Cadenas de guyots de Hawái-Emperador: Permiten seguir la historia del movimiento de la placa del Pacífico, observando desde volcanes activos hasta guyots totalmente sumergidos con arrecifes fósiles en sus cumbres.

También existen otros montes célebres como Banzare, Ob Bank y Lena Bank, todos ellos ejemplos representativos de la variedad y extensión de estos gigantes bajo el océano.

Biodiversidad en los guyots: oasis en las profundidades

guyots

Las cumbres planas y los flancos de los guyots crean hábitats inigualables. Estas zonas ofrecen refugio para una gran diversidad de fauna de aguas profundas. Los sedimentos acumulados sobre la cima albergan microfósiles, bivalvos y restos de antiguas colonias coralinas, mientras que las corrientes que rodean estos montes generan afloramientos de nutrientes que alimentan densas comunidades de fitoplancton.

Las especies en los guyots varían desde corales, esponjas y gorgonias hasta peces comercialmente valiosos como el orange roughy y el alfonsino. Estos ambientes suelen ser zonas de concentración pesquera debido a la abundancia de vida marina, lo que también los hace objetivos en prácticas de pesca no sostenibles.

En aguas más cálidas, las cimas pueden estar cubiertas por arrecifes de coral vivos; en zonas frías y profundas, los guyots funcionan como auténticas islas biológicas, esenciales para la conectividad de poblaciones y la dispersión larvaria entre hábitats abisales.

No obstante, el conocimiento sobre las comunidades animales que habitan estos entornos extremos es todavía limitado. Se sospecha que, además de partículas orgánicas que caen desde la superficie, el zooplancton, materiales flotantes e incluso bacterias forman parte de su dieta.

Guyots en el Mediterráneo y aguas españolas

En el mar Mediterráneo y las aguas españolas también existen ejemplos relevantes, como el Seco de los Olivos, Emile Baudot y el Banco de Galicia. Estas estructuras no sólo tienen valor científico, sino que además funcionan como refugios de biodiversidad y forman parte de las redes marinas protegidas a nivel internacional. Algunos guyots mediterráneos estuvieron emergidos durante la última glaciación, como demuestran los restos fosilizados de arrecifes y depósitos de carbonato hallados en sus cimas.

Minería marina y amenazas humanas: riesgos para los guyots

La singularidad geológica y biológica de los guyots también los convierte en objetivo de la actividad humana. Las costras de cobalto-manganeso y la presencia de otros minerales estratégicos generan un interés creciente en su explotación minera. Además, la pesca industrial y en particular el arrastre incrementan la presión sobre estos ecosistemas.

Varias organizaciones y acuerdos internacionales trabajan en la protección de los guyots más vulnerables, siendo crucial su conservación para preservar sus ecosistemas y el patrimonio geológico que representan.

Importancia científica: laboratorios naturales bajo el mar

Los guyots son, sin duda, archivos naturales de la historia de la Tierra. El estudio de su orientación, composición y distribución ha permitido reconstruir el movimiento de las placas tectónicas y verificar teorías revolucionarias como la de la expansión del fondo oceánico. Las perforaciones científicas han confirmado su origen volcánico y ayudado a comprender la formación y decadencia de islas oceánicas a lo largo de millones de años.

Además, ofrecen una ventana al pasado climático y biológico del planeta, conservando en sus sedimentos registros de épocas glaciales, erupciones volcánicas, cambios en la biodiversidad y fluctuaciones del nivel del mar.