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Si queremos frenar el cambio climático una de las mejores cosas que podemos hacer es apostar por las energías renovables. En España, el país del Sol, podríamos vivir perfectamente utilizándolas. No se contaminaría el aire, ni el agua, por lo que la calidad de vida mejoraría.
Aún así, por el momento el petróleo sigue siendo el principal protagonista de nuestro día a día. Ante esta situación, activistas de Greenpeace pintaron un Sol gigante en Barcelona, concretamente en la plaza Francesc Macià con el fin de apoyar a las energías renovables.
La acción, que se llevó a cabo durante la noche del pasado día 21 de junio del 2017, el día del solsticio de verano, ha sorprendido a todos. Una veintena de personas fueron las autoras de un gigante Sol de 50 metros de diámetro, utilizando más de 2.000 litros de pintura ecológica. Los rayos extendidos rodearon la plaza en las diferentes vías que parten de la glorieta con un único fin: reivindicar el fin del impuesto al sol. Según los activistas, el Gobierno español sigue anclado en el pasado en cuanto a temas energéticos se refiere.
Para ellos, nuestros líderes siguen »definiendo ayudas a las energías sucias como el carbón o la nuclear», y no sólo eso, sino que »en las negociaciones europeas todo su interés está en asegurar cláusulas para que España pueda incumplir impunemente los nuevos objetivos de renovables o para legitimar el impuesto al Sol en todo Europa», declaró Sara Pizzinato, responsable de la camapana de renovables de Greenpeace.
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¿Qué es el impuesto al Sol? Se trata de un impuesto por cada placa solar que se quiera tener, que castiga el autoconsumo. En las residencias será de 9 euros al año más IVA por kilovatio de potencia en cada uno de los paneles que tenga, mientras que en las industrias se pagará esta tasa más otra variable según el consumo que tengan.
La pintura fue quitada por una brigada de limpieza el 22 de junio por la mañana.