Geomorfología costera: tipos de litorales y formación de tómbolos

  • Los procesos de erosión y sedimentación dan lugar a una gran variedad de formas litorales.
  • La interacción entre el mar, ríos y las características geológicas define acantilados, playas, deltas y tómbolos.
  • Las acciones humanas pueden alterar significativamente el equilibrio y la evolución de los paisajes costeros.

Geomorfología de los litorales y tómbolos

La geomorfología costera es una rama fundamental de la geografía física que estudia cómo se forman, evolucionan y transforman los distintos paisajes en los márgenes entre tierra y mar. Si alguna vez has paseado por un acantilado, has tomado el sol en una playa o te has preguntado cómo se forman esos curiosos tómbolos que unen islas al continente, has sido testigo de los procesos tanto de erosión como de sedimentación que modelan nuestro litoral.

En España y en muchos otros lugares del mundo, las costas muestran una diversidad apabullante. Desde abruptos acantilados azotados por las olas hasta tranquilas playas de arena, cada tipo de litoral responde a la interacción entre la dinámica marina, las características geológicas y los cambios climáticos a lo largo de la historia. Comprender estos procesos es clave para proteger el medio ambiente, planificar infraestructuras y disfrutar de estos espacios de manera responsable.

Principales tipos de costas: una visión integral

Las costas pueden clasificarse según su origen, relieve y los procesos dominantes que las afectan. Identificar estos tipos nos ayuda a entender por qué ciertas áreas se erosionan rápidamente mientras otras acumulan sedimentos y forman nuevos paisajes.

  • Acantilados: Son litorales de fuerte pendiente o paredes verticales, resultado de la intensa erosión marina. El oleaje y las tormentas son los principales agentes que, poco a poco, hacen que la línea de costa retroceda, a menudo de modo muy visible en pocos años si las rocas son poco resistentes.
  • Playas: Espacios de deposición sedimentaria formados por arena, gravas o cantos rodados. Los sedimentos que conforman las playas, en su mayoría aportados por ríos, se ven constantemente movidos por el oleaje y las corrientes litorales.
  • Complejos isla barrera-lagoon: En estos lugares, una isla barrera de arena o grava se dispone paralela a la costa, protegiéndola del embate directo del mar, lo que permite la formación de una laguna con aguas tranquilas (lagoon).
  • Llanuras de marea: Son zonas prácticamente planas que quedan sumergidas durante la pleamar y expuestas al bajar la marea. Suelen ser ricas en biodiversidad y sedimentos finos.
  • Deltas: Aparecen en desembocaduras fluviales donde el río pierde velocidad y deposita grandes cantidades de sedimento, generando formas triangulares características en contacto con el mar.

La acción combinada de las olas, las mareas y las corrientes es esencial para crear, destruir y remodelar estos paisajes tan cambiantes. Estos agentes pueden producir tanto formas acumulativas, donde se depositan materiales, como formas erosivas, donde la fuerza del mar y los elementos desgastan la costa.

Modelado del litoral por erosión: acantilados y costas altas

Tipos de litorales geomorfología

En los litorales donde predominan los procesos de erosión, como en las costas acantiladas, la energía del mar y la composición de las rocas determinan la velocidad y la intensidad con que la línea de costa retrocede. Para entender mejor estos procesos, te recomendamos consultar los alertas meteorológicas y riesgos costeros.

En los acantilados, las olas impactan repetidamente contra la base, generando procesos como la disolución en rocas calizas, el haloclastismo (debido a la cristalización de sales en las grietas) y los ciclos de humectación y secado que debilitan las paredes rocosas.

Uno de los mecanismos más significativos es el golpe de las olas (acción hidráulica), que comprime el aire en fisuras y acaba provocando el desprendimiento de bloques. Este proceso, junto a la abrasión marina (el desgaste por la arena y gravas arrastradas por el mar), va creando paisajes imponentes.

  • Formación de cuevas y arcos: Cuando la erosión es especialmente intensa en zonas de menor resistencia, se abren cuevas y, si estas se unen, acaban formando arcos naturales. Si el techo del arco colapsa, pueden originar chimeneas litorales.
  • Farallones: Son islotes o promontorios rocosos cercanos a la costa, fruto de la erosión diferencial de los acantilados.
  • Plataformas y rasas: Al pie de muchos acantilados se desarrollan plataformas de abrasión, superficies rocosas lisas pulidas constantemente por el mar. Si la plataforma se eleva por movimientos tectónicos o cambios en el nivel del mar, recibe el nombre de rasa.

El avance del mar sobre los acantilados no es homogéneo. Las zonas con rocas más duras crean cabos o salientes, mientras que las zonas más blandas se convierten en calas, bahías o ensenadas, donde a menudo se acumulan sedimentos formando pequeñas playas. Para profundizar en los riesgos de desprendimientos en zonas rocosas, visita el artículo sobre desprendimientos de rocas en zonas costeras.

Otros ejemplos de paisajes erosivos relacionados con la inmersión son las rías y los fiordos, donde el mar invade valles fluviales o glaciares, dando lugar a espectaculares golfos estrechos y profundos.

Costas bajas y formas sedimentarias: la importancia de la deposición

En las costas bajas, la energía del mar disminuye y los procesos sedimentarios cobran mayor protagonismo. Aquí, la acumulación de materiales genera paisajes suaves y formas litorales únicas. Para entender estos procesos, puede ser útil consultar los impactos del cambio climático en la topografía litoral.

La playa es la forma sedimentaria más reconocible. Se origina por la llegada de sedimentos fluviales o fragmentos erosionados de la costa. Arena, gravas y restos orgánicos como conchas o corales se distribuyen según la fuerza de las olas y el perfil de la costa, dando lugar a pendientes suaves y perfiles cóncavos.

Junto a las playas, destacan las barras costeras, acumulaciones de arena que se sitúan en poco fondo, a menudo paralelas a la costa y que permiten que las olas rompan antes de llegar a la playa.

Procesos especiales: deltas, llanuras mareales y lagunas litorales

Acantilados y erosión costera

El equilibrio entre la energía del agua fluvial y la marina determina el predominio de ciertos paisajes en las desembocaduras.

  • Deltas: Se forman cuando un río aporta tantos sedimentos que el mar no logra dispersarlos, creando extensiones bajas y triangulares. Los canales fluviales se ramifican antes de llegar al mar, depositando grandes cantidades de lodo y arena. La formación de estos deltas puede estar influenciada por la importancia de las lluvias y aportes sedimentarios.
  • Estuarios: Si la energía marina es mayor, los sedimentos se dispersan y se forma un estuario, que tiene una sola desembocadura profunda y ancha.
  • Llanuras de marea: En zonas de fuerte influencia mareal, los sedimentos finos quedan atrapados y forman amplias superficies fangosas sometidas al ritmo de la marea. En estos ambientes se distinguen la zona supramareal (donde se desarrollan marismas), la intermareal (sumergida y expuesta con las mareas) y la submareal (siempre cubierta), donde aparecen barras arenosas y canales.
Rocas
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Lagunas litorales y albuferas: Estas formas se originan cuando un depósito arenoso, como una barra o una flecha litoral, aísla una bahía. Si la separación es total, se crea una laguna de agua salobre, comúnmente llamada albufera. Son espacios ideales para la sedimentación de minerales finos y el desarrollo de ecosistemas singulares.

Depósitos ligados al oleaje: flechas, cordones y tómbolos

En costas de pendiente suave, la acción del mar traslada materiales a través de lo que se conoce como corrientes de deriva. Esta dinámica da lugar a formas muy características:

  • Flecha litoral: Es una barra arenosa que emerge paralela o en ángulo a la costa, a menudo unida por uno de sus extremos. Puede crecer hasta cerrar parcialmente o totalmente una bahía, formando lagunas al abrigo del mar. Para entender mejor estos procesos, consulta también nuestro artículo sobre mareas de tempestad y su influencia en la costa.
  • Cordón litoral: Cuando la flecha cierra completamente una bahía, se habla de cordón o restinga. El espacio encerrado puede convertirse en una laguna litoral o albufera.
  • Tómbolo: Es una lengua de arena que conecta una isla rocosa con la costa, convertida en una pequeña península. Ejemplo claro es el tómbulo de Peñíscola, donde una barra de arena une un promontorio al continente.

La formación de tómbolos requiere la presencia de una isla próxima a la costa y corrientes de deriva suficientemente intensas para transportar y depositar arena hasta enlazar ambos puntos.

Erosión y modelado submarino

Tómbolo y flecha litoral

Más allá del alcance directo del oleaje, en el talud continental y en los bordes de la plataforma continental, tienen lugar procesos que originan relieves submarinos impresionantes. Para profundizar en estos fenómenos, consulta nuestro artículo sobre .

Entre ellos sobresalen los cañones submarinos, similares a los valles fluviales terrestres pero situados bajo el mar. Estas formaciones canalizan corrientes de turbidez que transportan sedimentos desde la costa hacia las llanuras abisales, donde se acumulan en forma de abanicos submarinos.

Costas de inmersión y emersión: cambios en el nivel del mar

Formas litorales sedimentarias

Otro criterio para distinguir los tipos de litoral es su origen, ligado a movimientos verticales de la corteza terrestre o a variaciones del nivel del mar. Para entender cómo estas alteraciones afectan la geomorfología, te invitamos a revisar las noticias sobre terremotos y su impacto en la costa.

  • Costas de inmersión: Surgen cuando el nivel del mar sube o la tierra se hunde, como resultado de procesos tectónicos o de deshielo glacial. Se caracterizan por líneas de costa irregulares, predominio de acantilados y la frecuente aparición de rías y fiordos, ya que el mar penetra en valles montañosos.
  • Costas de emersión: En este caso, la tierra se eleva o el mar desciende, creando zonas bajas donde domina la sedimentación. Esto da lugar a amplias playas, marismas y deltas. Para conocer más sobre estos procesos, consulta nuestro artículo sobre el peligro de las corrientes de resaca.

El norte de España es un ejemplo claro de costas de inmersión, repletas de acantilados y rías, mientras que el litoral mediterráneo muestra tramos de emersión, con predominio de playas y paisajes sedimentarios.

Estructura de una playa y dinámica sedimentaria

Deltas y llanuras mareales

Una playa no es solo un simple banco de arena. Podemos distinguir diferentes partes:

  • Anteplaya: Zona inclinada hacia el mar, donde suelen aparecer ondulaciones (ripples) relacionadas con el oleaje. Se inunda con la marea alta.
  • Berma: Pequeño montículo que separa anteplaya y transplaya.
  • Transplaya: Área horizontal y arenosa inundada solo en casos excepcionales de tormenta o marea muy alta.
  • Cordón de dunas litorales: Acumulación de arena por la acción del viento, a menudo colonizada por vegetación psamófila. Las dunas estabilizan la playa, aunque en muchas zonas han sido alteradas por actividades humanas.

En estos ambientes, la erosión costera puede controlarse gracias a la presencia de dunas y vegetación, pero también es común ver regresión de la línea de costa debida a obras humanas o pérdida de aporte sedimentario de los ríos. Para comprender mejor estos procesos, revisa nuestro artículo sobre el reto del urbanismo y la sostenibilidad en el litoral.

Factores que influyen en la evolución del litoral

El paisaje costero es dinámico y está en continuo cambio. Factores como la energía de las olas, la litología de las rocas, las tormentas, la actividad humana (puertos, dragados, urbanización) y el ascenso del nivel del mar influyen decisivamente en la morfología litoral. Para profundizar en cómo los fenómenos meteorológicos afectan la costa, consulta la sección de .

La velocidad de retroceso de un acantilado, por ejemplo, puede variar desde milímetros a metros por año dependiendo de la cohesión de las rocas y la amplitud de la plataforma de abrasión. Las áreas más protegidas tienden a estabilizarse, mientras que las expuestas a grandes temporales pueden sufrir cambios rupturantes. Para entender la influencia de las condiciones meteorológicas extremas, revisa también nuestro artículo sobre fuerte viento y alertas en costas.

Por otro lado, la intervención humana, como la construcción de espigones o diques, alteran el transporte de sedimentos y pueden desencadenar erosión en zonas adyacentes, provocando pérdida de playas y alterando el equilibrio natural. Para más detalles, consulta el artículo sobre .

Podemos decir que la geomorfología litoral es resultado de una batalla constante entre erosión y sedimentación, modelada por agentes naturales y humanos. Viajar por la costa es recorrer una historia escrita en la arena, las rocas y el mar.