Filipinas mantiene el despliegue de ayuda humanitaria tras el terremoto

  • Operativos de ayuda activos en el norte de Cebú tras el sismo de 6,9, con 68 fallecidos y 559 heridos.
  • Más de 366.000 personas afectadas y unas 77.000 desplazadas; urgen agua, comida, refugio y atención médica.
  • Las réplicas y los daños en 11 puentes dificultan el acceso a zonas remotas y ralentizan la respuesta.
  • Restablecida la energía en el 78,3 % del norte de Cebú; medidas de apoyo como moratorias y una donación de 1,5 millones de pesos.

Ayuda humanitaria en Filipinas tras el terremoto

Sobre el terreno, las prioridades son claras: agua potable, alimentos, cobijo y atención médica, según la Cruz Roja Filipina, que advierte de que los temblores secundarios están comprometiendo la seguridad y ralentizando la asistencia. El sismo ocurrió a las 21:59 (hora local) del martes, a unos 10 km de profundidad y a menos de veinte kilómetros de Bogo, lo que explica el fuerte impacto en el norte de Cebú.

Balance de víctimas y alcance del desastre

Ayuda humanitaria en Filipinas tras el terremoto

Las autoridades confirman por ahora 68 víctimas mortales y subrayan que la validación de datos continúa, por lo que las cifras podrían variar a medida que avancen las . El grupo encargado de la gestión de fallecidos y personas no localizadas —coordinado por el Departamento del Interior y Gobierno Local— mantiene activos los procedimientos de identificación y actualización de reportes.

Numerosas familias permanecen al raso o en tiendas improvisadas levantadas con lonas y plásticos en los márgenes de la carretera que une Bogo con la capital provincial, Cebú. Las autoridades sociales trabajan para habilitar un punto unificado de atención a desplazados, con el objetivo de concentrar la distribución de suministros y agilizar el registro de personas desplazadas y necesidades específicas.

Respuesta humanitaria y necesidades sobre el terreno

Ayuda humanitaria en Filipinas tras el terremoto

La Cruz Roja insiste en que lo más urgente pasa por potabilizar y distribuir agua, garantizar raciones alimentarias y refugios temporales, además de reforzar la atención sanitaria. Las constantes réplicas siguen suponiendo una amenaza, de modo que brigadas y voluntarios ajustan los protocolos para minimizar riesgos durante el reparto de ayuda.

El Gobierno ha desplegado a policía, Ejército y equipos de emergencia, mientras se instalan carpas y espacios de acogida para quienes no pueden regresar a sus hogares. Paralelamente, avanzan los trabajos para recuperar servicios esenciales: en el norte de Cebú la energía eléctrica ha sido restablecida en torno al 78,3 %, y se continúan los esfuerzos para estabilizar las telecomunicaciones.

Réplicas, daños en infraestructuras y situación del servicio

Ayuda humanitaria en Filipinas tras el terremoto

En la madrugada del viernes, alrededor de las 5:30 horas locales (21:39 GMT del jueves), una réplica de magnitud 5,3 sacudió de nuevo la región, con epicentro situado a unos 33,5 km al este de Bogo, según el Servicio Geológico de Estados Unidos. Estos eventos secundarios, como en otros terremotos, no solo provocan alarma entre la población, sino que retrasan las tareas de evaluación y asistencia por precaución.

Los daños en infraestructuras añaden complejidad al operativo: se han contabilizado al menos 11 puentes afectados, lo que dificulta el acceso a comunidades alejadas y obliga a planificar desvíos y apoyos logísticos adicionales. Los equipos de obras públicas trabajan en la reapertura de rutas y en soluciones temporales que permitan mantener el flujo de suministros básicos.

En el frente económico y social, se han anunciado moratorias en pagos de vivienda pública para damnificados y una aportación de 1,5 millones de pesos del Banco de Desarrollo de Filipinas al gobierno provincial de Cebú, destinada a reforzar la respuesta y la recuperación temprana. Estas medidas buscan aliviar la presión inmediata sobre las familias afectadas mientras avanza la ayuda.

Filipinas se ubica sobre el Anillo de Fuego del Pacífico, una franja de alta actividad sísmica y volcánica donde cada año se registran alrededor de 7.000 terremotos, la mayoría de intensidad moderada. Este contexto obliga a potenciar la prevención, la preparación comunitaria y la resiliencia de infraestructuras críticas para resistir mejor eventos de este tipo.

Con los equipos de emergencia concentrados en sostener el operativo humanitario, la población afectada encara jornadas marcadas por las réplicas y las dificultades de acceso. Aun así, el avance en la restitución de servicios, la coordinación institucional y el apoyo de organizaciones humanitarias permiten mantener el despliegue de asistencia mientras se estabiliza la situación.

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