El equinoccio es un fenómeno astronómico que despierta curiosidad año tras año, ya que marca uno de los momentos clave en el calendario terrestre. A pesar de su importancia, no siempre se conoce en qué consiste realmente o en qué se diferencia de otros eventos como el solsticio. Para muchos, la diferencia entre estos dos conceptos puede resultar confusa, por lo que vale la pena aclararlo.
En 2025, el equinoccio de primavera tendrá lugar entre el 19 y 21 de marzo, mientras que el de otoño llegará entre el 21 y 24 de septiembre. En ambos casos, la característica principal es que el día y la noche duran prácticamente lo mismo en todo el planeta, con cerca de 12 horas para cada uno de ellos. Este equilibrio ocurre porque el Sol se sitúa directamente sobre el ecuador terrestre, iluminando por igual ambos hemisferios.
¿Por qué se produce el equinoccio?
El equinoccio sucede dos veces al año y está determinado por la posición de la Tierra respecto al Sol. A diferencia de la creencia común, nuestro planeta no gira en una órbita totalmente circular, sino elíptica. Esto hace que, a lo largo de su recorrido, haya dos momentos en los que el eje de la Tierra no está inclinado ni hacia ni en contra del Sol, provocando que la luz solar incida perpendicularmente sobre el ecuador.
Durante el equinoccio, ambos hemisferios reciben la misma cantidad de energía solar, lo que favorece que la duración del día y de la noche sea casi idéntica, con mínimas variaciones según la latitud. Además, este fenómeno marca el inicio oficial de la primavera en marzo y del otoño en septiembre en el hemisferio norte, y a la inversa en el sur.
Diferencias entre equinoccio y solsticio
Mucha confusión existe entre equinoccio y solsticio, ya que ambos conceptos marcan el cambio de estación, pero representan situaciones astronómicas muy distintas. El equinoccio se caracteriza porque el eje de la Tierra está perpendicular al Sol, permitiendo que ambos hemisferios compartan la luz solar por igual. Por el contrario, el solsticio —que ocurre en junio y diciembre— es el momento en el que el eje terrestre alcanza su máxima inclinación hacia o contra el Sol. Así, en el solsticio de junio se da el día más largo y la noche más corta en el hemisferio norte (e inicio del verano), mientras que en el de diciembre ocurre justo al revés.
El equinoccio ofrece un equilibrio en la duración del día y la noche, mientras que en el solsticio esa diferencia alcanza su máximo anual.
¿Qué tradición o interés despierta el equinoccio?
Diversas culturas han otorgado un significado especial al equinoccio desde tiempos antiguos. Monumentos como los de Chichén Itzá en México, Stonehenge en Reino Unido o algunos templos en Egipto fueron erigidos en relación con el equinoccio, reflejando el interés de la humanidad por este equilibrio entre luz y oscuridad. Cada año, en distintos puntos del planeta, se celebran rituales para dar la bienvenida al cambio estacional que trae consigo el equinoccio.
Más allá del simbolismo, el equinoccio tiene consecuencias reales en la vida diaria: es el momento en el que se equilibra la duración de la luz y la oscuridad, lo cual se nota en la naturaleza y en los hábitos de las personas.