La energía geotérmica es aquella energía que puede obtenerse mediante el aprovechamiento del calor interno de la Tierra. Este calor se debe a varios factores, el propio calor remanente de la misma, el gradiente geotérmico (aumento de la temperatura con la profundidad) y el calor radiogénico (desintegración de isótopos radiogénicos), entre otros.
El uso de la energía geotérmica está muy extendido en algunos países como Islandia que supone casi el 70 % de la energía utilizada debido a su localización. En otras zonas con las mismas posibilidades, como las Azores, no está tan extendida. En otros países como Holanda su uso está reducido a la calefacción y en Madrid por ejemplo es utilizada en el sistema de climatización interno del metro. La aplicación a la agricultura, aún poco extendida, podría permitir tener invernaderos energéticamente sostenibles.
La geotermia es la energía más eficiente tanto desde un punto de vista de consumo energético como de ahorro económico. Representa un ahorro energético y económico de entre un 60 y un 80% respecto a los sistemas de climatización tradicionales como el gas o el gas-oil. También es más eficiente que otras energías renovables, como la biomasa o la solar, frente a las cuales representa ahorros superiores al 50%.
Se busca mediante la utilización de la energía geotérmica, no solo proporcionar a las plantas las mejores condiciones ambientales y de desarrollo durante toda su etapa de evolución, si no además reducir los costes energéticos al máximo y lo que es más importante, reducir al máximo la contaminación atmosférica.
Los invernaderos de uso agrícola tienen unas necesidades energéticas para las que se necesitarían alrededor de 400 toneladas de combustible de media por hectárea en los meses menos cálidos. Estas necesidades de combustibles fósiles se reducirían a 0 por el uso del calor interno y el gas natural que se produce a ciertas profundidades.
Mediante la utilización de diferentes técnicas de climatización se puede proporcionar una temperatura adecuada durante todo el año aumentando la temperatura en invierno y reduciendo lo necesario la temperatura interior en verano. Es muy frecuente la utilización en cascada del recurso geotérmico, ya que no todas las plantas requieren la misma aportación calórica. En los primeros módulos del invernadero, en contacto con el agua más caliente, se encontrarán las plantas con una necesidad más elevada. Esta utilización en cascada ahorra costes y energía.
Este tipo de energía tiene muchas ventajas: se evitaría la dependencia energética del exterior, los residuos se reducirían al mínimo y ocasionarían un menor impacto ambiental que los originados energías de combustión. Además este sistema es de gran ahorro, tanto económico como energético y supone una ausencia casi total de ruidos exteriores. También hay que tener en cuenta que es una energía renovable y no sujeta a los precios de mercado. El tamaño requerido para una planta es muy reducido respecto a otras energías y su impacto visual es mucho menor ya que no requiere construcción de represas, tala de bosques, ni construcción de tanques de almacenamiento de combustibles.
Aunque también supone algunos inconvenientes: en algunos casos la emisión de ácido sulfhídrico que en grandes cantidades no se percibe y es letal, la contaminación de aguas próximas con sustancias como arsénico, amoníaco, la contaminación térmica, el deterioro del paisaje y que no se puede transportar (como energía primaria) y su uso está reducido a ciertos lugares.
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