El calentamiento global en algunas regiones del mundo está siendo devastador. La reducción de las precipitaciones está afectando a la agricultura y ganadería, que son unas actividades básicas para que la población humana pueda disponer de alimento. Esto en la India lo saben bien, demasiado.
Los granjeros han comenzado a suicidarse. ¿Por qué? Porque »no hay lluvia», dijo la viuda de Rani, quien falleció tras haber ingerido pesticida. Y lo peor aún está por llegar: según un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) en los próximos años el país sufrirá más tragedias similares a medida que las temperaturas aumentan y las sequías se intensifican.
Todos, animales y plantas, necesitamos agua para vivir. Es el alimento básico de la vida, y cuando ésta escasea, es entonces cuando surgen los conflictos. Los animales no humanos lo resuelven de un modo similar al nuestro: si son grandes y fuertes, como por ejemplo lo son los elefantes, se adueñan de un pequeño charco y no dejan que nadie se acerque; y sin son pequeños, se las ingenian para poder beber aunque sea un poquito.
Las personas, cuando nos falta el agua, podemos optar por negociar, o entrar en guerra con aquellos que nos impiden acceder a ella. De hecho, hay quien dice que la Tercera Guerra Mundial no será por el petróleo, ni por el territorio, sino por el agua. Pero a veces los humanos podemos ser todavía más crueles.
En la India, la agricultura es una profesión de alto riesgo. Sostiene a más de la mitad de la población (1.300 millones), por lo que los granjeros han sido considerados el alma y el corazón del país. Pese a ello, su influencie económica ha disminuido en los últimos 30 años. Así, ha pasado de representar una tercera parte del producto interno bruto de India, a representar ahora nada más que el 15%, que totaliza 2.260 millones de dólares.
Son muchos los motivos por los que los granjeros optan por suicidarse: bajo rendimiento de la cosecha, devastación financiera y deuda, poco respaldo comunitario… Algunos beben pesticidas como salida a enormes deudas, ya que el gobierno en algunos casos garantiza dinero para los familiares sobrevivientes, lo cual es un incentivo perverso para el suicido.
Para el año 2050, la temperatura promedio subirá unos 3ºC, agravando aún más si cabe la situación.
Puedes leer el estudio aquí.
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